Mama Huaco y la diversidad de género en el Perú Antiguo
Licenciada en Historia por la Pontificia Universidad Católica de Chile. Magíster en Historia mención Estudios Andinos por la Pontificia Universidad Católica del Perú.
Los estudios de género y la teoría queer en la antropología y la arqueología han ayudado a romper con la aproximación binaria y heteronormativa hacia el pasado andino, al revelar la existencia de géneros que no eran ni totalmente femeninos, ni tampoco masculinos. En este aspecto, como lo explica Butler, la genitalidad no siempre determina el género, sino que lo hace la performatividad, y el rol desempeñado. Asociamos que, lo que hoy significa ser hombre o mujer, era igual en el pasado, lo que puede producir un sesgo a la hora de investigar otras culturas en diferentes tiempos históricos.
Analizaremos el mito fundacional inca de los hermanos Ayar, centrándonos particularmente en el análisis de Mama Huaco. Según Horswell (2013) los géneros no binarios suelen asociarse a los sectores de élite política y religiosa y son vistos como mediadores en las relaciones entre los géneros masculino y femenino así como con los ancestros y seres sagrados. En este sentido, el análisis de las funciones y relevancia de Mama Huaco, ejemplificarían que correspondió a un arquetipo de dichos géneros. Contaba tanto con el poder político, religioso y militar, perteneciendo al grupo de élite y ancestro de los incas, y al mismo tiempo tenía características agrícolas, que la relacionaban con los ayllus.
Guamán Poma la describió como la líder política de los incas míticos, enfatizando que poseía mayor mando y autoridad que Manco Cápac. Por otro lado, el cronista Sarmiento de Gamboa, le atribuye ser la portadora de los cetros, que eran insignias del poder político. Asimismo, poseyó la parcialidad de Chumpi Cancha, siendo la única hermana Ayar que obtuvo dicho beneficio, al igual que sus hermanos.
Por otro lado, lo que más la caracteriza en las crónicas, es su aspecto temible y feroz o sus “características varoniles” a la hora del combate. Recurrentemente, es la cabeza militar, y Manco Cápac está ausente incluso en las hazañas bélicas. Un ejemplo de aquello se encuentra en la conquista de los Alcabizas, descrita por Sarmiento de Gamboa, en la que también toma posesión y dominio de sus aguas. Esto, pondría de manifiesto el carácter andrógino del personaje, pues la característica principal de las wak’as femeninas en Huarochirí era poseer el dominio de los canales, y el agua es asociada también con atribuciones, nombres y wak’as femeninas. Mama Huaco, entonces, poseería características tanto masculinas como femeninas.
En el ámbito religioso, Betanzos narra que luego de matar a un indio, le saca los bofes y posteriormente los sopla. En el mundo andino, aquel acto se realizaba a un animal cuando se quería adivinar el futuro. Para Guaman Poma, fue la primera “sacerdotisa” andina, y, por ende, quien estableció los ritos para poder comunicarse y rendir los cultos a los ancestros. Nuevamente, se puede ligar a Mama Huaco con un género no binario. Era una peculiaridad de las autoridades religiosas tener una categoría de género “intermedia”, pues eran requeridos para reestablecer el orden y conectar con los ancestros, al igual que algunas wak’as que eran andróginas, como Viracocha (Isbell 1997, Horswell 2013)
En el mes de abril, los hombres que se convertían en guerreros, salían a la chacra de Sausiro y llevaban el maíz que habían recogido. Asimismo, se recordaba a Mama Huaco por haber sembrado el primer maíz, convirtiéndose en un personaje relevante en la obtención del alimento, pues ayudó a la fertilización de la tierra. De esta manera, entregaba la energía vital tanto a las mujeres para la procreación, como a los guerreros para que ganaran en los combates. Debido a que dentro de ella existían las “fuerzas” femeninas y masculinas, su identidad andrógina era fundamental para la reproducción del mundo andino.
Por otro lado, la fluidez de género también era concebida como normal y necesaria en el mundo andino. Isbell (1997), a través de un estudio etnográfico, identificó que la vida misma tenía etapas en que primaban características de un género u otro, dependiendo en cuál ciclo se encontrara el individuo. Por ejemplo, en la niñez, se hablaba de “inmaduros”, y no se les atribuía un género en particular, aunque se liga a la infancia con el ámbito femenino, mientras que la vejez, por la “sequedad” del cuerpo, se asocia a la esfera masculina. Al “morir” los ancestros comienzan su paso a lo andrógino, uniendo las esferas masculinas y femeninas.
A modo de conclusión, se puede decir que, el analizar a Mama Huaco desde los estudios de género y los queer studies, permite repensar el pasado andino y visibilizar otras agencias y categorías de género, que pasarían desapercibidas si lo leyésemos con los lentes y sesgos de nuestra cultura occidental actual. Así, los conceptos de dualidad y complementariedad andina se deben volver a reinterpretar, incluyendo a otras identidades sumamente relevantes y relacionadas con las estructuras de poder en los Andes. Ojalá el estudio del pasado andino y las diferentes alteridades de género, sirva para lograr un mayor respeto y comprensión en nuestro presente.
"Género e Historia" es es una colaboración del Grupo promotor de la Asociación de Historia de las Mujeres y Estudios de Género en el Perú (GPAHMGP) que busca promover y articular investigaciones históricas desde los estudios de género y las mujeres. Les invitamos a enviarnos sus columnas al correo electrónico jornadashistoriamujeres@gmail.com