Huamachuco: defensorías comunitarias para enfrentar la violencia de género
Escritor y gestor cultural
El esfuerzo por reducir las brechas socio-económicas y de género, en algunos pueblos de la sierra de La Libertad, continúa dando frutos. El trabajo de fortalecer capacidades de mujeres y hombres, instituciones y comunidades de esta parte del país, para mejorar sus condiciones económicas y hacerlos partícipes de espacios que les permitan gestionar recursos desde la perspectiva del bienestar rural, ya tiene varios años. Promover y fomentar el trabajo articulado mediante plataformas interinstitucionales para analizar políticas públicas, hacer incidencia y veeduría ciudadana en temas relacionados a la violencia de género, sin embargo, no es tarea sencilla en la accidentada geografía de los andes liberteños. Por eso el reciente reconocimiento, de parte de la Municipalidad Provincial de Sánchez Carrión, de cinco defensorías comunitarias en los caseríos de Urpay, Coipín, Agua Blanca, Rumichaca y Trancapampa (de los distritos de Huamachuco y Marcabal, respectivamente), es un hecho que merece resaltarse.
Las mujeres del campo se agrupan y organizan alrededor de Defensorías Comunitarias, consiguen un local mediante gestión con la comunidad, eligen a su representante y al equipo de trabajo que conducirá el servicio de promover, dar protección y vigilar los derechos de las mujeres y niños de sus comunidades. Constituyen, en ese sentido, un espacio de acción para la población. En ellas, las mujeres descubren sus capacidades para hacer valer derechos que les han sido históricamente negados, abordan problemáticas en los que tienen un poder real de decisión y generan soluciones, pero sobre todo toman conciencia de que la participación de la comunidad es la puerta de ingreso a la justicia y a la solución de sus problemas.
En Urpay y Coipín, caseríos de Huamachuco que han presentado el mayor número de casos de violencia hacia la mujer desde la instalación de las Defensorías Comunitarias, las mujeres capacitadas en el conocimiento de sus derechos, en estrategias de cabildeo y coordinación con autoridades e instituciones, en los tipos de violencia de género que existen y en la construcción de agendas de mujeres rurales y fortalecimiento de lazos comunitarios, han empezado a denunciar las violencias de las que son víctimas.
Desde lo cotidiano, los derechos humanos empiezan a ser vistos no sólo por quienes integran la organización, sino también por toda la comunidad e incluso por los pueblos vecinos que no cuentan con defensorías. Cedepas Norte, organización no gubernamental que impulsa el proyecto “Reducción de brechas de desigualdad en mujeres rurales de la sierra de La Libertad”, viene avanzando en el objetivo de que las mujeres rurales de al menos dieciséis comunidades de cuatro distritos de Huamachuco reduzcan los índices de violencia de género y empiecen a ver la vida desde otra perspectiva.
Tras varios años de trabajo, las integrantes de las primeras defensorías comunitarias instaladas en la zona están en condiciones de asesorar a sus pares de otros caseríos en la prevención, orientación y derivación de casos de violencia de género, haciendo uso de las herramientas implementadas en sus espacios. La articulación con otras instituciones es clave en este proceso; la sensibilización a organizaciones sociales de base, instituciones locales, funcionarios de la comuna provincial de Sánchez Carrión, representantes de la Comisaría Rural de Huamachuco, Centros de Emergencia Mujer, jueces de paz, etcétera, también ha sido importante para potenciar el trabajo. El reto, sin embargo, es enorme y tiene que ver con la sostenibilidad en el tiempo, con la necesidad de articular las defensorías comunitarias a las asociaciones o cooperativas de la zona, con la consolidación de redes de acompañamiento y soporte, con la generación de espacios de reflexión alrededor de las violencias que sufren las mujeres y los integrantes más vulnerables del grupo familiar en esta parte del país.
Que la comuna provincial de Sánchez Carrión haya reconocido a cinco defensorías comunitarias es un hito importante en el largo camino hacia la equidad; prevenir, sensibilizar y atender la violencia hacia la mujer, desde un enfoque de género, derechos humanos e interculturalidad, es deber de todos. Larga vida a estos espacios de reivindicación y de lucha.