El verdadero reto de Pedro Castillo

Sin duda resulta muy significativo llegar al Bicentenario de nuestra independencia con el primer Presidente de la República de raigambre popular y campesina. Como sabemos, ello ha significado vencer las resistencias y malas artes de una élite política, económica y social acostumbrada a hacer y deshacer a su antojo. Al mismo tiempo es necesario reconocer que el respaldo ciudadano a Pedro Castillo apenas ha sido suficiente para superar a Keiko Fujimori y no evitará que empiece su mandato con una sociedad muy polarizada.

Si Pedro Castillo y sus simpatizantes creen que las elecciones han sido el principal problema que han debido enfrentar están muy equivocados. En el Perú las victorias electorales son el inicio del declive político y, como lo muestra la situación de nuestros últimos presidentes, una ruta casi segura a los procesos judiciales y la cárcel.

Ya hemos señalado en anteriores oportunidades que no vivimos únicamente una crisis política, sino que a nivel económico y sanitario atravesamos una coyuntura crítica como no ha habido otra. Si en circunstancias normales el Perú es un país extremadamente difícil de gobernar, ahora lo es más. Y las dificultades se multiplicarán cuando lo vivido durante el último año y medio se traduzca en una mayor precariedad económica e incertidumbre.

Es por ello que Pedro Castillo y quienes lo acompañan tienen ante sí uno de los mayores retos de nuestra historia republicana. No se trata únicamente de vencer al fujimorismo y sus aliados sino también de demostrar que es posible imaginar un futuro distinto al que nos han ofrecido los políticos de siempre.

¿Estará Pedro Castillo a la altura del reto de gobernar un país aparentemente ingobernable? En Noticias Ser creemos que al no ser parte de quienes tradicionalmente han usufructuado del poder y por ser como cualquiera de los millones de peruanos y peruanas que vemos pasar los gobiernos sin que nada cambie, Castillo tiene la sensibilidad para ello. Por el bien del Perú, esperamos que esa sensibilidad se traduzca en capacidad para tomar las urgentes decisiones que el país requiere, lo que necesariamente pasa por convocar un equipo de gobierno conformado por mujeres y varones en condiciones de paridad y con suficientes credenciales democráticas, políticas y técnicas.