Entrevista

Jeannette Llaja: "Es importante penalizar, pero mayores penas no disminuirán la violencia contra las mujeres

Por Omar Rosel

Corresponsal en Ayacucho

Jeannette Llaja: "Es importante penalizar, pero mayores penas no disminuirán la violencia contra las mujeresFoto: Wapa

Solo en el último par de meses se han conocido hasta cuatro casos de violación grupal en Lima, Ayacucho, Ica y Cusco, situación que revela el alto grado de violencia contra la mujer en nuestro país en el contexto de pandemia Covid-19, donde –al parecer- el confinamiento como medida para evitar la propagación del virus, habría agudizado esta vulneración de sus derechos, que tiene larga data. Para analizar éste contexto Noticias SER entrevistó a Jeannette Llaja Villena, Asociada de Estudio para la Defensa de los Derechos de la Mujer – DEMUS.

¿Qué factores explican el aumento de casos de violencia y violación contra las mujeres en estos últimos meses?

La real dimensión de la violencia la vamos a conocer recién el próximo año cuando se publique la Encuesta Demográfica y de Salud Familiar 2020. Existen evidencias de que la violencia se ha incrementado durante el aislamiento social obligatorio, porque las personas han tenido que quedarse en sus casas, y a ello se ha sumado la mayor presión económica y psicológica que se está atravesando. Todo esto recrudece una realidad que existe hace bastante tiempo que es la violencia en el espacio doméstico, donde sobre todo, las mujeres y niñas son quienes viven el mayor riesgo a la violencia o la violación cometida por el padrastro, el tío o el hermano.

Los datos revelan que las violaciones en grupo también están aumentando ¿cómo podemos explicar esta situación?

La pandemia y el hacinamiento social obligatorio ponen en evidencia situaciones que existen históricamente, como la violación sexual cometida a una joven por cinco jóvenes en la ciudad de Lima. Este no es el primer caso, hubo muchos antes, pero creo que es un punto de quiebre, en ese sentido es sumamente importante.

¿Consideras que lo está haciendo el Estado es suficiente para enfrentar este grave problema?

No, pero los derechos humanos de las mujeres violentadas han cobrado una centralidad que no tenían antes y eso hay que reconocerlo, porque no sólo hay una ley sino que en el año 2018 el Presidente de la República dijo que este tema iba a ser una prioridad. De hecho se han empezado a generar procesos dentro del sistema de justicia, y se han desarrollado acciones para la prevención, atención y erradicación de la violencia. Desde el 2018 se han creado juzgados especializados en violencia, al igual que fiscalías especializadas, que son una figura que no existía antes

Sin embargo la violencia contra las mujeres continúa, ¿crees que se debe revisar las estrategias?

Si debería hacer, porque, por ejemplo, la data que difundió el mismo Instituto Nacional de Estadística e Informática en coordinación con el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, en el Encuesta Nacional de Relaciones Sociales (ENARES) del 2019, muestra que la tolerancia hacia la violencia se está incrementando. Ahí hay un desafío. De otro lado, la única reacción en el contexto de la pandemia ha sido la emisión de un decreto que permita acelerar los tiempos de las medidas de protección a las víctimas de violencia. Hay la necesidad de una política integral que incluye la prevención y la atención de las víctimas. Y en época de pandemia hubo una paradoja, porque si bien la violencia contra la mujer es una prioridad, los servicios han estado cerrados y eso ha tenido repercusiones en la reducción de denuncias. Por ejemplo, en abril hubo una considerable baja de denuncias, pero esto no quiere decir que la violencia disminuyó, sino que no había donde denunciar, había muchas dificultades para denunciar y, más para el tema de acceso a la salud, lo hemos visto también en el tema de salud sexual reproductiva, mortalidad materna. Y en los casos de violación sexual no se ha hecho entrega del kit de emergencia.

Además de las medidas de prevención y atención de casos, ¿la tendencia a exigir y dar leyes con sanciones más severas ayuda a reducir los niveles de violencia contra la mujer?

Tiene un nivel de importancia sancionar la violencia y señalar que específicamente que la violencia es contra la mujer y por su condición de género. Ahí lo que se quiere decir es que hay un nivel de discriminación, por ejemplo cuando se dice que “yo la maté porque ella era coqueta y jugaba con los hombres”, en ese caso, figuras como el feminicidio han permitido visibilizar y controlar este tipo de casos, igual con el acoso. Estaba revisando el marco legislativo penal de violación sexual en el Código Penal de 1991 y se ha modificado varias veces para elevar la pena. Y, cada cierto tiempo, en época electoral, se plantea la pena de muerte, colocando a la larga el debate sobre nuestra pertenencia o no al Sistema interamericano de Derechos Humanos, específicamente a la sujeción de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Por ese lado, políticos y políticas han jugado con la sensibilidad social frente a casos tan graves como la violación sexual a menores de edad. Lo cierto es que es importante penalizar una conducta y visibilizar los feminicidios, pero mayores penas no disminuirán la violencia contra las mujeres. Lo que se necesita es una estrategia de prevención importante y eso pasa por cambiar creencias, como las registradas en la ENARES, que señala que una de cada tres personas en el Perú piensa que una mujer se viste provocativamente para que la acosen o que en los colegios de nivel secundario, uno de cada tres alumnos pensaban que si una mujer decía no en el fondo era un sí.

¿Qué rol puede y debe jugar la familia y la comunidad para evitar la sobrevictimización?

Es importante que comprendamos que la violación sexual tiene como tema central el consentimiento de la víctima. En ese sentido, suele existir mucha estigmatización frente a la víctima, ya sea por la conducta que tuvo o no tuvo, o digamos si tomaba, iba a fiestas y se drogaba e, incluso si no tuvo esas conductas, igual se dice “seguramente lo provocó”. Todo eso genera que en nuestra sociedad, por ejemplo, si yo digo "soy una mujer secuestrada" inmediatamente voy a obtener la solidaridad de los demás, pero si digo "soy una mujer violada", el estigma va a ir conmigo. En ese contexto, es una tarea fundamental erradicar los estereotipos que legitiman la violencia sexual y la violencia de género contra las mujeres,

¿Cuál es tu mirada sobre el rol que juegan los medios de comunicación?

Existe evidencia que cuando los medios de comunicación abordan mal los casos de violencia, específicamente feminicidios, hay un efecto en el incremento de este tipo de casos. Además, el mal manejo de la información sobre la violencia en los medios de comunicación, busca hacer un espectáculo, lo que genera modelos que empiezan a replicarse y provocan más casos. La ley 30364 ha señalado pautas para que los medios de comunicación sean más cuidadosos, porque deben contextualizar la problemática, decir que hay un problema de discriminación y no hacer un espectáculo y, menos justificar con argumentos falaces como “la quería tanto por eso la mató” u otras razones de ese tipo.