De la confianza a la vigilancia

La confianza obtenida por el gabinete presidido por Aníbal Torres confirma que un buen sector del Congreso ha optado por respaldar al gobierno de Pedro Castillo a cambio de cuotas de poder, prebendas en el presupuesto general de la República o posibles negocios para sus allegados, a través de contratos y licitaciones públicas.

El resultado de la votación confirma también que la oposición de ultraderecha es incapaz de asegurar los aliados que necesita para empujar al país a una crisis institucional total, ya sea a través de la vacancia, renuncia, suspensión o destitución del presidente y la vicepresidenta. Este fracaso los aleja aún más del sector de la ciudadanía que ve con preocupación y desconcierto la pobre performance gubernamental, pero no se siente llamado a movilizarse detrás de quienes buscan la caída del gobierno con “una cuota de sangre”, como pide el congresista Montoya, quien cree que la política es lo mismo que la guerra.

Por otro lado, cada vez hay más voces de intelectuales, políticos y algunos medios de comunicación que, haciendo eco del malestar ciudadano, piden la renuncia del presidente Castillo y el adelanto de elecciones generales, como si por arte de magia nuestra decadente y corrupta clase política se fuera a transformar en un núcleo de estadistas y líderes comprometidos con la democracia y la ética. No deja de ser curioso que este pedido es enarbolado por los mismos que clamaban por utilizar la “cuestión de confianza” para cerrar el parlamento durante el gobierno de PPK.

No cabe duda que nuestra política requiere de una enorme transformación para la que no bastarán las reformas totales o parciales de nuestra Constitución o de nuestro sistema político y electoral. Y es que muchos de los problemas de la política peruana no pasan por leyes y reglamentos, sino por una cultura política patrimonialista de larga data y una alta tolerancia a la corrupción. Y en ese campo no hay nada nuevo ni sorprendente en el manejo del poder de parte del gobierno y sus aliados.

En Noticias Ser creemos que ante esta nueva confianza obtenida por el gobierno, y conociendo tanto las carencias del gabinete Torres como los intereses de nuestros parlamentarios, lo que corresponde a la ciudadanía es una actitud mucho más vigilante y exigente con ambos poderes del Estado, recuperando la capacidad de movilización y protesta en todos los casos que así lo ameriten.