La FIL Guadalajara y la política
Sociólogo
Visité la FIL de Guadalajara considerada como la segunda mayor feria literaria del mundo. Llegué con la expectativa de ver, revisar y comprar libros de mi interés académico y laboral, así como escuchar las presentaciones de autores y panelistas considerados como los de mayor prestigio y relevancia en el mundo académico y literario. Pero de pronto algo pasó para que este evento se viera envuelto en un debate político que involucró no solo al presidente de México, Andrés Manuel López Obrador AMLO, al presidente de la FIL, Raúl Padilla, Rector de la Universidad de Guadalajara y al gobernador de Jalisco (Guadajara).
¿Qué pasó? Resulta que en uno de los paneles en las que participaba una importante funcionaria del gobierno de AMLO fue abucheada y enfrentada por un público hostil que no le permitió hablar. El escándalo fue mayúsculo al punto de que el propio AMLO denunció que la FIL se había convertido en un foro conservador en donde predominan escritores, politólogos de tendencia conservadora no solo contra su gobierno. Acusó al presidente de la FIL estar 36 años dirigiendo la Universidad de Guadalajara y la propia FIL con claras preferencias por autores e intelectuales conservadores de la derecha nacional e internacional.
Eran palabras mayores que obligaron a mirar incidentes que habían pasado inadvertidos como la protesta de colectivos de mujeres en las afueras de la FIL que denunciaban la desaparición de niñas en México; la protesta de estudiantes universitarios que acusaban la corrupción al rector y presidente de la FIL, así como el desaire que el gobernador de Jalisco y líderes políticos hicieron al evento.
El escándalo ya había escalado. Había, entonces, que analizar mejor qué estaba pasando. Qué otros hechos debían ser vistos como para entender lo que estaba sucediendo en la FIL.
Un hecho que no fue pasado por alto fue el país invitado. Se trataba del reino de Sharjah, una monarquía absoluta gobernada por una familia enriquecida por el petróleo y que fuera acusada por violaciones de derechos humanos por el Alto Comisionado de Derechos Humanos de la ONU. Claro, la particularidad de esta monarquía es que es considerada como culta, exquisita, promotora de las artes, la literatura, que invierte y mucho en la difusión de la cultura árabe en el mundo. Si la monarquía qatarí, acusada de homofóbica y violadora de derechos humanos ha organizado el mundial de fútbol; ¿por qué no la monarquía de Sharjah puede ser promotora de la FIL? Bueno, nadie se escandalizó por eso, así que este hecho pasó sin ser cuestionado por nadie.
Otro hecho si llamó la atención y que le dio cierta razón a AMLO: en las mesas de presentación de libros y en los foros de debate predominaban los autores y comentaristas conservadores. Aclaró, había presentaciones de escritores de izquierda pero, como señala un articulista de El País de España, eran menos. Tampoco esto puede ser motivo de acusación a la FIL, después de todo desde hace una década el pensamiento conservador y de derecha se ha consolidado como hegemónico en la academia política y literaria, pero en este caso, la mayoría de nuevos libros sobre política mejicana eran contra el gobierno de AMLO evidenciados en los títulos, otros eran contra los populismos y los gobiernos populistas. Tampoco podemos culpar a la FIL de ello, a fin de cuentas, este evento solo refleja lo que está pasando en la academia política.
Pero vayamos a la reflexión de fondo: ¿desde cuándo intelectuales liberales viraron al conservadurismo extremo?; ¿cuándo pasaron o cruzaron la imperceptible línea que separa el liberalismo del conservadurismo de derecha?; más aún: cuándo la FIL fue el foro preferido de esta corriente de pensamiento. Sin duda, uno de los personajes protagónicos de este tránsito ha sido Mario Vargas Llosa, quien ya no distingue el mal del bien, que prefiere a Bolsonaro que a Lula, que usa este foro académico para lanzar cruzadas suicidas contra la izquierda y contra intelectuales progresistas o democráticos sea estos socialistas o de centro. Evidentemente no es solo MVLL, también destacan en esa cruzada derechista Enrique Krauze y Porfirio Muñoz Ledo, ambos destacados intelectuales considerados liberales que no dudan en hablar y escribir que el mayor de los males de México no fueron los gobiernos de Salinas de Gortari, Felipe Calderón y Peña Nieto que, como sabemos no solo fueron corruptos sino que permitieron que los cárteles mexicanos se apoderaron de estados, gobernaciones y territorios en México. Ambos consideran que AMLO es el mayor de los males que ha vivido México. Obviamente poco les importa que AMLO tenga el 71% de aprobación a su gestión.
Visitar la FIL me ha permitido dar otro contenido a la pregunta vargasllosiana en qué momento se jodió el Perú por esta otra: en qué momento los liberales cruzaron la línea imperceptible que los separaba de la derecha extrema y del conservadurismo político y cultural.