¿Forsyth a la segunda vuelta?
Economista
A más de un lector no le gustó el título de mi último artículo, “Blanca Nieves y los Siete Enanos”, porque consideran que la distancia -de intención de voto- entre George Forsyth y el resto de candidatos, no era tan amplia como para considerar enanos a estos últimos. No sé, pero si yo le quedara en tamaño a alguien por debajo de la cintura no me sentiría siquiera de mediana estatura.
La idea en esta columna no trata de eso, sino de analizar -en los próximos artículos- las posibilidades electorales de cada uno de los candidatos y candidatas para pasar a la segunda vuelta y disputar la Presidencia de la República, porque, así como van las cosas, es técnicamente imposible, que alguien pueda ganar en primera vuelta.
En esta oportunidad analizaremos las posibilidades del que ocupa el primer lugar en las encuestas desde hace varios meses, ahora que el JNE ha resuelto declarar admisibles las candidaturas de Hernando de Soto, César Acuña y Martín Vizcarra.
Si hay algo en la que coinciden las encuestadoras, desde Ipsos Perú, pasando por DATUM, hasta la encuestadora aprista IDECI, es que Forsyth es quien lidera la intención de voto, desde hace varios meses, lo cual lo coloca en mejores condiciones para pasar a la segunda vuelta, dada la distancia con que duplica y en algunos casos triplica con respecto a sus siete más cercanos seguidores.
Empero, la distancia entre Forsyth y la legión de candidatos que lo siguen, se ha acortado, considerando la encuesta del mes de agosto donde alcanzaba el 28%, y que, en menos de dos meses, cayó diez puntos, mientras que en lo que va del año, según la medición de Ipsos Perú, se ha estancado en 17%. Aun así, lo que favorece a Forsyth es que es la expresión de la antipolítica, de un sector importante que no cree en los políticos ni en la política. La desconfianza es su principal arma que inadecuadamente manejada puede ser un boomerang para él.
¿Es posible que remonte esta cifra? En realidad, todo depende de la campaña que emprenda, si tiene propuestas potentes que ofrecer y si dan respuestas a las necesidades más sentidas del electorado, sobre todo -como lo decíamos en el artículo anterior- que no meta la pata o que no se descubra que ha metido la mano. Ahora hay más vigilancia y tenemos un electorado más atento y desconfiado.
Además de lo señalado, todavía hay un 25% del electorado que no define su voto y lo hará conforme se acerquen los comicios electorales, pero sobre los candidatos que considera favoritos, lo cual hace previsible que esto alterará las ubicaciones actuales de los candidatos. La cultura del peruano es votar a ganador, concentrando sus preferencias, en primera vuelta, en tres candidatos, y ese comportamiento, se ha venido dando desde hace 20 años. En el 2001 la votación se concentró en Toledo, Alan y Lourdes Flores; en el 2006 con Ollanta, Alan y Lourdes; en el 2011 con Ollanta, Keiko y PPK; finalmente en el 2016 se concentró en Keiko, PPK y Mendoza.
Si bien a estas alturas las encuestas mostraban cierta tendencia, no siempre coincidían el orden de los candidatos con los resultados finales de las elecciones. En el año 2001 las encuestas en enero señalaban que pasaban a la segunda vuelta Toledo y Olivera, pero los resultados finales favorecieron a Toledo y Alan. En el 2006, todo hacía prever que Flores pasaba a la segunda vuelta con Humala, pero al final, quien pasó fue Alan. En el 2011, los favoritos eran Toledo y Keiko, pero los que pasaron a la segunda vuelta fueron Ollanta y Keiko. Finalmente, solo en el 2016, las encuestas de enero acertaron con Keiko y PPK.
Las encuestas de enero, en la línea del tiempo 2001-2016, pocas veces han coincidido con los resultados finales, de manera que nada está dicho y cualquier cosa puede pasar.
Todavía falta lo principal: la campaña y la guerra que los troles van a desatar. Si George Forsyth es un soldado de guerra capaz de mantenerse incólume, tendrá un cupo asegurado en la segunda vuelta. ¿Será?