Opinión

Los golpistas, una alianza vencible de políticos ineptos y militares en retiro

Por Carlos Reyna

Sociólogo

Los golpistas, una alianza vencible de políticos ineptos y militares en retiroExpreso

El orador hablaba en el tabladillo como si estuviera ante decenas de miles de personas en el enorme Paseo de la República. Dijo a sus oyentes que la historia misma los estaba contemplando, que estaba en juego la democracia en América Latina. Y les aseguró que una señal de triunfo era que había surgido “una alianza invencible entre civiles y militares para desconocer las elecciones y establecer un gobierno de transición que convoque a unas nuevas”.

No se contuvo allí el hablador. Implicándolo en el golpismo, le envió un mensaje público nada menos que al Jefe del Comando Conjunto, General César Astudillo, “para que trasmita a sus comandantes que estamos con ellos”.

El problema es que esto pasó en una mini manifestación de pocos asistentes, entre ellos unos pocos militares en retiro, en el pequeño Óvalo Quiñones. Y el orador era Alfredo Barnechea, cuya decisión histórica más reciente fue el retiro de su postulación a candidato presidencial de Acción Popular, porque no tenía ninguna chance de ganar. Este es el que ahora ofrece apoyo civil a un golpe militar.

Un político impopular en un partido minoritario y en crisis

Barnechea es impopular en su propio partido. La imagen que tiene la mayoría de militantes de AP es la de un recurrente oportunista que ha pasado por casi todos los partidos y tiene muy poca empatía hacia los sectores populares. Les pareció oportunista el discurso que dio en el velorio de Alan García en abril de 2019. No olvidan la incomodidad que denotaba cuando se le acercaban personas del mundo popular en su campaña en las elecciones de 2016.

Por eso es que su corriente es una de las minoritarias en un partido que no es gran cosa, sacó apenas el quinto lugar en estas últimas elecciones. Un partido escindido además en 6 o más corrientes y en el que tampoco ha caído bien el discurso golpista de su ex candidato. Si no lo sancionan, es porque ni siquiera tienen un comité de ética por la crisis interna que viven.

Los otros golpistas civiles, el fujimorismo

Naturalmente, en primer lugar están los fujimoristas que aún están tratando de asimilar el impacto, no solo de su derrota electoral sino de la andanada de golpes que siguen recibiendo. No solo el portazo y la puesta en ridículo que recibió en la OEA el grupo encabezado por Daniel Córdova, quien no logró llegar al Congreso en las filas de Alianza para el Progreso. También el portazo a su lideresa por la respuesta del gobierno a su carta de la semana pasada. Otro golpe muy duro que lo van a sufrir cuando ella tenga que asistir a las primeras audiencias por su juicio.

De hecho, el núcleo duro fujimorista va a insistir en sus maniobras golpistas, pero tantos golpes y frustraciones siempre provocan fisuras o deserciones importantes. Fuera del núcleo duro ya deben haber cavilaciones sobre si tiene sentido seguir denominándose fujimoristas con la gran resistencia y contaminación que tiene ese apellido.

Lourdes Flores y el PPC

Lourdes Flores es otra golpista obvia. Todo estudiante de derecho o abogado joven se percató de los disparates jurídicos que pronunciaba esta señora respecto al alegado fraude en las elecciones. Igualmente, todos saben que su único móvil era el de boicotear el resultado electoral, minar la legitimidad del gobierno entrante y dejarlo listo para el derrocamiento.

La señora Flores no tiene el respaldo de su partido, el PPC. Tan claro es esto que uno de los militantes notorios de su partido, Pablo Secada, ha discrepado públicamente con ella. El resto se ha mantenido en silencio. Debe ser que no quieren ni respirar tras sus pobrísimos resultados: no han sacado un solo congresista en tres elecciones sucesivas desde 2016.

Los apristas

No sólo Haya de la Torre, sino todos los fundadores del Apra, quedarían cubiertos de pudor viendo a su partido en manos de dirigentes tan mediocres y tan comprometidos en una maniobra golpista. Y todo para favorecer a una política tan nociva como Keiko Fujimori. Alguien que, casi con toda seguridad, terminará en la cárcel.

La mediocridad de los mandos apristas de ahora queda clarísima en el resultado de las elecciones congresales de 2020. Menos del 3% de votos válidos y ningún congresista. Y ahora, en 2021, se sumieron en el ridículo al no ser capaces de inscribirse a tiempo. No hubiera sido raro que, de haber participado, tampoco hubieran logrado un solo congresista.

En su momento, cuando no pudieron inscribirse, los dirigentes apristas se acusaron mutuamente de ser los responsables, entre ellos Nidia Vilchez que ahora sostiene que aquello fue por obra del JNE.

Cuadros apristas como Del Castillo, Mulder, Vilchez y otros aparecen alineados detrás de Keiko, pero, además de sus pésimos resultados electorales, viven en una perpetua bronca intestina por el control del aparato partidario. Por todo esto, el Apra venía siendo el único partido que superaba al fujimorismo en cuanto a rechazo ciudadano.

Tales son los grupos y corrientes que se ofrecen como el brazo civil de una aventura golpista. Cualquier actor político sensato, si recibiera una oferta de alianza de esos grupos, respondería muy rápido que no.

Los militares en retiro

Después del obligado repliegue de Keiko Fujimori, los militares y policías en retiro que se sumaron activamente a las movidas golpistas se han puesto ahora bajo la sombra de Rafael López Aliaga y de su socio el almirante Jorge Montoya.

A pesar de la agresividad y osadía de estos, hay circunstancias que no son favorables a esta corriente. Una de ellas es la respuesta firme y coincidente que han tenido todas las instituciones nacionales con responsabilidad sobre el proceso electoral. Tanto los organismos electorales como los tres poderes del Estado, más la Defensoría del Pueblo y la Junta Nacional de Justicia.

Otra circunstancia es la respuesta de las instituciones no nacionales con interés en el proceso electoral peruano. Ha sido unánime la solidaridad con los organismos electorales peruanos, tanto en los organismos multilaterales como en ciertos gobiernos importantes, especialmente el de los EEUU.

También es importante la perdida de adhesiones a la turbia causa fujimorista, tanto entre los que fueron sus votantes, según muestra una encuesta de IPSOS, como en algunos medios de comunicación masiva. Igualmente, el creciente avenimiento a dialogar con representantes de Pedro Castillo por parte del mundo de los bancos e inversionistas nacionales e internacionales.

Todo esto crea un movimiento inercial hacia la normalización democrática y no deja de ser tomado en cuenta por muchos actores económicos e institucionales, incluidos los militares en actividad.

La derecha golpista es un tigre de papel, pero ….

Rafael López Aliaga y Jorge Montoya son malos líderes políticos. Ambos son torpes para comunicarse. Incurren en excesos verbales, en demagogia poco creíble o en arranques autoritarios incluso risibles. Todo eso pudo servirles cuando una parte del electorado vio en ellos un rechazo a la política tradicional. O cuando otra parte quiso expresar con ellos su miedo o rechazo al comunismo. Pero, a partir de cierto momento, esos votantes comenzaron a preferir otras opciones y López Aliaga no pasó a la segunda vuelta.

En suma, la derecha golpista no las tiene todas consigo. Es una alianza de políticos camino al retiro, ya sea por ineptos o por sentencia, con militares en retiro inaptos para la política.

Sin embargo, Pedro Castillo no sobrevivirá sólo por las limitaciones de sus enemigos. Necesitará un equipo ministerial y un paquete de medidas que le ayuden a construir un cierto consenso para transformar su legitimidad de origen en legitimidad de conducción.