Opinión

Condori: un peligro para la salud pública

Por Noticias SER
Condori: un peligro para la salud públicaFoto: Congreso de la República

La presentación de la censura contra el ministro de Salud, sin firmas del fujimorismo, es el mejor ejemplo de la connivencia interesada a la que pueden llegar quienes participan en política únicamente para defender intereses subalternos.

Mientras en el caso de Perú Libre y los partidarios de Cerrón se trata de copar el Estado para satisfacer sus redes clientelistas y usufructuar los recursos públicos, para los seguidores del reo Fujimori y su familia, lo importante es tener un Estado que facilite las actividades de sus socios políticos y económicos. Todos los que no comparten sus visiones u obstaculizan sus objetivos, son considerados enemigos implacables, sean de izquierda, centro o derecha.

Si bien Condori podría encontrar su salvación en esa connivencia, lo cierto es que el principal responsable de su llegada y permanencia en el gabinete es el presidente Pedro Castillo. Como ha quedado claro tras estos meses de gobierno, lo que menos interesa a Castillo es la idoneidad profesional y ética de las personas que designa, lo que acarrea un perjuicio a todo el país.

En efecto, como lo han denunciado diversos sectores, se ha producido un descalabro generalizado en las políticas de salud, empezando por la caída de los índices de vacunación contra el covid-19, sin que el gobierno atine a proponer una alternativa para revertir esta situación. De seguir en este rumbo, millones de personas seguirán en riesgo frente a una eventual nueva ola de contagios. Y si esto ocurre con la principal política pública del sector, no cabe esperar nada del resto de acciones que le corresponde, a lo que se agrega la vergonzosa lisonja de Condori al congresista Alejandro Aguinaga, procesado en el caso de las esterilizaciones forzadas ocurridas durante el gobierno de Alberto Fujimori.

En Noticias Ser, creemos que la permanencia de Condori como ministro de Salud es insostenible. En los días que restan hasta que el Congreso se pronuncie por la aprobación de la censura, corresponderá a la ciudadanía hacer oír su voz de rechazo. Con la salud no se juega.