Aún es difícil ser andino y amazónico en el Perú en pleno Bicentenario
Antropólogo aymara
Hemos llegado a 200 años de la declaración de la independencia del Perú, sin embargo para los 55 pueblos y 48 lenguas aún cuesta admitir que “somos libres, seámoslo siempre”, no se necesita ser un experto ni genio para comprender los pretextos para invalidar o vetar a quienes proceden o tengan raíces de esas culturas y lenguas, para asumir responsabilidades por el Perú, más bien tienen opción los que se han lavado con agua del rezago colonial y adulan el poder más de 500 años.
Quienes provenimos de estos pueblos somos sistemáticamente excluidos desde los partidos políticos, que limitan la participación de los quechuas, aymaras y amazónicos, y por un anclaje y tamiz del centralismo limeño y los clanes de poder que controlan el Estado. Esos clanes de poder actúan muchas veces como si fuesen los dueños no sólo de nuestros votos, sino también de nuestros destinos - dejando de lado nuestras formas de pensar, hacer, sentir y celebrar -, ya que actúan y deciden por nosotros. Frente a tal situación en estos últimos años viene consolidándose una resistencia y lucha desde los diversos actores, aunque muchos somos atragantados por nuestras ambiciones de poder económico.
El Presidente de nuestro país es el maestro Pedro Castillo. En estos últimos días viene implementando acciones -muchas de ellas con más desaciertos que aciertos-que están siendo aprovechados para deslegitimar y desencarrilar un camino que ha despertado cierta esperanza para refundar el Perú de “todas las sangres”. Vemos a muchos medios televisivos, radiales, periodísticos de la “ciudad capital”, que lanzan discursos racistas, xenofóbicos, cargados de odios y amenazas, que detrás del “terruqueo” tiene un trasfondo oculto, que desprecia a hombres y mujeres de procedencia de los pueblos andinos amazónicos. Es cierto que algunos sedientos de poder han caído ingenuamente y andan en repartijas o rifas de puestos en Estado. Ese juego de poder puede ser y de hecho es peligroso no sólo para Perú Libre, sino para quienes optamos por el maestro Castillo y sus propuestas, porque nos podría llevar a una frustración, aunque aún no parece ser irreversible.
En lo particular me parecen muy interesantes las posturas de Cerrón y Bellido, más allá de sus limitaciones, pero el Presidente es responsable de sus designaciones o de la confianza que deposita en ellos. Esta cuestión, se ha convertido en una plataforma para desestabilizar al gobierno de Castillo, pero no hay que olvidar que existen hombres y mujeres de los pueblos quechuas, aymaras, amazónicos, afroperuanos y mestizos con experiencia y profesionalismo dispuestos a consolidar la refundación del Perú.
Hemos sido claros en anteriores columnas. Será duro y complejo, tal vez aborte, pero por es hora de seguir adelante, sin resentimientos ni odios, sino con nuestros valores y principios de relacionalidad, diálogo, interculturalidad, descolonización y emancipación, para que así este 2021 sera el año del Bicentenario y la Refundación,tarea difícil pero no imposible.