Ausencia y presencia de Marielle Franco
Doctor en Ciencias Sociales. Editor del blog Socialismo y Democracia
¿Qué paga este sudor del tiempo que se va?
¿Qué tiempo están pagando el de su vida?
¿Qué vida están sangrando por la herida?
De virar esta tierra de una vez…
(De una vez, Silvio Rodríguez)
Este 14 de marzo se cumplen 3 años desde el cobarde asesinato de Marielle Franco y Anderson Gomes en una emboscada perpetrada por dos Policías Militares que operaban como sicarios de una organización criminal de milicianos con sede en Rio das Pedras conocida como “Escritorio del crimen”. Los ahora ex PM, Ronnie Lessa y Élcio Vieira de Queiroz continúan presos a la espera del juicio que será realizado con la participación de un jurado popular.
A pesar de que existen fuertes indicios del vínculo que tiene la familia Bolsonaro con este grupo miliciano, hasta ahora la Policía Federal y la justicia no han podido recoger las pruebas necesarias y suficientes que permitan demostrar fehacientemente la asociación del Clan con dicha organización. En parte, ello es debido a un conjunto de obstáculos que se han interpuesto para que los investigadores puedan efectuar su tarea de la manera más acuciosa y pormenorizada posible, con el objetivo de conocer los motivos de los mandantes y la cadena de responsables que existen hasta que se consumó la ejecución del crimen.
Por lo mismo, sigue abierta la pregunta que se ha transformado en el lema de la campaña para obtener la verdad y la justicia en el caso de Marielle y Anderson: ¿Quién mandó a matar Marielle y por qué? Tal como nos recuerda el proverbio “la justicia tarda, pero llega” y en este caso quizás estemos cada vez más cerca de conocer la verdad sobre este atentado, a la luz de todos los elementos probatorios que se han ido acumulando a lo largo de estos tres años de pesquisas.
Solamente señalaré algunos de los principales antecedentes recabados hasta el momento. Adriano da Nóbrega, un miliciano amigo de la familia Bolsonaro fue ultimado en extrañas circunstancias al interior del Estado de Bahía, donde se había ocultado luego que la justicia determinó su captura por diversos delitos. Ex capitán del Batallón de Operaciones Especiales de la Policía Militar (BOPE), Adriano era considerado el jefe del Escritorio del crimen, además de ser un estrecho colaborador de Flávio Bolsonaro. En efecto, la esposa y la madre de Adriano trabajaron en el gabinete del entonces Diputado Estadual y participaron activamente en el esquema de desvíos de salarios de funcionaros que había montado Flávio (la conocida “rachadinha”) que hasta ahora es investigada por la Justicia de Rio de Janeiro. Otro actor clave en el funcionamiento de dicho esquema era el chofer y guardaespaldas del diputado, el también ex PM y miliciano Fabricio Queiroz, el cual se encuentra actualmente con prisión domiciliar por este y otros delitos.
Si Adriano de Nóbrega fue el mandante del crimen de Marielle Franco es una incógnita, difícil de resolver en la medida que ya no podrá comparecer ante la justicia, pues su muerte puede ser considerada ciertamente como una estrategia de “quema de archivo”. Sin embargo, otras pruebas pueden surgir hasta el día del juicio y es muy probable que ellas permitan comprobar el involucramiento del Clan Bolsonaro en el asesinato de Marielle.
En el documental Marielle realizado en 2020, el director Caio Cavechini realiza un recuento cronológico de las últimas horas de la concejala asesinada junto a su chofer Anderson. En el documental, se van intercalando aspectos de la vida de Marielle, desde la infancia y hasta el fatídico día de su homicidio. Nacida en la favela Complexo da Maré en Rio de Janeiro, Marielle, desde muy joven manifestó una fuerte sensibilidad social. Ello la llevó justamente a elegir la carrera de sociología, la cual concluyó en 2007. Luego, realizó estudios en el Programa de Postgrado en Administración de la Universidad Federal Fluminense (UFF). Su disertación de Magister se transformó ulteriormente en el libro “UPP. A redução da favela a três letras: uma análise da Política de Segurança Pública do Estado do Rio de Janeiro”, la cual se transformó al poco tempo en una referencia obligada entre quienes se dedican a la problemática del papel desempeñado por las políticas estatales en materia de seguridad pública y ciudadana.
En ese periodo comenzó a incorporarse más activamente a la actividad política, militando en el Partido Socialismo y Libertad (PSol). Posteriormente, en 2017, fue electa concejala por este partido, desde el cual desplegó una enorme energía en la defensa de los derechos de los residentes en comunidades pobres, los grupos LGBTI, las mujeres, la población negra y todos quienes experimentaron alguna violación a sus derechos por agentes del Estado o por grupos paramilitares, como las milicias y los escuadrones de la muerte. En su actividad política, Marielle fue reconocida por muchas organizaciones nacionales e internacionales (como Amnistía Internacional o Human Rights Watch) en su lucha por la defensa de los Derechos Humanos.
El 8 de marzo de 2018 (6 días antes de su muerte) con ocasión del día Internacional de la Mujer, Marielle realizó un discurso memorable en la Asamblea Legislativa del Estado de Rio en el cual señala en una de sus partes: “El golpe para quien viene de la favela es atroz, nosotras somos violadas y violentadas hace mucho tiempo y en muchos momentos. En ese período, por ejemplo, donde la intervención federal se concretiza en la intervención militar, quiero saber ¿Cómo quedan las madres y los familiares de las niñas revisadas? ¿Cómo quedan las médicas que no pueden trabajar en sus puestos de salud? ¿Cómo quedan las mujeres que no tienen acceso a la ciudad? Esas mujeres son muchas. Son mujeres negras, mujeres lésbicas, mujeres trans, mujeres campesinas, mujeres que construyen esta ciudad…
Por lo mismo Marielle representaba un obstáculo indiscutible para la expansión de estas bandas criminales en las comunidades pobres de Rio. Y no solo eso, ella también era una amenaza para la hegemonía política del Clan Bolsonaro en los sectores periféricos de la ciudad de Rio, una alternativa poderosa a los esfuerzos de esa familia para imponer su proyecto de extrema derecha entre los grupos más carentes de esos territorios, especialmente entre los adherentes al pentecostalismo. Proyecto que se vio concretizado con el triunfo del neofascismo en las elecciones de octubre de 2018.
Un cómplice miliciano de los criminales dijo en una entrevista, pocos días después del homicidio, que luego la sociedad brasileña se olvidaría de Marielle. Al contrario de la profecía de este emisario de la muerte, la figura de Marielle Franco ha ido creciendo cotidianamente, transformándose en una gran inspiración y baluarte en la defensa de los derechos de las minorías violentadas por los poderes abyectos del Estado y la necropolítica. Su presencia no solo se encuentra inmortalizada en millares de murales que surgen en diversas ciudades de Brasil y América Latina, sino que también su sonrisa seguirá iluminando eternamente todas las manifestaciones y movilizaciones que se convoquen en defensa de la vida, la justicia y la dignidad de las personas.