Opinión

El no tan extraño caso de Dr. Málaga y Mr. Hyde (I)

Por Daniel Rojas Bolívar
El no tan extraño caso de Dr. Málaga y Mr. Hyde (I)Andina

La droga no tenía acción selectiva: no era diabólica ni divina. Todo lo que había hecho era sacudir las puertas de la prisión en que se hallaba encerrada mi personalidad

Robert L. Stevenson

Estas semanas fuimos testigos y víctimas de una traición en el caso "Vacunagate". Los detalles fueron largamente expuestos y discutidos; sin embargo, en esta columna se brindarán algunas perspectivas que pueden ilustrar a la lectora y al lector sobre el contexto en investigación en salud. En esta primera parte me enfocaré en cómo la formación médica puede propiciar un perfil de médico que trata al ser humano como objeto de estudio.

Para comenzar, los discursos de bienvenida a los ingresantes a la Escuela de Medicina mencionan que serán «la élite del país» y liderarán el equipo de salud. El curso de Anatomía es uno de los más importantes del primer año, pero resulta paradójico que una de las primeras aproximaciones al ser humano sea a través de cadáveres, cuerpos que se convierten en herramientas de aprendizaje. Fisiología es el segundo curso más importante, se estudia el funcionamiento del cuerpo humano, pero tampoco se conoce a la persona, sino a esquemas, ecuaciones y gráficas de funciones matemáticas. El siguiente curso es Semiología Médica donde se reconocen las manifestaciones de la enfermedad como la palidez en la piel, la ictericia en los ojos o el dolor abdominal. Inicialmente los profesores indican que los pacientes deben ser tratados como si fueran nuestros padres, madres o hermanos. Sin embargo, en la práctica, el interés es mayor en las enfermedades que en los enfermos. Los cursos de investigación están centrados en estudios epidemiológicos basados en estadísticas y en enfermedades. Durante la carrera, los cursos de Ética, Bioética, Ciencias Sociales y varios cursos de Salud Pública están presentes, pero son considerados «cursos de relleno», es decir, cursos no prioritarios. La discusión política es escasa e incluso conservadora. Cabe anotar que una de las razones de la creación de la Universidad Peruana Cayetano Heredia fue porque un grupo de profesores de San Marcos no estaban de acuerdo con la participación política estudiantil. Las jerarquías se establecen transversalmente durante la carrera: el silencio puede ser una manifestación inicial (cuestionar a un profesor puede ser difícil); las agresiones verbales por parte de los docentes son frecuentes y los castigos físicos, como la asistencia a guardias no programadas, se presentan en el internado.

Algunas de estas reflexiones se pueden encontrar en el Diario de un interno de medicina (IEP, 2018), pero ¿qué sucede en Cayetano Heredia? Víctor Montori, autor de Por qué nos rebelamos (UPCH, 2019), menciona:

«Este lugar era nuestra sala de emergencias y esta gente, los pacientes, estaban ahí para molestarnos, interrumpirnos, y hacer nuestro día más difícil. Habíamos logrado deshumanizar las “laceraciones”, los “cuerpos extraños” y los “apéndices” hasta no poder ver a la persona detrás de la etiqueta de “analfabeta” o “indigente”. Estos seres infrahumanos no solamente eran desafortunados y pobres sino que, para nosotros, eran descuidados, irresponsables y hasta estúpidos. Como una droga potente, eficaz pero amarga, en nuestra sala de emergencia podíamos salvar una vida al mismo tiempo que la degradábamos». (Nótese la discriminación en el lenguaje)

La investigación biomédica requiere una mención aparte. Los médicos que quieran dedicarse a investigación clínica deben capacitarse en ética en investigación; sin embargo, parece que estos cursos brindan una lista de prohibiciones para evitar sanciones, en vez de una discusión sobre los derechos de los pacientes. Phillipe Amiel, en Del hombre como conejillo de indias (FCE, 2011) sostiene que actualmente la investigación biomédica desarrolla una protección al paciente centrada en los deberes del médico experimentador y no en los derechos de los pacientes. Una anécdota que recuerdo fue que un estudiante de medicina que colaboró en un centro de ensayos clínicos tuvo como tarea llevar el curso virtual de ética de investigación seis veces, para que los seis investigadores de dicho centro no tuvieran que asistir a las clases.

En resumen, la formación médica está basada en la abstracción del ser humano en sus funciones biológicas; la formación en ética, realidad nacional y salud pública está presente, pero es vista como «relleno»; la investigación está basada en estadísticas de enfermedades que no contextualizan la realidad de los pacientes, la formación es aparentemente despolitizada, aunque las jerarquías se establecen desde el ingreso a la carrera. El título de médico e investigador permite la acumulación de capital económico y poder, dado que realiza investigaciones financiadas por organizaciones nacionales e internacionales.

Por lo tanto, el investigador detenta un conocimiento valioso que convierte al ser humano en un objeto de estudio extraído de su realidad social y en su calidad de médico acumula capital económico; puede tener grandes competencias en medicina y método científico; desarrolla estudios que sean para el bien de la población en universidades de prestigio; obtiene reconocimiento por parte de la sociedad, además de relaciones con tomadores de decisiones a nivel privado y gubernamental. Y -al mismo tiempo- ser una persona acrítica respecto de la realidad nacional, que considera al ser humano como un objeto de estudio; que ejerce poder desde su posición jerárquica -mientras se declara apolítico-, y que comete faltas éticas graves, alegando buena fé.

A diferencia de El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde, donde una pócima transforma al Dr Jekyll, lleno de virtudes, en un ser grotesco, en el caso Vacunagates es la sustancia que expone en un mismo individuo los talentos y vicios de un profesional formado en una carrera que estudia cuerpos e invisibiliza seres humanos y que tiene poder para tomar decisiones sobre la vida y salud de personas. Por lo tanto, no se trata de un caso extraño, como inicialmente se quiso argumentar y que rápidamente fue desmentido con la lista de docentes e investigadores involucrados, sino de un sistema de relaciones y jerarquías que apenas se está visibilizando.

Correo: daniel.rojasbolivar@gmail.com