La elección del Congreso también importa
El Congreso de la República es desde hace mucho tiempo una de las instituciones más desprestigiadas del país. Nada sugiere que la percepción ciudadana vaya a cambiar con la nueva representación nacional, que se elegirá el domingo 11 de abril. Como suele ocurrir en todas las campañas, la atención de los medios y la ciudadanía se concentra en los candidatos y candidatas a la presidencia de la República, descuidando la necesaria mirada de la trayectoria y las propuestas de quienes aspiran a ser nuestros representantes.
Buena parte del problema se encuentra al interior de los “partidos políticos” que eligen candidatos y candidatas sin los filtros adecuados. Pero también hay una cierta dejadez en la ciudadanía, no solo al momento de elegir, sino también luego de producida la elección, pues nos olvidamos de nuestros representantes y los dejamos actuar sin ejercer ningún tipo de presión o fiscalización.
Dada la precaria oferta electoral que vemos en este proceso, podemos afirmar que la no reelección congresal aprobada en el referéndum del año 2018 por una abrumadora mayoría -síntoma sobre todo del rechazo ciudadano a los congresistas de ese período- no necesariamente ha aportado a la necesaria reforma de la representación nacional. No solo tendremos que lidiar con la enorme debilidad de los partidos en competencia, sino también con la inexperiencia de quienes resulten electos.
Nada indica que la nueva representación parlamentaria sea sustancialmente distinta. Lo más probable es que las bancadas que conformen el congreso 2021-2026 terminen fraccionadas en función de las coyunturas del momento -como viene ocurriendo hace varios años-, o peor aún que los congresistas operen en función de intereses particulares o corporativos que nada tienen que ver con sus promesas de campaña.
En Noticias SER queremos llamar la atención sobre la elección del próximo Congreso, e invitar a que pensemos bien en que, más allá del enorme desprestigio y escasa valoración de esta institución, los congresistas no solo legislan o fiscalizan, sino que además son los grandes electores de las cabezas de algunas de las principales instituciones del Estado, y además, como hemos constatado en estos cinco años, pueden decidir algo tan importante como la vacancia presidencial –con razón o sin ella-. Así que por el bien del país elijamos lo mejor posible a nuestros representantes.