Opinión

El desorden de la planificación en el Perú

Por Miguel Castillo Rodríguez

Gestor público especializado en gobiernos locales

El desorden de la planificación en el PerúFoto © Luisenrrique Becerra | Noticias SER

El centro de planeamiento estratégico (CEPLAN) es el organismo que se encarga de la conducción del sistema nacional de planeamiento estratégico, siendo una de sus misiones orientar a los gobiernos regionales y locales en la elaboración de su Plan de Desarrollo Concertado (PDC).

¿Qué es un PDC? Es el documento orientador que describe la estrategia para el logro de los objetivos territoriales, sea de un distrito, provincia o región. Los planes de los gobiernos locales deben contribuir al logro de los objetivos del plan regional y todos ellos al logro de los objetivos nacionales establecidos en el Plan Estratégico de Desarrollo Nacional (PEDN).

En el Perú tenemos 1874 municipios (196 provinciales y 1679 distritales) de toda amplitud y tipo, que podemos diferencian por su dimensión territorial, número de habitantes, y por el grado de urbanización. Un gran número de ellos se encuentran en los grandes centros urbanos, como Lima metropolitana, Cajamarca, Arequipa, Huamanga, Trujillo, Piura, Cuzco, Iquitos, solo por nombrar algunos.

Al otro extremo tenemos por lo menos a 620 municipios con menos del 35% de población urbana, ubicados mayormente en la sierra, se caracterizan por estar alejados de las grandes ciudades, son de difícil acceso y tienen una población en constante disminución demográfica.

Volviendo al CEPLAN, para cumplir su misión se tendrían que elaborar 1874 PDC ¿Es coherente realizarlos?, ¿acaso cada municipio es tan diferente al otro? En ciudades conurbadas o que están en ese proceso, una calle o avenida marca el límite entre distritos, mientras que en los municipios ubicados en zonas rurales el límite puede ser una carretera, un camino o un río. Y en ambos casos nos preguntamos si sus realidades son tan diferentes que requieren planes diferenciados.

Se tiene que recordar que adicionalmente se han elaborado planes por cada ministerio del poder ejecutivo, hasta la fecha se cuentan 15 de ellos, en vivienda construcción y saneamiento, salud, trabajo y promoción del empleo, relaciones exteriores, minero energético, justicia y derechos humanos, interior, educación, economía y finanzas, cultura, comercio exterior y turismo, ambiente, producción, MINAGRI y de la presidencia del consejo de ministros. Además de los 25 planes de desarrollo concertados regionales.

Planificar no es fragmentar, la elaboración de un plan de desarrollo no se puede hacerse pensando desde un distrito y menos aún sin pensar en los municipios vecinos. Los gobiernos locales no son islas, menos enclaves. Entonces, no debe priorizarse la planificación del desorden.

Un PDC debe reflejar las aspiraciones de desarrollo de una población en un determinado territorio, vinculada socialmente e históricamente, aunque abarque varias jurisdicciones. Es inconcebible que una provincia con el mar como límite, mire su desarrollo sin vincular su puerto, que dos departamentos históricamente vinculados, social y económicamente, transiten caminos separados y valles tan productivos como los del centro del Perú, tengan múltiples gobiernos locales cada uno con una idea de desarrollo distinta.

¿Realmente planificamos? La gestión pública ha demostrado que no estamos preparados para afrontar los problemas heredados del pasado ni los retos del presente. En educación y salud, la pandemia se encargó de hacernos recordar la deficiente prestación de estos servicios y su escasa cobertura; en el aspecto económico, la mayor cantidad de recursos asignados a un presupuesto institucional, no garantiza mejor calidad y eficiencia en el gasto ni mejora en la prestación de los servicios públicos, sino, en nuestro caso, se incrementó el desorden administrativo, la menor capacidad de gasto y corrupción.

Observamos que no hay ausencia de planes, al contrario se propicia la elaboración de documentos sin sentido técnico, acentuando la fragmentación territorial, peor aun banalizando el concepto de desarrollo.

Consideramos que cada provincia debería elaborar y ejecutar un solo plan de desarrollo, donde se oriente el presupuesto público de cada distrito en resolver los problemas más álgidos de cada comunidad sin atomizar sus presupuestos, obviamente de acuerdo a la competencia de un gobierno local.

¿Qué debería contener un plan de desarrollo? ¿En cuánto tiempo debería ejecutarse? Como escribimos en un artículo anterior, es imposible que en cuatro años un gobierno local solucione todos los problemas de su comunidad, sin embargo puede iniciar la senda hacia el progreso, esperando que el gobierno que lo suceda siga el camino trazado. La acción principal que deberían desarrollar en su contenido, es la mejora y ampliación de la cobertura de los servicios básicos y la limpieza pública. Un gobierno local no puede pretender solucionarlo todo, no son suficientes sus competencias, para ello existen el gobierno regional, los ministerios y el estado en su conjunto.

A pocos meses de celebrar el Bicentenario, encontramos a muchas municipalidades débiles, con escasa gobernabilidad y al borde del abismo. Son los gobiernos locales aquellos que están más cerca la población local, y de los que más esperan los ciudadanos, por ello el estado debe propiciar su fortalecimiento, profesionalizando al servidor público y promover la gobernabilidad en los diferentes niveles de gobierno. Por lo tanto es urgente cambiar la manera de planificar el desarrollo para así lograr un buen gobierno local y regional.