Opinión

“Ellos ocasionaron las muertes”

Por Pablo Najarro Carnero

Teólogo y docente

“Ellos ocasionaron las muertes”Foto: La República

“Ellos ocasionaron las muertes”. Al escuchar al “embajador del Perú” ante la OEA, Gustavo Adrianzén Olaya, en la reunión de la CIDH, me recorrió un escalofrío mortal en todo mi ser. Lo dijo en la cara de los deudos de las víctimas de Juliaca y Huamanga que se presentaban a dar testimonio. ¡Increíble! Y es un abogado especializado en Derechos Humanos. (¿Qué universidad le dio el titulo?). El honor de Torre Tagle, ya ensuciado por la renunciante Cecilia Gervasi, nuevamente cayó por los suelos.

Sus palabras me recordaron, hoy, treinta años después, a Martha Chávez, cuando dijo que “los estudiantes y el docente de La Cantuta se auto secuestraron”.

Con lo anterior, más las destempladas voces de los partidos afines al fujimorismo que pueblan el Congreso, se puede constatar la perdida de la moral y la subsiguiente perdida de la justicia en el alma peruana. Dicho por personas con formación en derechos humanos, pone de manifiesto que hemos tocado fondo como sociedad y como cultura. Ni que decir del nivel de la política. Cada parlamentario, excluyendo a unos pocos, expresan en cada afirmación y con su “prontuario policial” (decir CV sería una exageración), una descarada forma delincuencial de vida política.

Los hechos de Juliaca (Puno) y Huamanga (Ayacucho) muestran la misma lógica que usó Fujimori para combatir a Sendero Luminoso: fuego contra fuego. Violencia contra violencia. Quien se encargó de eso fue el grupo paramilitar creado por el mismo Fujimori: Colina, bajo la dirección del mayor EP Santiago Riva, a órdenes del ex capitán EP Montesinos. El mismo grupo que fue declarado inocente días atrás de haber dado muerte al líder sindical cusqueño Pedro Huillca Tecse.

Estamos ante un gobierno que sigue el protocolo de respuesta ante la insurgencia social del periodo dictatorial de Fujimori. Copia y calco. Y lo mismo para la cuestión política.

En el periodo de la dictadura, también Fujimori logro copar, primero comprando políticos y luego a la fuerza, a todas las instituciones. Hoy, de la mano del congreso, están detrás del Poder Judicial – a la Fiscalía ya la tienen –, del Jurado Nacional de Elecciones y la ONPE – que dieron por vencedor a Castillo y Boluarte – y de la JNJ. En La defensoría del Pueblo ya tienen como testaferro a la gente de Perú Libre en la persona de Gutiérrez. El TC hace tiempo fue copado.

Las invocaciones de organismos supranacionales terminan en los oídos sordos de la cleptocracia que hoy controla al Perú. Todos los organismos capturados hoy por el fujimorismo con la complicidad de Boluarte, darán el respaldo a Adrianzén. Sumemos a la prensa socia.

No hay duda ya, que el actual poder político es copia y calco del fujimorismo. Es una cleptocracia. La lista de acciones de todos los organismos capturados en cuanto a sus decisiones y acciones, apuntan a capturar todo el poder político y así, el poder económico que es el fin último de todo este accionar.

Vale recordar, para fundamentar lo dicho líneas arriba, la desesperación de las empresas amigas de este poder corrupto, por el manejo de los cuatro lotes de petróleo, sin asociarse a empresas privadas. El petróleo y la gasolina son un negocio redondo que, de seguir la decisión – y me da miedo que el MINEM en acción política haga retroceder a Petroperú – muchos grifos que hoy abundan en las carreteras y ciudades del Perú, cerrarían.

Estamos ante una cleptocracia con todas sus letras. Que quieran vender “perro muerto” a las empresas extranjeras no creo que les resulte. Que el socio de Norte América subsidie empresas de su tierra para apoyar a esta cleptocracia será indudable. Se entiende la desesperación mendicante de Boluarte y el congreso por los aportes económicos del gran hermano.

Tiempo de pelear por un cambio de gobierno y una pequeña parte de la constitución en dictadura.