El fujimorismo: mercantilización y banalización de la memoria
Antropólogo de la Universidad Nacional de San Cristóbal de Huamanga y y Educador de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos
gabo.gomeztineo@gmail.com
La memoria debe ser un instrumento para fortalecer la democracia, y la paz, más aún en nuestro país que sufrió un periodo de violencia política que dejó miles de muertos, desaparecidos, torturados, mujeres violados sexualmente, asesinados extrajudicialmente, etc.
Sin embargo en estas elecciones de segunda vuelta resulta que el partido de la derecha que siempre odió los temas de derechos humanos y memoria, se le ha dado por ser “supuestamente ser defensores”, a tal punto que las principales ciudades del país están llenas de paneles publicitarios, apelando a la memoria de la época de la violencia política; condenando los asesinatos de Sendero Luminoso, como por ejemplo la masacre de Lucanamarca, o que el diario Perú 21 publicite en sus redes sociales la masacre del distrito de Soras, conocido como el caso Cabanino. Ó sea terruquean y ahora son los adalides de la paz. Francamente esta campaña de eufemismos y doble moral no tiene límites. Es increíble que justo ahora se “conviertan” en defensores de la memoria, una memoria convenida y tuerta que solo quieren ver de manera parcial. Si se trata de hacer memoria, pues al fujimorismo le debemos hacer recordar y llenar las calles con carteles condenando la matanza de los estudiantes de La Cantuta, Barrios altos, o el descuartizamiento de Mariela Barreto, o las esterilizaciones forzadas al que la candidata Fujimori llama “plan de planificación familiar” con total descaro y negacionismo.
Solo para recordar que Lucanamarca y Soras, son dos distritos afectados por la insania terrorista de Sendero Luminoso, quienes fueron masacrados justamente por revelarse y cuestionar las acciones de Sendero Luminoso considerándolos como los enemigos de la democracia. Estas dos poblaciones fuertemente afectadas por los terroristas de Sendero Luminoso, pero también sufrieron el terrorismo del Estado, con maltratos, desapariciones, torturas y violaciones sexuales que cometían los policías y militares durante el gobierno fujimorista. Pese al terruqueo sistemático a través de su aparato de campaña del fujimorismo, hay que recordar que los pobladores de Lucanamarca en la elección de la primera vuelta votaron a favor de Perú Libre en un 66.8%, mientras que Fuerza Popular solo obtuvo un 3.5%, mientras que en Soras votaron por Perú Libre un 30.1%, y por Fuerza Popular un 13.7%.
El compromiso del fujimorismo con la memoria histórica de la violencia política en el país, es tan falso como el “Compromiso de Honor por el Perú” que firmó Keiko Fujimori en el 2016, donde dijo que respetaría los derechos humanos, lucharía contra la corrupción, fortalecería la CVR, y que el Congreso haría un trabajo responsable por el país, y ocurrió exactamente lo contrario a lo suscrito; Primero ataco, reiteradas veces, a los museos de la memoria de ANFASEP y el LUM, a través de sus congresistas y bancadas aliadas; segundo, siguió operando con sus socios corruptos, como “los hermanitos” para obstruir la justicia; tercero, sus 73 congresistas se dedicaron a obstruir y perjudicar al país. Como es de costumbre, otra vez firmó un compromisos, llamado “la proclama ciudadana” que para el fujimorismo en realidad es letra muerta, de la cual se pueden zurrar sin problema.
Esta claro que para el fujimorismo, los derechos humanos son “una cojudez” como decía el Cardenal Cipriani, y la memoria histórica igual, porque Keiko Fujimori dice claramente en su discurso que cambiara los contenidos del currículo educativo sobre la memoria y la violencia política, una clara evidencia de querer cambiar la verdadera historia, para imponer una verdad tergiversada o una post verdad.
No se puede olvidar el fascismo del fujimorismo, ellos no han cambiado en nada. Su discurso de odio, de negación de la verdad, de estigmatizar a los más pobres que reclaman justicia esta siempre presente. La corrupción, el autoritarismo es una característica en ellos.
Los plutócratas y cleptocratas del fujimorismo en su desesperación juegan a doble filo, por un lado terruquean a diestra y siniestra y por otro lado usan en paneles publicitarios supuestamente luchando contra el terrorismo. Realmente es una burla; el fin justifica los medios, y se trata de captar votos a como de lugar. Que tal incoherencia, cuando ellos son los más obstruccionistas de los derechos humanos y la justicia, obstruyendo y manipulando a los principales operadores de justicia, como los miembros del Tribunal Constitucional y los altos magistrados que cuando les conviene generan impunidad. En fin, no se le puede creer nada al fujimorismo que juega a doble cara, usa el dolor ajeno exponiéndolo sin importarle la vida de quienes siguen luchando por justicia y reparación, pero cuando se le da la gana los terruquea y seguramente cuando ya no sea necesario usarlos como herramienta de campaña volverá a darles la espalda y los negará como Judas, y luego de ello querrá cambiar el rumbo de la historia para imponer una post verdad ajena a la realidad tergiversando y banalizando la memoria de los más humildes y victimas que sufrieron los embates del terrorismo.