Guillermo Nugent: “El escándalo de las vacunas ha minado considerablemente la confianza pública”
Corresponsal en Cajamarca
El escándalo de la distribución secreta de dosis de vacunas otorgadas por Sinophram, ha mostrado nuevamente las deficiencias institucionales en el país, además de los límites morales de quienes ejercen cargos públicos y los utilizan para beneficio personal. Al respecto, Noticias SER conversó con el sociólogo y destacado académico, Guillermo Nugent, para ayudarnos a entender la situación.
Usted ha dicho en un tweet que somos “un país moralmente en quiebra” ¿Por qué hemos llegado a esta situación?
El covid-19 es un problema a nivel mundial que está generando crisis particulares. En nuestro caso, creo que el escándalo de las vacunas ha minado considerablemente la confianza pública. Y digo confianza pública porque no sólo es un tema de deberes o que se cometió una falta legal, en el sentido de que debe haber una investigación de fiscales. No es tanto un tema de deberes que no se cumplen, sino de una confianza, de por sí endeble, que ha quedado rota. Eso me parece lo dramático del asunto. Es un tema de indolencia lo que ha quedado establecido, que ha afectado a distintas instituciones, entre ellas a dos universidades importantes como la Universidad Privada Cayetano Heredia y la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, en la que soy profesor y por lo que me siento especialmente afectado.
¿Cómo explica el comportamiento del ex presidente Martín Vizcarra, quien durante su gobierno, y en lo que respecta a su forma de comunicar, se presentaba muchas veces como el padre que todos los días nos decía que hacer para no contagiarnos, mientras se vacunaba a escondidas?
Vivimos en una sociedad muy decepcionada de los padres en general. El abandono familiar es pan de todos los días y las mujeres que crían solas a sus hijos es lo usual. Entonces, que un padre no sea lo que parece ser, tanta novedad tampoco es.
¿Y cómo se entiende el caso de la renunciante ministra de Salud Pilar Mazzetti, que afirmó que sería la última persona del sistema de salud en vacunarse, diciendo que “el capitán es el último que abandona el barco”?
Eso es patético. No merece más comentario.
¿Qué explica el manejo absolutamente discrecional hecho por Germán Málaga (jefe del programa de ensayos clínicos de Sinopharm e investigador principal de la Universidad Peruana Cayetano Heredia) rompiendo los protocolos, reglas y normas éticas que deben acompañar un proceso como este?
Es la cultura del privilegio a la que estamos muy acostumbrados. Somos socializados en esa idea del privilegio. Recordemos un partido de la selección jugado en el estadio vacío por la pandemia, pero se descubrió que había un grupo de gente en la tribuna. Es decir, está la idea de “me salvo yo y que los demás vean cómo se las arreglan”, que es un poco lo que se ha dado. Sin embargo, por este escándalo está pasando desapercibido un tema que me parece más grave, que es la idea de que se entregue a privados la distribución de las vacunas. Eso es rarísimo. El Estado, en primer lugar, debe asegurar sus dosis para los 33 millones de personas, porque son compradas con el dinero de todos los peruanos. Me parece terrible que el ministro de Salud haya afirmado eso. Es continuar la tendencia de lo que estamos hablando, de las vacunas para unos cuántos.
Precisamente Málaga ha dicho, textualmente: “No se trata de privilegios. Se trata de que así funcionan las cosas".
Se le salió el gamonal, no hay más que decir.
¿Qué refleja la lista de vacunados que ha entregado la Universidad Cayetano Heredia a las autoridades, en la que aparecen lobistas, empresarios, autoridades de las universidades vinculadas al estudio e incluso el Nuncio Apostólico, además de familiares y allegados de los investigadores?
Una sorpresa lo del Nuncio Apostólico ¿Qué hace un diplomático pidiendo vacunas a otro país? Que vaya a la Embajada de Italia en todo caso. Al final está la idea de privilegios y lamentablemente, las instituciones que están a cargo, que son las universidades Cayetano Heredia y San Marcos han quedado muy dañadas. El hecho de que los rectores y vicerrectores de ambas universidades también se hayan vacunado sigilosamente es tremendo.
Se percibe una enorme decepción en la gente por lo ocurrido ¿Cuál cree que debería ser la respuesta de la ciudadanía al respecto? ¿Es posible que haya una reacción que permita un punto de quiebre en nuestra relación con el Estado?
Como repito, no es un tema único o principalmente de deberes, en el sentido de una falta, sino de confianza que se ha roto y la forma más eficaz de establecer la confianza es con el ejemplo. Digamos, si un profesor quiere ser tomado en serio por sus estudiantes, debe tomar en serio a los estudiantes, si no hay esa correspondencia es imposible. Creo que llega el momento en que estamos obligados, aunque es muy difícil, a establecer una confianza entre iguales. Hasta ahora lo que hay es que viene el orden autoritario o una candidata o candidato que se disfraza de militar, y esa es la forma de orden que está colapsando. Entonces, se trata de poder crear un orden basado en una confianza entre iguales y eso empieza por la ley para todos y por el ejemplo, porque hay muchas cosas que no se dicen, sino que se muestran. Dentro del escándalo, con toda la carga desalentadora que implica, me parece que es el momento para darnos cuenta que mucho más acorde y sólido para una moral democrática es la confianza entre iguales y un elemento clave es que haya un espacio público para dar argumentos que puedan ser consensuados o respondidos. Eso también implica tomarse más en serio la educación superior y el repliegue del Estado frente a la educación superior es escandaloso. En el Perú actual, de cada tres universitarios, dos son de universidades privadas a pesar de que universidades públicas hay muchas. Si el Estado tuviera una voluntad de impulsar una educación superior de calidad ahí están las instituciones, pero lo que hay ahora es una privatización de la educación superior.