¿Cómo no tropezar con la misma piedra?
Teólogo y docente
A propósito de las disputas entre el gobierno de Castillo y el Congreso, que seguimos viendo día a día, no nos van quedando dudas que elegimos mal.
Asistimos a una bizantina pugna por el poder que resulta media enfermiza y para el análisis de los psicólogos sociales. Tenemos un presidente masoquista aguantando como provinciano descendiente de dominados seculares andinos, frente a una heredera de terratenientes presionando sádicamente desde el Congreso con una camarilla de viejos posesionarios despojados de la reforma agraria de Velasco y quizá herederos de una seudo independencia de hace dos centurias.
Queda claro Que nuestro Perú no va a cambiar para mejor si seguimos eligiendo mal.
Por un lado, el sistema electoral permite que vote gente que no le interesa el tema político. Gente que vive su día a día alejada voluntaria o geográficamente de la política. No supone una diferencia económica o de clase social, lo dicho se da en todas las clases.
Dicho lo anterior, se vota porque hay que votar y siendo así el voto se orienta por dos razones. Una, por influencia de amigos que te dicen que hay que votar por quienes ellos sugieren y ya está. Y la segunda, para los más despistados y más peligrosa, es el voto mediático. Escuchan la radio y la TV, que manejada por los grupos de poder económico que le venden un candidato al despistado y este se come la oferta. ¿Pregúntale después si se siente mal por su voto? Ni te lo dirá y tampoco se sentirá mal. Vota nomás porque el voto es obligatorio.
Y así estamos. El presidente Castillo tiene una aprobación del 19%. El congreso una aprobación del 15%. Asistimos al espectáculo de la capital. Menos masoquista Torres lanza dardos, algunos fieles de Cerrón petardos y el fiel Bermejo dando manotazos. A cuatro calles, en plaza Bolívar, los fieles del sistema imperante no quieren al inquilino de la casa de Pizarro por sinrazones y razones. Y hay que decirlo, Castillo les da pólvora y cañón para sus balas.
Algunos desde la izquierda dicen “nuevas elecciones”. Para mi es peligroso pedirlo. Así como estamos, la DBA tiene todo a su favor para mantenerse en el poder y con más fuerza. La izquierda de cualquier color tiene las de perder. El imaginario popular entiende que Castillo es de izquierda, aún no siéndolo, y cualquiera que se lance y lo pinten de izquierda, ya fue.
Algunos, de izquierda y derecha, ya se están pintando de “democráticos”, “verdes”, “ecologistas” o de centro, buscando alejarse del mote de izquierdista y caviar o de ser amigos de la nueva mafia. Los últimos ya marcan distancia mentirosa del fujimorismo, de Porky López o de Hernando de Soto.
Creo que el esfuerzo político de todos los sectores sociales que quieren un Perú en camino al progreso, debe apuntar a enseñar a elegir bien; a fiscalizar a quienes sean candidatos. Enseñar a la gente a no confiar en los medios de comunicación, explicándoles el por qué.
Este congreso, viendo el pobre accionar del presidente y a quienes eligió para cargos de alto nivel, le puso vallas muy altas para estos cargos. Nos toca entonces poner vallas muy altas para quienes vayan a ser congresistas. Podemos proponer: (1) No pertenecer o haber pertenecido a un partido donde haya habido denunciados o sentenciados por corrupción. (2) Historial de actividad ad honorem por la sociedad. (3) Historial familiar limpio sin juicios de alimentos o denuncias de violencia familiar. (4) No tener sentencias por delitos registrados en el poder judicial. (4) No tener familiares hasta tercer grado de consanguinidad y segundo de afinidad que hayan sido sentenciados por corrupción. (5) Titulo de estudios superiores. 6) Por último haber laborado en puestos gerenciales dentro del aparato estatal o haber ejercido un cargo de gestión por elección en una capital de región.
Queda en el tintero, a mi parecer, un cambio sustancial de la Constitución espuria elaborada por un sentenciado por graves crímenes de derechos humanos y corrupción, con el apoyo de su mentor también preso, por las mismas causas.