Opinión

La encrucijada de Verónika Mendoza

Por Julio Failoc

Economista

La encrucijada de Verónika MendozaFacebook Verónika Mendoza

La última encuesta de Ipsos Perú trae un par de nuevas revelaciones. Una primera es que cae Forsyth y Lescano sube como la espuma logrando un empate técnico, mientras tres de los candidatos (Keiko, Mendoza y Urresti), se disputan el tercer lugar. La segunda, la más importante es que el electorado al parecer exige cambios.

Estos resultados colocan en una situación díficil a Verónika Mendoza si quiere llegar a la segunda vuelta. Lescano le está quitando espacio con su discurso radical sobre todo en el sur, a tal punto que, si no cambia su estrategia de campaña, puede quedar fuera de carrera.

Mientras que el discurso de Verónika Mendoza se ha corrido hacia el centro, corrigiendo su línea inicial, tendiendo puentes con la empresa privada hasta el punto de llamarlas “aliados estratégicos”, Lescano por el contrario, se dedica a cuestionarlas duramente, señalando que la Constitución ha servido solo para favorecer los intereses privados, no cautelar los intereses nacionales y menos los recursos naturales que serían explotados en condiciones de inequidad, contrarias al Perú, haciendo referencia al gas en un contexto de elevación del precio de éste -y protestas en el sur- con la consiguiente afectación a todos los peruanos.

Visto desde sus posiciones políticas, para la percepción del electorado, al parecer han invertido sus roles discursivos. Lescano sale ganando porque toma distancia de las posiciones de Acción Popular, corriendo hacia el centro izquierda, que es lo que más le conviene electoralmente en esta primera vuelta, mientras que Mendoza pierde su ubicación, porque el electorado izquierdista está más acostumbrado a un discurso radical y antiempresarial.

Mendoza ha centrado su discurso en el cambio de la Constitución, lo cual está bien, solo que ésta propuesta ha dejado de ser un atractivo diferencial porque a estas alturas ya suman ocho partidos los que exigen lo mismo. Ahora ella está obligada a radicalizar su discurso y colocarse más a la izquierda, pero con un contenido programático que no permita que Pedro Castillo de Perú Libre le pueda restar votos, tan necesarios para pasar a la segunda vuelta.

El discurso de cambiar la Constitución es una condición necesaria, pero insuficiente. Hay que explicar por qué y para qué, de manera sencilla, marcando la diferencia con el resto de candidatos, y articulándola al contexto de la pandemia y la reactivación económica. Ningún candidato tiene una oferta electoral potente que responda a las necesidades más sentidas de la población ante la coyuntura actual, lo que hace que esto constituya una oportunidad para Verónika Mendoza.

Las izquierdas, históricamente, en todas sus versiones, siempre han tenido una presencia importante. En 1978 tuvo un tercio de la Asamblea Constituyente, con Humala logró el primer lugar el 2006 y el 2011 con 24 y 28% respectivamente; y el 2016 casi pasa a segunda vuelta con Verónika Mendoza, alcanzando cerca al 19% de los votos válidos. Sin embargo, a pesar que la candidata de Juntos por el Perú está corriendo sola en la izquierda, se mantiene estancada en las últimas encuestas. Al parecer obedece a que no ha logrado capturar la atención del electorado izquierdista, acostumbrado más a un discurso antisistema. Ella aparece como una más del centro político e incluso a su izquierda está empezando a aparecer el fantasma de la candidatura de Pedro Castillo que le puede jugar en contra como lo hizo Gregorio Santos en el 2016.

Mendoza debería tener una mejor lectura del contexto. Algunos datos le puedan ayudar a la redefinición de su estrategia. La reciente encuesta de CELAG Opinión Pública de diciembre del año pasado, sobre el panorama político y social, señala que más del 94% de peruanos se bate entre la incertidumbre, el temor y el enojo; dónde la economía, el empleo y la corrupción, son percibidos como los principales problemas pare un 56% de la población.

Pero, además, según encuesta de CELAG, el 84% cree que los grandes empresarios son deshonestos y un 77% señala que no están comprometidos con el país. Finalmente, un 61% percibe que los orígenes de las diferencias sociales se deben a que los ricos son producto de la corrupción y un 74% le atribuye que las diferencias de los ingresos son injustas y que no tienen en cuenta el esfuerzo de cada uno. Un dato adicional es que el 73% piensa que una medida económica extraordinaria en el actual contexto serían los impuestos a las grandes fortunas para enfrentar la pandemia.

Es cierto que la decisión de radicalizar su discurso y de colocarse más a la izquierda pueda afectar su campaña en segunda vuelta, pero mantener el discurso actual la podría dejar fuera de carrera. Tamaña encrucijada la que enfrenta “Vero".