Entre "el mal menor" y el "roba, pero hace obras"
Polítólogo
A tres días de las elecciones regionales y municipales, el cierre de las campañas en Ayacucho, deja mucho que desear. En general, los partidos y movimientos regionales no tienen una agenda de trabajo clara y viable que proponer a los electores para los próximos cuatro años de gestión.
Por un lado, encontramos las contradicciones entre los planes de gobierno presentados por los movimientos políticos, las propuestas en campaña y los debates; por el otro, la desarticulación entre los planes de gobierno propuestos y los documentos de gestión existentes como son los planes de desarrollo concertado, la programación multianual de inversiones, la cartera de inversiones y las competencias de cada nivel de gobierno.
Además, observamos que en campañas anteriores los candidatos migraron continuamente por diferentes tiendas políticas; en consecuencia, los movimientos y partidos políticos son "vientres de alquiler temporal" o un instrumento para hacerse del poder; no hay militancia, ideología, ni equipo técnico – político – partidario que guíe el trabajo de los nuevos alcaldes, gobernadores, consejeros y regidores. De este modo, las nuevas autoridades resolverán reciclando a los profesionales responsables de la actual crisis institucional (tal como sucedió con PRIDER en los primeros años de la actual gestión regional), convocando a personas afines a los intereses particulares y desligándose del movimiento que para entonces ya estará en un proceso de hibernación hasta las próximas elecciones.
Tras leer las propuestas y escuchar los debates, se advierte que no existe una visión colectiva del territorio (de ahí la ausencia de una agenda de trabajo); demandas recurrentes como la seguridad ciudadana, la informalidad o la gestión del transporte son abordados de manera aislada, cuando estas responden al ordenamiento planificado del territorio. Ya sin contar que los medios propuestos para eliminar estos problemas sociales lidian con la irracionalidad, el traslape de competencias y el ejercicio de la función pública bajo un enfoque tradicional de la administración pública en tiempos donde hablamos de gestión y modernización del Estado; esa que procura un enfoque de resultados y de bienestar para el ciudadano a través de la cadena de valor público. Cada candidato tiene una visión particular, personal, sobre el territorio.
En todos los casos, estas visiones personales están asociadas a un conjunto de proyectos de infraestructuras denominados “proyectos del Bicentenario”. Así, candidatos al gobierno regional y municipal, prometen puentes, anillos viales, carreteras asfaltadas, hospitales, colegios, coliseos y un sinfín de infraestructura para la ciudad o la región hacia el año 2024; sin embargo, estas propuestas no están contempladas en la cartera de inversiones, no tienen perfiles de proyectos aprobados y menos presupuesto para ser ejecutados a la brevedad. Así las cosas, ¿Cómo y con qué presupuesto se cumplirán estas promesas, estos proyectos del Bicentenario? No olvidemos que las actuales gestiones del alcalde Yuri Gutiérrez y del gobernador Carlos Rúa, hicieron promesas similares durante la campaña anterior; cuatro años después, poco o nada se avanzó al respecto.
La corrupción es uno de los grandes problemas identificados y demandados. Sin embargo, todas las tiendas políticas son permisivas con este problema social e institucional, dado que existen candidatos con antecedentes delictivos asociados a este tema. El máximo líder del partido Wari Llaqta no solo está asociado a la corrupción, sino que ha purgado condena en la prisión de Ica; otros candidatos al gobierno regional o municipal han trabajado para este candidato como personal de confianza durante los años de su gestión como gobernador regional: Richard Prado, Magno Sosa o Juan Carlos Arango son solo algunos ejemplos. Pero parece que este tema no es trascendental para un gran sector de electores que apoya con fervor esas candidaturas.
Como dice la canción, consideremos que "por [toda] esta situación que nubla la razón sin permitir pensar en que ha de concluir el drama singular" después de estas elecciones y tras los resultados.
Un salvavidas
A la fecha, el único documento existente que recoge en alguna medida las demandas y aspiraciones del territorio es el “Acuerdo por la gobernabilidad” elaborado de manera consensuada por diferentes actores en la Mesa de Concertación de Lucha Contra la Pobreza. Documento que debiera ser implementado por las autoridades de turno y al que se le podría hacer seguimiento; documento -por cierto- que no quiso firmar el señor Wilfredo Oscorima, candidato al gobierno regional; evidenciando de este modo su poca voluntad de trabajar con las organizaciones e instituciones en el marco de la gobernanza.
Advertidos estamos.