2021: ¿Más Estado y más microempresa?
Sociólogo
La encuesta de DATUM realizada del 13 al 19 de octubre de 2020, trae datos que son necesarios decodificar para tratar de entender qué piensa el peruano promedio, pero sobre todo, a qué teme en el futuro inmediato.
La particularidad de esta encuesta es que se realiza en condiciones de agotamiento y estrés de la población por una larga y prolongada emergencia sanitaria que la ha confinado en sus casas, que ha destruido el empleo, y, lo peor de todo es que aún no se percibe que el covid-19 haya sido vencido ni acá, ni en Europa ni en Estados Unidos. Es comprensible, por tanto, que esa sensación de estrés, pena, tristeza, decepción influya en sus opciones personales y políticas en el futuro inmediato, lo que se expresa en el temor que el país caiga en una grave crisis económica y que la pandemia se profundice.
Los resultados de la encuesta deja dos percepciones muy claras: la primera, la valoración que tienen respecto del rol del Estado en la economía; y la segunda, la valoración de los emprendimientos de la pequeña empresa como salida a la crisis económica.
Respecto de lo primero, la mayoría de los encuestados prefiere que el Estado maneje la salud, la educación, los fondos de pensiones, e incluso las farmacias. Es más, consideran que el Gobierno debería aplicar control de precios o participar como empresario para bajarlos, y elevar los impuestos a los productos nocivos. No están en contra las empresas, pero exigen que el Estado trabaje con la empresa privada para la solución de los problemas del país y que las supervise. Más aún, a la pregunta respecto a qué tipo de empresas permiten un mayor progreso del país, la respuesta mayoritaria fue: las empresas del Estado, por ello consideran que el próximo presidente debe crearlas.
Respecto de lo segundo, lo que resalta es la poca valoración que la población tiene de la gran empresa, pero sobre todo de la empresa extranjera. Y en el sentido contrario, resulta sorprendente la imagen de la pequeña empresa como generadora de puestos de trabajo, respetuosa de derechos laborales y que paga impuestos, conociendo que la gran mayoría de las empresas trabajan en la informalidad; no obstante, se le atribuyen valores y responsabilidades para con el país y los trabajadores en mayor proporción que a las empresas grandes y las extranjeras, a quienes le cargan todos los defectos y no perciben que tengan un rol en el desarrollo del país.
La cereza del postre: el 56% de los encuestados quiere una nueva Constitución; y solo menos de un tercio de los encuestados (27%) no quiere dicho cambio.
Así estamos: los encuestados quieren un rol más activo del Estado en la economía; confían más en la pequeña empresa (“capitalismo popular”, se diría), pero sobre todo, tienen mucho temor de que la crisis se profundice y que el covid-19 genere más daño del que ya está haciendo. Por ello, el ganador de las próximas elecciones puede ser quien decodifique mejor estos mensajes.