Opinión

La disputa entre tacneños netos y migrantes aymaras por la bandera peruana

Por Carlos Reyna

Sociólogo

La disputa entre tacneños netos y migrantes aymaras por la bandera peruanafoto: Foto: Adrían Apaza / Referencia Perú 21

Escapando del hastío que produce la política en Lima, uno explora las regiones y se se topa con un reciente conflicto, aun en desarrollo, en Tacna. Se trata de una disputa sobre quiénes pueden tener el derecho de homenajear a la bandera peruana en el aniversario de la devolución de la provincia al Perú en 1929. El conflicto se desencadenó el sábado 28 de agosto. En la mañana de ese día llegó a Tacna el Presidente Castillo para presidir la ceremonia conmemorativa del acontecimiento. Esta se desarrolló en una casona que antes ha sido el Palacio Municipal de la Provincia, ubicado en el Paseo Cívico de la ciudad.

Ese día también se hubiera realizado la clásica Procesión de la Bandera, un acto solemne y muy concurrido, organizado y conducido por la Benemérita Sociedad de Auxilios Mutuos de Señoras de Tacna, (BSAMST) en reconocimiento a la valerosa resistencia que cumplieron sus antecesoras durante la ocupación chilena. Debido a la pandemia, este acto fue suspendido el 2020 y este año también, por disposición de las autoridades locales.

Un inesperado e informal paseo de la bandera

No obstante, mientras se realizaba la ceremonia en el ex Palacio Municipal, apareció cerca de un centenar de personas, hombres y mujeres, varias de ellas con trajes típicos de las provincias de Tarata y Candarave, predominantemente aymaras. El grupo portaba una gran bandera peruana y estaban acompañados por un grupo de zampoñas y tambores. Daban vivas a Tacna, al Perú y por supuesto a la bandera. La policía intentó impedir su acceso al Paseo Cívico pero al final pasaron. Luego, culminada la ceremonia, el Presidente se apareció en el balcón de la casona y les dirigió un discurso, y también fue vivado. Después se ha sabido que el acto fue pensado, en su origen, como una muestra de apoyo a Pedro Castillo.

Este hecho produjo la ira de las lideresas de la BSAMST. El mismo día su presidenta, la Sra. Viviana Coahila, denunció que se le había dado un uso político a la actividad y que se había pretendido suplantar a la Procesión de la Bandera. Responsabilizó por ello al alcalde provincial de Tacna, Julio Medina. De él dijo: “no conoce de patriotismo, no conoce de ser tacneño, se ha dejado llevar… vamos a declararlo como persona antipatriota e incompetente por lo que hace…hemos tenido que suspender el paseo de la bandera… pero se permitió que un grupo con una bandera llegue hasta el ex Palacio, eso es lamentable y doloroso”. Luego aparecieron expresiones de protesta de otras instituciones y personas en el mismo sentido que la Sra Cohaila. La propia BSAMST sacó el 29 un comunicado en esa línea. En las redes ya habían comenzado a aparecer alusiones más directas a la migración puneña y aymara como causa del problema.

El 31 hubo otra protesta en la Plaza Principal de Tacna contra el supuesto agravio. En medio de ella se apareció un hombre que desplegó una wiphala reivindicando a los pueblos originarios. Una mujer se la arrebató y la pisoteó. Este mismo día, como respuesta, un pequeño grupo de activistas se ubicó con un megáfono y banderas peruanas frente al local de la BSAMST y la acusó de racista y discriminatoria.

El 1 de setiembre apareció un comunicado de la filial tacneña de la Asociación Pro Marina. Aludió a la “falsa procesión de la bandera realizada por personas ajenas a la tradición y a la identidad del pueblo tacneño, exigiendo las sanciones correspondientes”. Manifestó además que el Perú había construido su identidad “a partir de las culturas pre incas e incas, así como de los aportes de la transculturación europea”.

El día 2 de setiembre, hubo una conferencia de prensa de respuesta por un grupo llamado Federación de Mujeres Lideres Originarias, filial Tacna (FMLOT). Afirmaron que el cuestionado acto fue en homenaje a la bandera, pero negaron que se hubiera pretendido suplantar a la Procesión de la Bandera y que haya sido un acto de apoyo al Presidente Castillo.

Además criticaron a la BSAMST por convocar el 31 de agosto a una manifestación racista y calumniar al Paseo de la Bandera. Exigieron se desagravie a la wiphala “bandera del Tahuantinsuyo” y “símbolo originario ancestral”. Según ellas, la BSAMST había perdido legitimidad y demandaron la conformación de “un ente incluyente y representativo de Tacna que visibilice a las poblaciones humildes de Tacna”. Esa nueva entidad debería incluir a representantes de las provincias de Tarata, Candarave y Jorge Basadre en la ceremonia central por el retorno al Perú.

Los dos bandos polarizantes

Viendo las cosas objetivamente, podría decirse que este incidente ha sido manejado erradamente por los dos bandos del conflicto. No es tan cierto que la demostración del 28 de agosto haya pretendido suplantar a la Procesión de la Bandera. Esta última es bastante más grande y tiene un ceremonial bastante más elaborado. Nada que ver con la poca concurrencia y la simpleza de la otra. Menos aún se la puede calificar de un agravio a la bandera o a la identidad tacneña. Simplemente ha sido otra marcha.

En el otro lado, por ahora representado por la FMLOT, el error que cometen es el de defender a rajatabla un acto que, así se hubiese hecho como homenaje a la bandera o como un respaldo a Pedro Castillo, se hizo burlando las normas restrictivas que se habían puesto en razón de la pandemia, las mismas por las cuales la Procesión de la Bandera había sido suspendida.

Llevadas por su respectivo error, cada bando incurrió en colaterales aún peores. La agresividad de la BSAMST dio pie a que otros dijeran cosas o cometieran actos más abierta y agresivamente racistas contra los aymaras. A su vez, la FMLOT polarizó en exceso al proponer que se retire a la BSAMST el encargo de realizar la Procesión de la Bandera y su reemplazo por otra entidad supuestamente más inclusiva.

Así, desde los dos lados se incurrió en el desconocimiento del derecho constitucional a la libre expresión. Todos podemos rendir homenaje a lo que consideremos digno de merecerlo, siempre que se haga de acuerdo a lo que las leyes y reglas establezcan.

Los determinantes de un posible conflicto étnico y político.

Estos errores, sus colaterales, y el conflicto entre étnico y político que ahora asoma, ocurren dentro de una historia de varias décadas que ha alimentado una tensión creciente entre los llamados tacneños netos y los migrantes puneño aymaras. Esto ha sido lúcidamente analizado por la lingüista tacneña Marly Pastor en una tesis sobre el tema.

La gravitación creciente de la migración puneño aymara ha terminado ocasionando, según Pastor, una tensión entre una identidad étnica aymara reivindicativa de su pasado ancestral y una identidad tacneña patriótica criolla que gira en torno al relato de su pasado heroico. Una mayoría, no solo de Tacna ciudad, sino de Tacna región, se reconoce en la primera. Una minoría, cada vez menos gravitante, encarnada en la elite social tradicional, se reconoce en la segunda.

Esa mayoría se ha ido consolidando en la demografía tacneña, en la economía, en la política y en la visibilidad de una serie de expresiones y prácticas culturales, como las fiestas que se realizan a lo largo de cada año y en diversos sectores de la ciudad, con la música, las danzas, y el colorido vestuario que las caracteriza.

Pastor sostiene que el espacio social en el que aun predomina la identidad tacneña criolla y patriótica es el de ciertos símbolos que se reclaman representativos de Tacna, como la Procesión de la Bandera y el Paseo Cívico, donde se celebran las principales ceremonias políticas o cívicas. Las organizaciones representativas de los componentes aymaras de la ciudad tienen muy poco acceso a esos elementos del poder simbólico de la identidad tacneña. La agresividad de los llamados ´tacneños netos” frente al informal Paseo de la Bandera del 28 de agosto respondería al riesgo creciente de perder incluso esos símbolos. A sus significativos retrocesos en la demografía y en la economía les han seguido otros retrocesos importantes en el poder político. Hoy en día el alcalde provincial de Tacna y el presidente regional de Tacna son oriundos de Puno. Y los dos congresistas de Tacna pertenecen a Perú Libre, el partido involucrado en ese Paseo de la Bandera.

Convivencia, pluralismo, tolerancia

Si ese es el riesgo que perciben los que sienten amenazada la identidad tradicional tacneña, el otro riesgo afecta a la política tacneña en su conjunto. Es la posibilidad de que la tensión étnica actual genere un conflicto mayor en el que se mezcle lo político y lo étnico. Una mezcla que suele ser muy peligrosa pues suele provocar confrontaciones que pueden desbordarse hacia la violencia.

Por eso mismo, bien harían los dos lados de esta tensión si asumen que no hay mejor opción que la convivencia entre ambas identidades. Que ambas acepten que la comunidad política local y regional, y sus instituciones, tienen que ser accesibles para ellas y para otras identidades que puedan existir. Que las personas pueden tener filiaciones múltiples y cruzadas. Que puede haber tacneños criollos, aymaras, quechuas y que pueden ser de izquierda, derecha o centro. O católicos, evangélicos, budistas o agnósticos. O heterosexuales, homosexuales, bisexuales o transexuales. O que bailen polka, vals, salsa, saya o morenada. Que todas las combinaciones son posibles y aceptadas. Que no hay partidos confesionales ni étnicos ni de una identidad sexual determinada pues la posibilidad de la filiación múltiple es la contraparte de la tolerancia y ésta es algo consustancial a la democracia y la libertad.