Elecciones internas: transparencia sin competencia ni electores
Psicólogo
Las Elecciones Internas Partidarias-EIP realizadas el pasado domingo, han permitido transparentar la verdadera situación de los llamados partidos políticos de nuestro país. La intuición generalizada de que estábamos frente a los imponentes palacios romanos de Hollywood, ha tenido su comprobación fáctica, gracias a las leyes aprobadas en el último bienio, que recogieron una demanda ciudadana. Elecciones limpias, pese a su complejidad, pues hubo 38 tipos de cédulas distribuidas en 377 locales y 2800 mesas, que la ONPE organizó, contra el reloj.
Si bien algo se ha ganado en transparencia, no ha sido lo mismo en cuanto a la competencia que debe acompañarla, por lo que, apenas se ha dado medio paso adelante en la reforma de nuestro sistema de partidos, tan criticado, pero a la vez necesario para que dejemos de ser una republiqueta que cambia presidentes como camisas.
Este medio paso evita que las candidaturas sean producto de caballazos, sorpresas, arreglos bajo la mesa o compraventas de puestos, como el gran público sospecha, y para que los políticos recuperen en algo el respeto ciudadano. En otras palabras, las Elecciones Internas Partidarias-EIP no han renovado nuestra forma de hacer política, aunque sí hayan cambiado las caras de la mayoría de actores.
En las EIP se han elegido a los candidatos presidenciales, al Congreso y al Parlamento Andino en el Partido Aprista, Acción Popular, Morado, Somos Perú, Nacionalista, Frente Amplio y Juntos por el Perú, aunque sólo en los tres primeros hubo competencia. Además, en el caso del PPC confirmaron su fórmula presidencial y en el de Democracia Directa ratificaron a sus únicas listas congresales. En las restantes 15 agrupaciones se eligieron delegados que el domingo 6 cumplirán con la formalidad de ratificar a sus candidatos.
Los candidatos y candidatas serán inscritos hasta el 22 de diciembre ante los Jurados Electorales Especiales que, esta vez, exigirán que las listas congresales estén integradas por mujeres y hombres por igual, casi la única innovación de todas las que propuso la Comisión Tuesta.
Según el Registro de Organizaciones Políticas del JNE, cinco organizaciones políticas tienen, sumados, más de un millón de afiliados: Partido Popular Cristiano, Alianza para el Progreso, Partido Nacionalista, Acción Popular y Partido Aprista Peruano. Luego vienen el partido Somos Perú con 150 mil, Unión por el Perú con 67,297, FREPAP con 43 mil; Restauración Nacional con 27 mil y Perú Libre con 25,300 inscritos. Las 14 restantes agrupaciones tienen menos afiliados de lo que manda La ley 30995, aprobada en agosto de 2019, que exige que los partidos para inscribirse legalmente y poder presentar candidatos a autoridades, deben tener inscritos al menos al 0.1 % del padrón de ciudadanos, esto es 25 mil.
El Perú es un país que tiene un precario sistema de partidos, que debieran ser responsables de estudiar y proponer políticas de Estado para solucionar los problemas de la nación y de educar a sus cuadros para que sean capaces de gobernar. Sólo poco más de millón y medio, de los 25 millones de ciudadanos, está inscrito en un partido. Pero, como ha quedado demostrado, esa inscripción parece ser puramente formal, puesto que la inmensa mayoría no tiene ningún compromiso con él y ni siquiera ha acudido a sus elecciones internas. Lo que plantea la pregunta sobre en quiénes ha recaído y recae la ejecución de las campañas electorales y revela en lo que se han convertido, es decir, en pura publicidad y escaso debate programático sobre las soluciones de los problemas del país.
Tomando en cuenta lo anterior, resulta una tragedia la escasísima asistencia que han tenido las EIP: menos del 1 % de los 224 mil afiliados al Partido Nacionalista acudieron; 2,400 de los 257 mil afiliados del PPC; 3 mil de los 150 mil que figuran en el papel en Somos Perú; 14 mil de los 210 mil militantes del Partido Aprista; y sólo 30 mil de los más de 220 mil inscritos en Acción Popular.
En las agrupaciones más chicas fueron a votar el 25 % de los inscritos del Partido Morado, el 20 % en el FREPAP, el 9 % de Juntos por el Perú y el 5.5 % del Frente Amplio y un 2 % en UPP. El principal preocupado debe ser el que marcha primero en las encuestas, pues sólo 547 de la agrupación que lo respalda fueron a votar, es decir, el 2 % de sus inscritos.
No faltará el crítico que señale que estos grupos políticos se parecen a esas empresas constituidas con cien mil soles de capital, sin experiencia en proyectos, que han ganado concursos para ejecutar proyectos de centenares o miles de millones de soles. ¿Cómo aspiran a gobernar, es decir, manejar el presupuesto nacional y los organismos del Estado, si no tienen los 12 mil cuadros capaces de gerenciarlos?
¿La diminuta asistencia a las EIP tendrá algún efecto práctico para reducir la oferta de candidatos presidenciales que ha terminado confundiendo al ciudadano común y corriente? ¿Puede ser aplicable la segunda disposición complementaria transitoria de la Ley Nº 30998? La norma está plenamente vigente y no fue derogada por la Ley Nº 31038 que norma las elecciones internas y así debieran interpretarla los jueces electorales que tendrán a su cargo la admisión de las candidaturas.
¿Cuál es el remedio para esta aparente enfermedad terminal de nuestro sistema político? Que los decentes, educados y capaces se decidan a participar en política, en los grupos ya existentes o formando nuevos. Lo vengo escribiendo desde hace diez años en esta pequeña columna.