Opinión

La presencia del quechua en los nombres de personas, lugares, plantas en el Perú del siglo XXI

Por Carlos Flores Lizana

Antropólogo y Profesor

La presencia del quechua en los nombres de personas, lugares, plantas en el Perú del siglo XXI Foto: INKARAIL

El quechua es una de las lenguas claves para entender nuestra identidad cultural. El Perú actual proviene de la formación política, económica y cultural que llamamos Imperio Inca, que fue destruida por la invasión española y el régimen colonial impuesto a partir de 1532. La cultura Inca fue incorporada en el virreinato junto con todas las otras etnias que formaban parte del Imperio Inca y cuyos límites están marcados por una gran red de caminos, denominada Khapaq Ñan o Camino Real, que nos precisa la influencia que tuvo esta lengua en toda América del Sur. Esta es la razón por la que encontramos nombres quechuas desde Colombia hasta Argentina, pasando por Ecuador, Bolivia y Chile y ello explica porque en la actualidad, en la lengua originaria más hablada de todo el continente, con unos 14 millones de hablantes.

Sabemos que el quechua fue la lengua nativa de mayor uso de los Incas y que, por razones políticas del imperio se extendió a otros pueblos que tenían sus propias lenguas como el Aymara, el Muchick, el Sec, etc. Tengo la hipótesis que las actuales variantes de quechua son, fruto de esa política lingüística implementada por las autoridades incas a partir del siglo XI de nuestra era, y que el proceso hegemónico fue interrumpido por la invasión española y su decisión de imponer el castellano a sangre y fuego.

Como todo pueblo con identidad las etnias dominadas y sometidas por los Incas, resistieron a la imposición del idioma y, desde sus propias lenguas, dieron origen a las variantes de quechua que tenemos actualmente. Esto lo he percibido a lo largo de mis años de convivencia con los descendientes de los Huancas de Junín, los quechuas de la isla de Taquile, los ayacuchanos de Cangallo y Huanta y los Kañaris de Lambayaque. Sin embargo, esta hipótesis debe ser investigada en profundidad y corroborada con las fuentes con las que se cuente. Otro tema que requiere de mayor investigación es el origen del quechua como lengua imperial.

En el Perú, el castellano tiene muchos términos quechuas, realidad que es más intensa debido a la supervivencia social de las poblaciones originarias, situación que se presenta no solo en el Perú sino también en Bolivia, Ecuador, Argentina y Colombia. Son abundantes los estudios sobre el particular, pero lamentablemente no han dado lugar a la formulación de políticas reales que fomenten una educación bilingüe y reivindicadora de nuestros antepasados originarios, y de convertirnos en un país bilingüe con todos los derechos que esto supone.

El ataque a la cultura ha sido tan brutal que no solo se atacó a la lengua sino a la vida misma de los quechuas hablantes. Los sobrevivientes de este genocidio solo han podido mantener sus apellidos e, incluso, se señala que muchos de ellos se cambiaron de apellido para no sufrir la discriminación racista de la sociedad española y mestiza. Fenómenos sociales parecidos de “ocultamiento”, por llamarlo de alguna forma. La etnohistoria conoce este proceso, similar al de los judíos que, junto con los moros, fueron expulsados de España durante “La Reconquista” a manos del reino católico de Castilla y León en los años de 1490; muchos de ellos cristianizaron sus nombres y apelllidos. Otro caso parecido en el Perú ocurrió en el siglo XX cuando Japón le declara la guerra a los EE UU, muchos japoneses se cambiaron de nombre y apellido. Estas son algunas formas de defenderse ante el abuso de las lenguas hegemónicas y dominantes sobre las minorías o las mayorías sometidas, económica y políticamente, como ocurrió y sigue ocurrendo con los quechuas andinos peruanos.

En ese sentido, existe la hipótesis por ejemplo, de que los “Perqa” ahora son Paredes, los “Mayu” ahora son Ríos, los “Yawar” son Yábar, los “Qocha” son Lagos, y así por el estilo. Probablemente esto no sea así, pero puede ser una forma de manifestar cierto racismo, porque critica a los peruanos de origen andino que buscan participar con más derecho y respeto en la vida pública del país. Actualmente, uno de los apellidos más numerosos en el Perú son los Quispe, que se dice que tiene su origen en Qhespi (transparente); sin embargo, analizando la lengua en términos filológicos y semánticos, podemos decir que vendría de qhespi kay (que significa ser libre); igualmente, el nombre de una de las provincias del Cusco, quespikachis (somos libres), precisamente se refiere a una de las provincias más indígenas del Cusco.

Hasta hoy han sobrevivido muchos apellidos, de algunos conocemos su significado pero de otros no. Tenemos Puma,(puma) Cóndor,(kuntur) Condori, Qorihuaman (águila de oro), Qulqihuaman (Águila de Plata) Yana (negro; pareja varón o mujer), Cjuno, Amaru (Serpiente), Tupacc, Yupanqui, Roqa, Sinchiroqa, Tanta, Apaza, Choque (oro en aymara) Chagua o Chahua, Atausupa, Corimanya, Huallparimachi, Cusihuallpa, Tupacyupanqui, Huallpa, Chillihuani, Sonqo (corazón), Kollqe (plata), Mallki (antepasado;árbol), Huillca o Vilca (nombre antiguo del sol; nieto), Tocto (Abeja), Huanca (peña), Huancahuari, Huayanay (Golondrina), Huari (Vicuña) Huayhua o waywa ( remolino) Huayta (Flor) Mallma, Manco, Maygua, Nina ( fuego) Ninahuaman ( halcón de fuego) Ñaccha ( peinar) Ñaupari ( el que va adelante) Urqosupa,(demonio del cerro) Olaya o Ollaya ( pedernal negro), Pari o Phari, Paucar ( Ave de la selva, abigarrado) Pinchi ( punto brillante, centella) Pillpi ( mariposa) Pumasupa, Pumakaja,( rayo de puma) Qillka ( escritura), Sayri (tabaco, príncipe) Sayritupaq, Sihui( anillo) Sullca,( menor), Suri (ñandú), Tika (ladrillo), Tikahuanca, Wilka, Wilca, Vilca ( sagrado) Willkapoma, Vilcapoma ( puma sagrado) Yanayacu ( agua negra), Llaqsahuanga ( peña pesada) Yakupayku ( agua de payco), Mayu ( rio) Callañaupa , Callapiña, Merma, Cachay, Coyla, Apusparia, Chuchon, Ataukusi, Astusvilca, Arotinko, Antay, Mayta, Ñaupari, Ñupa, Mayhua, Pillaca, Muchaypiña, Mucha, Malco, Malca, Manco, Mitma, Mallma, Lloclla, Llantoy, Llica ( red), Llasaruna, Lima (rimac), Limachi, Tuse, Inga (Inka), Julca, Huisa, Huaychau (nombre de ave mítica que enseña a los hombres a bailar) Huayascachi, Huallpa, Wallpa, (gallina) Huaman (halcón). Huamanchumo, Huamaní, Waman, Huamantaya, Huamantica, Huancahuari, Huancaruna, Huancas, Huapaya, Huaraca (honda), Huarachi, Huarancca, Huaranga. Waranqa, «mil», «millar», «jefe militar de mil soldados» (es una especie de rango militar). Huaroc, Huarca, Huasaca, Huatay, Cutipa, Cuya, Cuyán, Condori, Copa, Chukisuta, etc.

Lo más probable es que muchos de los apellidos surgieran como un símbolo para fortalecer su identidad, identificándose con algún animal totémico prehispánico. Por los apellidos quechuas se nota claramente la identidad étnica de la persona, así como su origen social, o la etnia a la que pertenecieron sus antepasados y de las que ellos descienden. El racismo se ha expresado en nuestro país, además, por el desprecio a los apellidos que provienen de las 48 lenguas originarias. Es lamentable que existan personas con tan poca sensibilidad que desprecian a otro ser humano por tener apellidos quechuas o de otras lenguas y les sacan en cara tener “esos apellidos de indios…de cholos o cholas”. Los estudios sobre racismo indican que, muchas veces, tener apellidos andinos es razón para no conseguir trabajo, no ser considerado para representar al Perú, etc.

Otra comprobación es que, desde la conquista y el proceso de la evangelización, los primeros nombres de las personas se fueron cambiando por los de los santos de la tradición cristiana. Cuando un niño o una niña se bautizaba, debía tener nombres cristianos: Pedro, Juan, María, Ana, Luisa, Santiago, Felipe, etc. Esto ha cambiado muy poco en la actualidad debido, precisamente, a la hegemonía de la cultura occidental y cristiana sobre la cultura quechua inca y demás culturas originarias. Desde la independencia hasta nuestros días los nombres todavía siguen siendo mayoritariamente de origen cristiano español, pero también con influencia de países que han tenido prestigio cultural, político, deportivo, científico, musical, etc. Los medios de comunicación han ampliado mucho más estas posibilidades y, ahora, tenemos entre nosotros nombres que vienen de los EE UU, Francia, Italia, Alemania, Rusia, Japón, etc.

Este hecho cultural en las personas también se ha dado con los nombres de los pueblos originarios cambiándolos a nombres cristianos o “bautizándolos” como San Pedro de Cajas, Santiago de Chuco, San Cristóbal de Huamanga, Santo Domingo de Cachi, San Juan de Jarpa, etc. En otros casos los renombraron perdiéndose el nombre original y solo quedó el nombre español cristiano. Con el tiempo, y por fenómenos lingüísticos, algunos nombres originarios se deformaron como Urin en Lurín, Pampamarca en Bambamarca, Arica khepa a Arequipa, Rímac a Lima, Qosqo a Cuzco, Puca allpa a Pucalpa, Quilla pampa a Quillabamba etc.

Hasta mediados del siglo XX casi nadie ponía nombres quechuas a sus hijos como ahora en que se ponen hermosos nombres, como: Urpi,(paloma) Ch’aska (estrella), Curi (oro), Yllariy (amanecer), Wayta (flor), Amaru (serpiente), Hatun,(grande) Sinchi (fuerte), Ayni (ayuda mutua) Kusi (alegría) y otros. Actualmente, es más fácil encontrar esos nombres; sin embargo, estos se escogen en familias de clase media de provincias o migrantes en la ciudad de Lima u otras como Arequipa, Cusco, Puno, Huancayo, Tacna. Los campesinos comuneros andinos no lo hacen, salvo muy raras veces, pero sí usan nombres que provienen de lenguas extranjeras como el inglés, portugués u otras lenguas. De este modo, encontramos nombres como William Huamán, Hitler Puma, Jeniffer Quispe, Hans Atahuallpa, etc.

En el terreno de la toponimía la cosa es trascendental para la geografía y la historia, como es el origen precisamente de los nombres de los lugares, ríos, puentes, etc. No se entiende cómo, historiadores y geógrafos peruanos, no se propongan aprender quechua, al igual que antropólogos, sociólogos y comunicadores, para entender mejor qué país somos y tenemos.

Empezando por eel nombre de nuestra capital Lima que viene de una deformación lenta de la palabra rimac (el que habla), la geografía física y política del Perú está llena de términos quechuas. También de hechos históricos y percepciones culturales, así tenemos por ejemplo: Apurimac (el dios que habla), Huancavelica (la peña del sol, la peña del abuelo), Arequipa (vinculado a la historia inca y el lugar donde está) Lurín, (que viene de Urin) Pachacamac (el ordenador creador del mundo), Pucalpa ( puca allpa= tierra roja), Huancayoq, (con una Huanca, con una peña), Iskuchaca (puente de yeso), Rumichaca (puente de piedra), Intilloqsina(donde sale el sol), Pumacanchi, Umuto, Warawara, Paucarpata. Paucarbamba, Paucar t’ika, etc.

Los nombres de los ríos, lagos, manantiales, montes, peñas, valles, planicies, cavernas, etc. Muchos de ellos venidos del quechua como: Millpu (tragadero), Ranrahirka, Yanama, Puqyupanpa (planicie donde está el manantial), Map’acho,(río loco), Markapata (pueblo de arriba), Pinchimuru, Yanaqaqa (roca negra), Yanacucha (laguna negra), Q’umer qucha (laguna verde), Waytapallana (altura donde hay flores para recoger), Upis, Wayllaqucha (la laguna donde hay una planta endémica llamada waylla) etc. Claramente, todos ellos tienen su significado de origen quechua o de lenguas más antiguas.

Los especialistas de la toponimia indican que los nombres pueden tener orígenes muy antiguos y no cambiar por estar vinculados a determinadas características de la tierra, su color, sus formas, o por fenómenos naturales como erupción de volcanes, etc. Igualmente, los nombres están relacionados a plantas endémicas como las que hay en nuestra patria con su multiplicidad de climas y diversidad fitobiológica. Así tenemos: plantas y flores como la Chilca, Panti, Waylla, Retama, Achonqaray, Intimpa, Hawanqay, y muchas otras. Finalmente la toponimia está relacionada con hechos históricos significativos, mitos de origen, etapas de la historia del Perú, costumbres ancestrales, para las comunidades campesinas, los pueblos, las ciudades y la propia nación.

Existen lugares llamados Yawarcancha (el corral de sangre o la planicie de sangre, que recuerda una batalla donde los indios mataron a un grupo de españoles que entraban a sus territorios), Incatiana (donde se sienta el inca), Paqariqtampu (el descanso donde se nace, lugar relacionado con el mito de los cuatro hermanos Ayar ), Tanput’uqu, ( el descanso con un orificio), Mayupampa (la planicie del rio), Tanpumachay (el descanso de la cueva), Huchuyqusqu,( el Cusco chiquito), Pantipata, (la altura donde hay plantas de panti), Paucarpata, Yura (color blanco), Yanawara (pantalón negro), Pikillaqta, (pueblo de pulgas) Mutka (mortero de piedra), Uchurahay (chosa de aji), Ayacucho, (rincón de muertos), Pukara (fortaleza), Huacrapukara (fortaleza con cuernos), Wañupampa (planicie de muerte), Urcos (cerros), Yanacancha (corral negro), Kallatiac,, Pachatusan (el que sostiene el mundo), (nombre de un monte de donde nace el agua de los restos arqueológicos de Tipon,) Acomayo (rio de arena,) Pukapukara (fortaleza roja), Calca (de kolqa = granero), Pumacocha (la laguna del puma), Warmiwarkuna (donde se cuelga a las mujeres consideradas malas), Ayawarkuna (donde se cuelga a los cadáveres), T’inki (lugar donde se encuentran dos ríos o lugar donde se encuentran los jóvenes para encontrar pareja), Wayraq punku (puerta del viento), Wayrapanpa (la planicie donde hay viento para aventar y limpiar la cebada o el trigo), Machu Qarwayu (pueblo viejo de Qarwayu), Pukak’asa (paso de montaña rojo), Antapanpa (la planicie de cobre), Qoriwayrachina (donde se avienta el oro), etc.

En la ciudad del Cusco se conservan nombres incas en calles, plazuelas, monumentos arqueológicos, riachuelos, puentes, casonas, templos prehispánicos, barrios, plantas y flores que, de alguna manera, rinden tributo a los incas, sus obras, sus costumbres y conocimientos, así como a a su historia y resistencia. Tenemos como ejemplo Hatunrumiyoq, Carmen k’iqllu, Pantipata, Coripata, Wanchaq, Chiwanpata, Larapa, Wankaro, Amarucancha, Kurikancha, Pumaqchupan, Atoqsayk’uchi, K’uychipunku, Waynapata, Limaqpunku, Limaqpanpa, Tullumayu, Maruri, Saphi, Pukin, y muchos más.

Un dato interesante es que se encuentran, igualmente, nombres aymaras y de otros orígenes en zonas quechuas pero que los pobladores ya no conocen su significado, como Tinta, Cheqacupe, Kikihana, P’isaq, Tipun, Waqarpay, Qalaqala, Qalapuja, Vilcanuta, y otros que se sospecha que sean de origen Aymara, Puquina, o de otras lenguas desaparecidas.

Finalmente, es necesario mencionar que el quechua es muy importante en lo que se refiere a nombres de la inmensa variedad de papas que existe en nuestro territorio y que, según los especialistas, llegan a más de cuatro mil. Lo mismo se puede decir de la variedad de las diversas variedades del maíz, la quinua, la quiwicha, la ocs, la mashwa, el año la maca, el isañu, el chikuro, y otros alimentos andinos, algunos poco conocidos y valorados. En este aspecto hay poco interés en consumir y conocer las plantas comestibles llamadas hortalizas andinas que se consumen en las comunidades pero que no se cultivan de manera sistematica. Tambien están las plantas, insectos y tierras medicinales (pe. el chaqho, los waytampu, el achupalla kuru, y otros ) tan importantes para el futuro alimentario y sanitario de nuestro país.

Algo parecido sucede con las variedades de colores y texturas de las lanas de nuestros camélidos peruanos. En este campo se tiene avances significativos, que muestran la riqueza de la cultura pecuaria, tan poco valorada y presente en la conciencia nacional. Por todo ello, tenemos una enorme tarea de ordenar este vocabulario maravilloso que no se debe perder.