Los miserables
Abogada y escritora cusqueña
La corrupción es una conducta humana que se realiza con conocimiento y voluntad, esta existe desde los albores de la civilización. Después de que el hombre dejara las hordas nómadas, organizándose en grupos de manera sistemática y emergiera la propiedad privada, buscó satisfacer sus nuevas aspiraciones.
La competencia por recursos económicos, posición social o poder generó discordias entre individuos y grupos humanos. El deseo insaciable de satisfacer el interés personal por encima del bienestar general ha ocasionado que muchos países, como el Perú, sufran un cáncer que ha hecho metástasis; en referencia a los niveles de corrupción que año tras año nos aqueja.
Las circunstancias no hacen al hombre, lo revelan. Urge que el ser humano, explore nuevas formas de evolución, que exista la predisposición de ser perfectibles y eso solo se logrará con la reflexión concienzuda de nuestros valores individuales y sociales. Todos tenemos la capacidad de elegir, por eso justificar los actos de corrupción no es aceptable, existen personajes que creen que trabajar para el gobierno es sacarse la lotería, muchos de ellos solo continúan su carrera delictiva, esta vez en altos cargos. Estos miserables delincuentes crónicos son ahora autoridades y nos asaltan en presencia de todos. Es de miserables robarle a la gente de un país que tiene 11.5% de desnutrición crónica infantil. Es de miserables que, cuando 5 de cada 10 niños del Perú profundo tienen anemia, el exministro Jose Luis Gavidia, tuviera la desvergüenza de pagar con el dinero de todos, platos de hasta s/. 185, esas carnes finas, tiernas y de gran sabor que la mayoría del tan mentado pueblo jamás siquiera tendrá oportunidad de probar.
Hace poco más de un año ocurrió un escándalo de corrupción en Finlandia, uno de los 7 países con menor corrupción en el mundo, se habrían destinado 850 euros al mes para desayunos familiares de la Primera Ministra, hecho que devino en una minuciosa investigación. Este monto, en nuestro país, violado por la corrupción, es pan de cada día y hasta se ha normalizado que se usen las cajas chicas para financiar faraónicas comelonas.
Si anhelásemos ser un país competitivo, considerando lo rico y maravilloso que es nuestro Perú, lo primero que se debería hacer es frenar la corrupción. Ello, sin importar si estos actos fueron cometidos por el Presidente, Ministros o cualquier personaje de turno que ostente un gran cargo. Es necesario que se cree una Red de Cooperación Anticorrupción articulando esfuerzos entre el Ministerio de Justicia, la Fiscalía de la Nación y el Ministerio del Interior.
Como dice Calderón de la Barca: los sueños, sueños son. Y es claro que estamos soñando con un país incorruptible cuando la propia Fiscal de la Nación, que irónicamente pretende desentrañar la corrupción, haya retirado a la fiscal que investigaba a su hermana, nada más y nada menos que por corrupción.