25 años del Equipo Peruano de Antropología Forense – EPAF
Activista de Derechos Humanos
En julio de 1997, marcamos el inicio del Equipo Peruano de Antropología Forense - EPAF, formado por cuatro arqueólogos sanmarquinos José Pablo Baraybar, Aldo Bolaños, Carmen Rosa Cardoza y Juan Carlos Tello. Si bien nuestra relación tiene una larga data, cada uno con experiencias diferentes, nos unía el interés común de la investigación arqueológica aplicada a las Ciencias Sociales, ligados al INDEA, dirigido por el Dr. Luis Guillermo Lumbreras.
Fue en julio de aquel año que partimos hacia los Balcanes convocados por José Pablo Baraybar, antropólogo forense del Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia, para formar parte de equipo multinacional.
La experiencia de trabajar en los Balcanes, países devastados por la guerra, con fosas con cientos de restos humanos y un trabajo constante en la morgue, nos brindó la oportunidad de aplicar los estándares internacionales de la antropología forense. Ver la llegada de familiares en fechas simbólicas con sus flores para depositarlas en un contenedor de “bolsa de cadáveres”, fue una imagen que me impactó la primera vez que lo ví, porque esos contenedores no tenían la refrigeración alta y el olor era fuerte.
Nosotros llegamos a trabajar el caso de Srebrenica durante algunas temporadas. Fue un caso impresionante. Recuerdo estar en la morgue de Visoko en Bosnia, cuando me tocó trabajar las “bolsas generales” de ese caso; se trataba de bolsas con pedazos de huesos, como tibias, algunas con peroné, al interior de botines; tenía que sacarlos de los botines y medias, para colocarlos en una bolsa con su respectiva etiqueta. Los botines y medias se enviaban a la evidencia y los huesos a la morgue.
Este trabajo para mí fue devastador emocionalmente, porque al interior de los zapatos o medias, a veces había sacones con partes del hueso del brazo. Al interior se encontraban fotos, cartas, dinero. Las cartas eran historia de vida con despedidas dolorosas ante la cercanía de la muerte.
El tiempo transcurrido en los Balcanes nos ayudó a reforzar nuestra necesidad de tocar nuevamente las puertas de las organizaciones de derechos humanos en el Perú, las que ya habíamos tocado en 1990 cuando José Pablo regreso de Argentina y propuso hacer un Manuel de exhumaciones. Lamentablemente, no se consiguió el apoyo.
Afortunadamente, al regreso de los Balcanes en 1997, la CNDDHH nos invitó a formar parte de la institución como Grupo Técnico de Antropología Forense. Tuvimos la oportunidad de conocer a las Asociaciones de familiares como ANFASEP, COFADER y ASFADEL.
En 2000, preparamos el Documento para la Mesa de Trabajo Preparatoria de la Comisión de la Verdad, sobre cómo se debería abordar la investigación antropológica forense para los casos peruanos.
A partir de 2001 trabajamos en convenio con la Defensoría del Pueblo – DP- para preparar los casos para la Comisión de la Verdad y Reconciliación – CVR; ubicación e inspección de fosas y toma de datos antemortem a los familiares. Aquí fue fundamental el apoyo de la DP debido a que los miembros del EPAF no hablamos quechua y debíamos recopilar datos a través de fuentes orales y escritas, entre otras.
Durante esta etapa, el EPAF dio talleres de métodos y técnicas para la entrevista antemortem a los comisionados, organizaciones de DDHH y el equipo de la CVR. También desarrolló talleres para operadores de justicia, a nivel nacional e internacional.
El EPAF con invitados internacionales del primer Taller 2001: Clyde Snow (USA), Patricia Bernardi de Argentina e Isabel Reveco de Chile. Foto: Mellisa Lund).
Los talleres del EPAF, tuvieron por metodología elaborar fosas y muñecos de tamaño natural. Foto Alain Wittmann.
Los miembros del EPAF fueron convocados a pericias oficiales por el Ministerio Publico y Poder Judicial. Asimismo, realizaron Pericias de Parte para organizaciones de DDHH y asociaciones de víctimas de familiares de personas desaparecidas.
El año 2002 dio inicio formalmente al Proyecto Memoria de los Desaparecidos. Consistía en contactar a los familiares que reportaban persona desaparecidas para tomar los datos que denominamos “antemortem”. Se trataba de una entrevista, en la que se debía tomar en cuenta a las personas y sus comunidades, respetando su lengua materna para dar la información debida, explicando en qué consistía y la finalidad.
(Reunión de información con pobladores, autoridad local y Ministerio Publico Foto: Alain Wittmann)
Las entrevistas trataban de evocar como recordaban a su ser querido para tener una aproximación de su perfil biológico y social; información que puede ser utilizada posteriormente para fines de identificación.
Entrevista AM en el caso Bernabé Baldeón y Putis respectivamente. Foto: Alain Wittmann
Las personas que han sufrido la practica inhumana de la desaparición forzada tenían una vida, una familia, sueños, un trabajo, y mucho más. A veces, sus nombres no figuran en las estadísticas oficiales. Se necesita que el Estado les devuelva la condición de ciudadanos, como una reparación simbólica para las víctimas y los familiares que les sobreviven