Opinión

Las posibilidades de Verónika Mendoza de llegar a la segunda vuelta

Por Carlos Reyna

Sociólogo

Las posibilidades de Verónika Mendoza de llegar a la segunda vueltaFacebook Verónika Mendoza

Faltan 85 días para las elecciones del 11 de abril. Son apenas 12 semanas y un día. Si bien predomina la incertidumbre sobre sus resultados, las encuestas coinciden respecto a quiénes son los cuatro aspirantes que en estos días encabezan la intención de voto. Veamos la chance de cada uno de ellos, en particular de Verónika Mendoza.

Forsyth

Es el más favorecido en todas las encuestas, pero según Datum apenas supera el 10 % de las preferencias y el resto se ubica debajo del 7 %. Forsyth, a la vez, es el menos experimentado de los postulantes. Consiguió inscribirse tomando prestado el partido de un pastor evangélico, porque no tenía uno propio, y ha demostrado más de una vez sus debilidades como candidato.

Entre esas debilidades están su poco dominio del debate electoral. Por ejemplo, rehuyendo un diálogo sobre políticas de ciencia y tecnología y resbalando en una declaración sobre las normas de financiamiento partidario.

Esa inseguridad, y su desconocimiento de los temas propios de una campaña electoral, se irán haciendo más notorios conforme ésta se haga más intensa, y eso le restará capacidad de atracción entre el electorado. Por tanto no es tan seguro que pase a la segunda vuelta. Pero aún podría capitalizar un hartazgo contra los políticos que es semejante al de fines de los 80

Guzmán

El postulante que lo sigue en preferencias es Julio Guzmán, que ya lleva años construyendo su candidatura y su partido. Pero, en medio de la crisis partidaria generalizada, su partido quizás sea lo mejor que él tiene.

De hecho, han tenido un desempeño aceptable en el actual Congreso. Reaccionan rápido ante las circunstancias. Han elaborado un programa centrista y han reclutado a un grupo de candidatos jóvenes con amplitud y de criterios, al gusto de las clases medias, que son importantes en una elección.

Pero el candidato morado tiene dos debilidades. Una, que al actual gobierno de transición se lo vincula muy estrechamente, por el lugar prominente que el Presidente Sagasti tiene en el Partido Morado. De este modo, el desgaste que viene sufriendo este gobierno puede pasar factura sobre su partido y sobre su candidatura.

Y su otra debilidad, es inevitable decirlo, es el mismo Julio Guzmán. Hay excesiva impostación en sus gestos y en sus discursos, demasiada indiscreción en sus ganas de agradar. Eso le resta autenticidad ante los electores.

Este problema ya venía de antes. Se agravó con sus explicaciones poco creíbles respecto a aquella fuga del recordado incendio, que se lo van a sacar una y otra vez. Y se sigue acentuando con sus primeros spots de campaña. Aquél del bus que va recogiendo candidatos recibió harta crítica, pero peor fue la excusa. Era solo un montaje, una ficción, dijeron. Otra impostura pues. Son dos debilidades que van a lastrar su chance para la segunda vuelta.

Keiko

A continuación vienen Keiko Fujimori y Verónika Mendoza. Las dos ya tienen una importante experiencia política y electoral. Es la tercera postulación presidencial de Keiko y la segunda de Verónika. Y ambas han sido congresistas. De las dos, Keiko es la que presenta mayores lastres como candidata. En 2011 trasmitía demasiada proximidad con su padre, demasiado endose a su gobierno violento y corrupto, y perdió ante Humala. En 2016 aparentó tomar distancia del viejo patriarca y enfrentó a un débil PPK. Pero en la segunda vuelta se revelaron cuán malas eran sus compañías y PPK la derrotó, con la ayuda nada menos que de Verónika y de enormes marchas juveniles.

Lo que sí obtuvo Keiko, en 2016, es una bancada poderosa. Pero la usó para vengarse de un supuesto fraude en las elecciones. Prefirió polarizar, procuró derribar a PPK, echar a su propio hermano de su partido y aliarse y dejarse acompañar por corruptos, en el Congreso y fuera de él.

Y después de que el propio PPK se expuso a ser vacado y terminó renunciando, Keiko y su bancada repitieron el mismo odioso guión contra su reemplazante Martin Vizcarra. Pero este no cesó de ganarle todas las jugadas y terminó disolviendo al Congreso fujimorista, con el respaldo de grandes manifestaciones y hasta del Tribunal Constitucional.

Estas últimas imágenes aun pesan sobre la memoria de los electores. Su efecto desmoralizante aun afecta a la propia candidata. Ya probó, antes, casi todas las estrategias. Las duras y las blandas, y perdió. En su falta de brújula, optó por reivindicar de nuevo al patriarca fundador preso por graves crímenes. Keiko podría tener electores escondidos entre los más pobres pero, con tal confusión de momentos y actores, difícil que acierte en la ruta hacia la segunda vuelta.

__La chance de Verónika __

Respecto a Verónika Mendoza dejemos hablar a dos observadores cotidianos de nuestra política. Ninguno de ellos tiene simpatías políticas por ella. Es más, aborrecerían que termine siendo presidenta. Una de ellas es Rosa María Palacios, el otro, Augusto Alvarez Rodrich.

La señora Palacios ya ha afirmado, hace algunas semanas, que la candidata de la izquierda estará de todas maneras en la segunda vuelta. Y por allí nomas, Alvarez expresó que Verónika “viene con fuerza”, como diciendo lo mismo que su colega. La casi certeza de estos dos experimentados analistas de la derecha peruana tiene que ver con una serie de características de contexto y de actores que no sé si haga falta detallarlas. Por eso, me referiré solo a cuatro de ellas.

La primera es que pocas veces un contexto social, económico y político aparece tan propicio y legitimador para una candidatura como la de Verónika Mendoza. Jamás hizo tanta falta la justicia social, la inclusión, la defensa de los trabajadores y los vulnerables, el cuidado del medio ambiente, la equidad social de género y de culturas, y una economía, una política y unos poderes públicos alineados con esos conceptos.

Estos no son temas que sean monopolio de la izquierda, pero la derecha empresarial los omite y de hecho los combate. Y los centristas hacen discursos sobre ellos pero no salen de sus vacilaciones ni del miedo a los chantajes de la derecha. Por eso son temas que están más asociados a la izquierda y su candidata más viable ahora es Mendoza.

La segunda característica es que su juventud y su condición de mujer la legitiman respecto a un cambio que viene muy potente en los últimos años. Son siglos de poder patriarcal y ahora está cuestionado por todas partes. Aquí también cruje, y en nuestro caso los patriarcas, en las últimas tres décadas, envejecieron controlando un poder ultra corrupto y una economía antisocial.

La tercera es que Mendoza tiene ahora más oficio, conocimiento y seguridad en su discurso, incluso una cierta serenidad y formalidad para responder a entrevistas agresivas. Como asumiendo la convicción de que los electores premiarán que eluda la polarización y los modales chocantes.

Y por último, sus competidores más cercanos, como los ya mencionados, o los otros, no parecen tener la misma consistencia, calidad de conducta y madurez. A los que son mayores que ella, les falta consistencia o calidad de conducta. A los que son cercanos en edad, les falta alguna de esas condiciones.

Por eso la casi certeza de la señora Palacios y del señor Alvarez de que Mendoza “viene con fuerza”.

La primera contracampaña

Los poderes fácticos ven esos pronósticos como indeseables y amenazantes para sus privilegios. De hecho ya han comenzado a mover sus fichas para que no se materialicen. Han comenzado por una maniobra mediática blanda, digamos de baja intensidad.

La maniobra consiste en levantar la presencia mediática de alguien que definitivamente no es enemigo de Verónika Mendoza, pero si un competidor suyo en el campo de la izquierda. Me refiero a Marco Arana.

Esta última semana la televisión peruana ha entrevistado a Arana o cubierto sus actividades como nunca antes. Comenzó con una inusual cobertura en vivo de la conferencia de prensa de presentación de su plan de gobierno el pasado viernes 8 de enero a las 9am. Un número inusual de cámaras y periodistas, sorprendió a los propios anfitriones y continuó con rebotes en todo el día.

Luego en los días posteriores hubo una infrecuente serie de entrevistas al propio Arana o a los integrantes de su equipo en varios programas de medios como Canal N o los conducidos por Fernando Carvalho (RPP), Rosa María Palacios (Radio Santa Rosa) y Juliana Oxenford (ATV). No faltó la cobertura de un acto de campaña en una loza deportiva del distrito de Independencia.

El objetivo de esto es muy claro. No es que vayan a convertir a Arana en su favorito. Ni lo piensan ni lo desean. Pero sí lo pueden convertir en alguien que le reste a Mendoza los puntos porcentuales que necesitaría para pasar a segunda vuelta.

Así que este proceso electoral aún tiene varios desenlaces alternativos. Algunas candidaturas tienen una chamba cuesta arriba y con adversarios no solo visibles sino otros más o menos ocultos que actuarán con mayor osadía y turbiedad si así lo necesitan para defender sus intereses. Verónika tiene chance pero no será fácil. Nunca lo ha sido, en verdad.