Opinión

El plan demolición: ¿Y ahora qué sigue?

Por Julio Failoc

Economista

El plan demolición: ¿Y ahora qué sigue?Foto ©Diario Expreso

Héctor Béjar fue la primera víctima del terruqueo ministerial de la derecha más bruta y achorada, y nadie dijo nada, ni siquiera Vladimir Cerrón, dueño de la franquicia de Perú Libre. Cambiaron la cabeza de Béjar para mantener a Guido Bellido al frente del gabinete, pensando que todo terminaba allí, pero se equivocaron porque lo que quiere la derecha no es vacar a Pedro Castillo, sino demolerlo, de a pocos, para demostrar que es incapaz de gobernar el país.

La derecha y las élites de poder no se resignan ni se resignarán por haber perdido el control del poder y seguirán petardeando al gobierno de Castillo para someterlo y ponerlo a su servicio. Su reacción no debe sorprendernos porque así lo hicieron saboteando el gobierno de José Luis Bustamante y Rivero, de Fernando Belaunde Terry, en su primer gobierno, del General Juan Velasco Alvarado, y ahora del presidente Pedro Castillo.

La campaña demolición en complicidad con la mayoría de medios de comunicación, radial, escrita y televisiva, arrancó recién iniciada la segunda vuelta, continuó con la designación del Gabinete Bellido y no cesará hasta traerse abajo uno a uno de los ministros, incluido el presidente del Consejo de Ministros. Ya lo anunció la derecha y en lo personal no me cabe duda que así será.

Una muestra de lo señalado es que la derecha -en un intento fallido- hace algunos días exigió al presidente la renovación de seis de sus ministros –incluido Bellido- antes que se presenten en el congreso a solicitar la cuestión de confianza, lo cual hubiera sido un mal precedente para la democracia por la interferencia del Congreso en las prerrogativas que tiene el Presidente de la República para designar libremente a su consejo de ministros.

La derecha no ha ganado las elecciones, pero hay que reconocer que han sembrado la duda de que Castillo en complicidad de Cerrón convertirán el Perú en Venezuela, razón por la cual un sector importante de la población se mantiene movilizada exigiendo la vacancia de Pedro Castillo. El país está dividido por esta campaña de miedo y la demolición en marcha no cesa ni va a cesar hasta que caiga por inercia el profesor Pedro Castillo.

Reiteramos, el plan del Congreso no es vacar al Presidente, no porque no quieran, sino porque no quieren irse a sus casas, y además no cuenta con los suficientes congresistas que quieran inmolarse y renunciar al buen sueldo de los cinco años, sin posibilidades de reelegirse si hay nuevas elecciones. El plan de la derecha y el Congreso de la República es demoler a Castillo y a toda la izquierda para demostrar que son incapaces de gobernar y no vuelvan a ser elegidos nunca más.

Sin embargo, los poderes fácticos y la derecha nunca le han ganado a nadie, y cada vez que interfieren en un proceso electoral, el candidato que apoyan, termina perdiendo, sin embargo, son efectivos moviendo los hilos del poder, sembrando miedo, capturando presidentes y hasta mayorías congresales. Desde allí operan, maquinan y conspiran, pero en la mayoría de los casos son torpes porque se exceden en el alineamiento que terminan pareciéndose más a un cargamontón generando efectos contrarios a lo que ellos buscan. Su reciente derrota contra Castillo es un ejemplo de lo que estamos hablando, pero tienen un historial de derrotas que se pueden contar: tres veces con Keiko, una vez con Humala, Toledo y hasta cuando apoyaron a Vargas Llosa cuando se enfrentó con Fujimori en el 90, esto sin contar a Susana Villarán y Alfonso Barrantes que llegaron a la alcaldía de Lima gracias a la anticampaña de la derecha.

Una muestra de que la intensa campaña de demolición de los poderes fácticos contra el presidente Castillo no está funcionando como quisieran muchos son los resultados de todas las encuestadoras. El nivel de aprobación de la gestión de Castillo -que oscila entre el 38 y el 40%- está por encima del 35% de los electores hábiles con la que fue elegido el presidente. Los números no mienten y la ilusión óptica con la que se analiza el desgaste de la gestión de Castillo está muy lejos de lo que desean los opositores al gobierno.

Cuidado que, para mentir y comer pescado, hay que tener mucho cuidado.