Estatuas, memoriales y disputas por el espacio y la memoria
Hace unas semanas participé del ciclo de conversaciones “Lecturas del momento político desde la memoria”. Específicamente mi participación se centró en reflexionar sobre los memoriales y los procesos de memorialización en torno a la crisis política de noviembre del año pasado. La infinidad de memoriales sobre las figuras de Inti Sotelo y Bryan Pintado, creados en una diversidad soportes, es impresionante. Proyecciones lumínicas, murales, performances, por mencionar algunos. Sin embargo, estos memoriales se han visto envueltos en una serie de ataques, siendo algunos de ellos destruidos. Esta dinámica, desde la construcción de memoriales, su conservación y los ataques, intentos de destrucción o borrado, son expresión de la disputa por el espacio público y la memoria sobre lo qué se debe recordar y cómo debe ser recordado.
En Chile, desde el estallido social de octubre de 2019, la emblemática Plaza Italia, centro neurálgico y de celebraciones de la ciudad de Santiago, comenzó a ser nombrada como Plaza Dignidad. El nuevo popular nombre hace referencia a una síntesis que aglutina la reivindicación principal del estallido social: el derecho a una vida digna. Aunque la plaza oficialmente sigue siendo llamada Italia, cada vez es más común hacer referencia al espacio como Dignidad, siendo solo algunos quienes corrigen esta nueva toponimia .
Sin embargo, más interesante que lo ocurrido con el nombre del lugar es lo que ha sucedido en torno a una estatua que corona dicha plaza. Se trata de la figura del general Manuel Baquedano, general del Ejército Chileno, quien fuera General de Brigada en los primeros años de la Guerra del Pacífico, terminando como Comandante en Jefe durante las campañas de 1880-1881. Baquedano también participó en la llamada Ocupación de la Araucanía, proceso histórico comandado por el Estado Chileno para apropiarse de los territorios mapuches, que no estuvo exento de atropellos y violencia estatal.
La estatua de Baquedano desde aquel octubre había sido intervenida en múltiples oportunidades. Fue pintada de rojo, rayada, intervenida, sin olvidar los intentos por derrumbarla (imagen 1). Cada vez que la estatua “sufría” alguna intervención, la madrugada siguiente era “restaurada” por la Municipalidad de Santiago Centro. Y coloco entre comillas “restaurada” porque lo único que se hacía era sumarle litros y litros de pintura a una masa de bronce y hierro. La estatua no solo recibió actos de “agravios”, sino que también experimentó intervenciones que buscaban convocar la paz para el país, desde sectores favorables al gobierno y contra el movimiento social de octubre de 2019.
Imagen 1 Fotografía de la autora
Imagen 2 Fuente: https://www.ciperchile.cl/2020/10/19/baquedano-el-ejercito-y-la-disputa-por-la-memoria/
Pero los ánimos al parecer llegaron a un punto álgido cuando la estatua intentó ser quemada la tarde-noche del pasado viernes 5 de marzo (imagen 3). Inmediatamente el Ejército se apresuró a entregar un comunicado la mañana del sábado 6 de marzo, calificando de “antichilenos” a quienes habían intentado quemar la estatua del controvertido general. Por twitter los ánimos siguieron caldeándose, calificando de hipócrita al Ejercito y recordándole su responsabilidad en los secuestros, ejecuciones, torturas y desapariciones de chilenos y chilenas durante la dictadura militar, sin olvidar la serie de atropellos perpetradas durante los meses de octubre y noviembre en pleno estallido social.
Finalmente, el Consejo de Monumentos Nacionales decidió el miércoles 10 de marzo remover la estatua para ser restaurada. La remoción tuvo lugar en la noche del día de ayer (jueves 11), en pleno toque de queda que aún rige en el país, entre trompetas del Ejército, los gritos de repudio de parte de los vecinos del sector y la proyección de Delight Lab sobre el frontis de un edificio cercano que decía “Extirpar de raíz” (imagen 4).
Imagen 3 Fuente ATON
¿Qué pasará finalmente con la estatua de Baquedano? No sabemos. Lo que sí sabemos es que los monumentos, los nombres de las calles, las estatuas son mecanismos que tienen como uno de sus objetivos por construir y afianzar una memoria e identidad social. No solo aquellos erigidos por la oficialidad, sino también aquellos que la misma población construye y resguarda. Por ello es interesante la dinámica social que comienza a producirse en torno a ellos, sobre todo en momentos álgidos, de crisis y reestructuraciones de los lazos sociales. Porque los monumentos encarnan un contenido simbólico que se puede repudiar o busca exaltarse. Son expresiones de una disputa por el espacio público, por los discursos que circulan y se confrontan. Dinámicas que nos ayudan a comprender los deseos de una sociedad y de las tensiones que en ella habitan. Prestar atención tanto a la construcción de memoriales a las figuras de Inti Sotelo y Bryan Pintado y el repudio por su destrucción, como las constantes intervenciones sociales a una estatua de Baquedano, son maneras de mirarnos como sociedades y tratar de entender qué es lo que buscamos y deseamos. Son eventos que expresan esos espíritus de época, y que en ambas sociedades se encuentran en cambio. Es la construcción de esas nuevas identidades y memorias sociales, que aún no están resueltas.
Imagen 4 Fuente @delight_lab_oficial