¡Es hora de trabajar por el Perú de Todas las Sangres!
Antropólogo aymara
Estas líneas las escribo en momentos de dolor, llanto, odio, exclusión, racismo, entre otros, hechos marcados por el estigma que se sigue viviendo en el Perú. Muchos de nosotros hemos sido sometidos a ello, por nuestra procedencia y el estatus social, como también por el sexismo y el patriarcalismo vigente en diversos escenarios y contextos. El aymara, quechua, amazónico, afroperuano, e inclusive algunos mestizos no éramos considerados como “seres humanos”, por ello me causa mucha indignación escuchar y ver en pleno siglo XXI algunos periodistas de la capital de Lima cuando se refieren a gente de estos pueblos, nos estigmatizan como los peores, algo que no ocurre en otros países del mundo. Tuve la oportunidad de estudiar en Europa, tengo amigos, maestros y maestras que encarnan y bregan contra estas crueldades buscando el respeto a la dignidad humana.
Hoy muchos lloramos y sufrimos por situaciones tan complejas que nos toca afrontar, quienes hemos perdido algún familiar no sólo a causa de la pandemia, sino por otros males como la anemia, asesinatos, violaciones, desempleo, etc., pero ello no le interesa a la gente que nos distrae, engaña, miente, insulta, calumnia, y ningunea. Claro, cuesta admitir que quienes somos parte de la “indiada”, como ellos nos califican, hemos aprendido a comprender, encarar y encarnar desde el dolor, el aprecio y el respeto a la dignidad humana. Por tanto, ya no somos presa fácil y es casi imposible de que nos sigan engañando, sobre todo a quienes tuvimos la oportunidad de estar en otros espacios de la vida cotidiana como la academia. Y no nos tragamos sus cuentos o tramas, por ejemplo en el mundo aymara no se puede hablar de terrorismo comunista porque acá nunca pudo entrar Sendero Luminoso”. Somos un pueblo que puede dar muchos ejemplos de resistencia gracias a los valores y principios como la relacionalidad, el colectivismo la laboriosidad, la veracidad, la sabiduría, aunque enfrentamos otros males que han ido minando nuestra formas de vida, a causa de la cultura de consumo y los “programas basuras” que nos han dopado desde los diversos canales de televisión y las redes sociales.
El tema de los pueblos originarios no sólo es una cuestión de territorios, es más que ello, por tanto, los andinos y amazónicos nos hemos regado como la semilla de quinua, cuyo crecer es irreversible. Desde esos contextos venimos trabajando, sobre todo desde ese principio colectivo que algunos llaman el “bien común”; el colectivismo es una práctica, enraizada en nuestro ADN, que encierra ese arte de criar, que es la esencia de la praxis política, esa que han perdido nuestros partidos políticos construido por clanes de poder, al cual los “mallkus” hoy llamado “tenientes gobernadores” de las comunidades aymaras han superado, tan igual las rondas campesinas, como los apus de los pueblos amazónicos, como las juntas vecinales, etc.
Por todo ello, les pedimos a nuestros mandamases del Perú, a los medios de comunicación, y a todos y todas a trabajar por el Perú de Todas las Sangres, sin odios ni resentimientos. Tengan presente, que los hijos de los pueblos originarios venimos deshilvanando las falacias de la historia oficial, tramposa y elitista. ¡Basta! No más engaños ni pretextos, pónganse a trabajar, no queremos seguir llorando y sufriendo la pérdida y la muerte de nuestros seres queridos.