Opinión

Encuestas, la opinión pública no se macera sola

Por Carlos Reyna

Sociólogo

Encuestas, la opinión pública no se macera solaONPE

Hoy han aparecido las últimas encuestas legalmente publicables antes del 11 de abril. Como son otra foto del momento, los análisis sobre ellas tenderán a centrarse sobre el corto o incluso muy corto plazo. Sin embargo, lo que aparezca en dichos sondeos también resulta de procesos de formación de opinión pública de más largo plazo, de mucho antes de las campañas inclusive.

Los grandes medios como fábricas de opinión

Son varios esos factores de larga maduración. Uno es el papel que juegan los grandes medios de comunicación. Los líderes políticos lo saben y algunos deciden buscar socios entre ellos. En críptica alusión a eso, Alan García alguna vez dijo “quizás no pueda decidir quién será Presidente, pero sí quien no”.

El papel de esos medios se vio ayer sábado. Primero, en la portada de Perú 21, del grupo El Comercio, con una versión falsa sobre lo expresado por Verónika Mendoza en una conferencia con la Asociación de Prensa Extranjera. Esa versión vendía la idea del supuesto chavismo de la candidata. El propio presidente de la Asociación tuvo que referirse a su falsedad. Pero ya había circulado por las redes.

Y segundo, en RPP, en las entrevistas a la misma Verónika Mendoza y luego a Rafael López Aliaga. El preguntante, Fernando Carvallo, no entrevistó a Verónika. La enfrentó denodadamente, incluso con gestos alterados, al punto que la mascarilla se le cayó varias veces. Se refería a la serie de amenazas que él quería ver en la candidata. Ella, 25 años menor, respondió serena y educadamente, casi calmándolo.

Al turno de López Aliaga, este llegó visiblemente nervioso, como en el reciente debate donde quedó tan mal. A este personaje, conocido por sus difamaciones y mentiras grotescas, por sus agresiones verbales a periodistas mujeres, entre ellas a una compañera de trabajo de Carvallo, este lo trató con suavidad cortesana. El candidato terminó con carcajadas, remozado por tan sumiso entrevistador.

Pero esto viene de antes, los grandes medios han venido siendo un espacio siempre adverso a los candidatos de izquierda. En cambio, han sido aliados y voceros de la derecha y la elite económica. Recuérdese la manera como RPP ayudó a construir a Kuczynski como presidenciable, cediéndole un espacio semanal durante cinco años antes de las elecciones de 2016.

Claro que este rol de los grandes medios no asegura un triunfo para sus favoritos, pero sirve para promover a sus líderes y excluir o mentir sistemáticamente sobre los competidores de la otra acera. También para despedir a los periodistas de criterios diferentes, críticos y celosos de su independencia. Así es como los mejores han terminado trabajando solo en medios alternativos y digitales, que son un importante contrapeso, pero con mucho menor alcance.

Esto funciona todo el tiempo, difundiendo y reforzando prejuicios hostiles contra las corrientes de cambio. De manera que cuando se llega a un proceso electoral, esas corrientes encuentran un clima ideológico contrario y temeroso, en el que ingresan portando los conocidos estigmas del proterrorismo o el prochavismo. .

Así es como esos medios terminan siendo un importante factor condicionante, aunque no determinante, de un proceso electoral. Quienes los controlan no van a votar solamente el 11 de abril. Ya han venido siendo electores a lo largo de los cinco años previos.

Los sesgos poco inocentes de la mayoría de encuestadoras

Otro actor importante en eso de ir construyendo durante años el clima de opinión favorable para dejar las cosas como están, son la mayoría de las encuestadoras. A mi juicio, la única que podría ser confiable de manera constante es la del Instituto de Estudios Peruanos. El resto tienen desempeños desiguales pero suelen cuidar mejor los sondeos que están publicando ya cerca de la fecha misma de votación, como es ahora.

Donde más notorios son los sesgos de esas encuestadoras es en sus encuestas de épocas no muy cercanas a las jornadas electorales. En ellas una práctica frecuente es excluir de sus preguntas a los temas más concretos y acuciantes para la gente. En el mejor de los casos, los desaparecen detrás de fraseos vagos.

En este primer trimestre del año no les he visto reportar opiniones de la gente sobre los precios de las clínicas, de las medicinas o del oxígeno. Menos aún sobre si están de acuerdo o no con alguna forma de control de precios. Apenas se reporta la preocupación de la gente sobre vagas “condiciones generales de salud”.

También es frecuente su práctica de hacer preguntas sesgadas respecto a temas económicos que son polémicos. En este trimestre he visto reportes de opinión sobre el tema pensionario y las AFP. No entraré en detalles pero es fácil ver preguntas sesgadas para inducir respuestas a favor de dejar las cosas como están.

Esto me hizo recordar aquella conocida pregunta que una encuestadora hizo respecto al indulto de Fujimori. La pregunta fue ¿Ud está a favor o en contra del indulto humanitario de Alberto Fujimori? Con ese sesgo era obvio que se construía una mayoría ficticia a favor. Bueno, en su libro K.O. PPK, el periodista Marco Sifuentes cuenta que este dato fue el que persuadió a PPK para el indulto. Después las marchas opinaron en contra y lo dejaron listo para ser vacado.

Otro sesgo importante sale de las preguntas sobre las que la gente no tiene conocimientos para opinar. Como en los medios se machaca que tal cosa es buena, opinan a favor. Asi, en las preguntas sobre el Tratado de Libre Comercio con los EEUU en 2006, había mayoría a favor incluso en los estratos D y E. Y ese fue uno de los argumentos más usados por el gobierno de Toledo en los medios y en el Congreso.

En marzo reciente, hay una pregunta sobre el acuerdo o no “de que se permita a los laboratorios privados sumarse al Gobierno para que importen, comercialicen y apliquen las vacunas contra el covid”. Sin la información adecuada, el sesgo también es obvio. Por ello, la respuesta fue del 67 % a favor. Pero luego, en la pregunta de si estarían dispuestos a pagar por la vacuna, el 58% respondió que no. Con ello se demuestra que la mayoría anterior era ficticia.

¿Fascismo peor que el populismo?

Una consecuencia de hasta dónde pueden llevar estas maneras de ir fijando temas en la percepción pública, aparece en otra pregunta hecha en marzo: ¿Cuál régimen político sería el peor para el Perú ahora? El 35 % opina que el chavismo, el 12 % que el populismo, y solo el 5 % que el fascismo. Incluso los ultraliberales son más rechazados que el fascismo. Con razón, pues, tan avezado este Rafael.

Grandes medios, y una mayoría de encuestadoras, se dan la mano en esta manera de ir manufacturando o sesgando climas de opinión desde antes de las campañas electorales. Así, lo que se encuentra al inicio de estas ya tiene una cierta inercia que favorece a las fuerzas conservadoras.

¿Es remontable la inercia conservadora?

Esa inercia no es de ninguna manera irreversible. Pero los que más frecuentemente la han remontado no son candidatos de partidos contestatarios, organizados y programáticos, sino los outsiders que escaparon a los radares de los aparatos mediáticos y luego derivaron al caudillismo y la corrupción desaforada.

Por esta razón, si Verónika Mendoza, que encabeza ahora la principal de esas corrientes que son orgánicas y alternativas de cambio, lograra pasar a la segunda vuelta, esta sería una notable proeza por toda la adversidad circundante. Y aún si no pasara, no cabe duda que, de todos los candidatos, es quien mejor ha consolidado su figura y liderazgo para lo que venga a futuro.

La moraleja para las corrientes democráticas alternativas y de cambio no es desistir. Es que sus campañas, sus programas, sus equipos, su organización y su comunicación, batallen todo el tiempo por ganar a la opinión popular. No deben esperar al comienzo de la campaña propiamente electoral. La estrategia es todo lo que haces antes de la batalla, no recién cuando tienes a los adversarios formados frente a ti.