María Emma Mannarelli: "No solo es un ministerio lo que está en juego, sino la vida de nosotras"
Corresponsal en Ayacucho
Las bancadas conservadoras al interior del Congreso de la República continúan con su arremetida contra el desarrollo e implementación de políticas a favor de los derechos de la mujer y del enfoque de género. Su última propuesta es cambiar el nombre de Ministerio de la Mujer por el de Ministerio de la Familia, situación que ha generado diversas reacciones de ex autoridades del sector y de la sociedad civil. Para conversar al respecto, Noticias SER entrevistó a María Emma Mannarelli, docente principal de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos e historiadora feminista
¿Cómo interpreta la pretensión de cambiar la denominación de Ministerio de la Mujer por la de Ministerio de la Familia?
Este es un afán que ya tiene algún tiempo y que aparece de distinta forma y en distintos escenarios políticos. Es el sentimiento y la postura de los conservadores, de los antiderechos, de aquellos a quienes las mujeres como ciudadanas les incomodan. En este caso confluye la fuerza de la agenda cristiana evangélica con las tradiciones católicas que siempre se han sentido incómodas con la presencia de la mujer en el espacio público, con mujeres ciudadanas que plantean sus derechos, sobre todo aquellos relativos a la reproducción y a la sexualidad, que al final son los derechos a la libertad, que son tan importantes en una democracia.
¿Qué hay detrás de esta intención?
Los factores que menciono actúan en medio de la descomposición de lo político que estamos experimentando, y se combina y potencia con lo más retrógrado, con ese machismo local nativo que a la vez busca para ganar políticamente. Entonces, lo que vemos es cómo se marginan los derechos de las mujeres para fines supuestamente políticos, que en verdad son intereses personales. Y es que estos sectores se sienten amenazados por una agenda igualitaria y autónoma, que les hace perder mucho.
¿Cómo se explica este posicionamiento de bancadas conservadoras de izquierda y derecha que van en contra del desarrollo e implementación de políticas que garanticen los derechos de la mujer?
Creo que se vuelve crítica la situación y es amenazante para las mujeres por la crisis política, por la violencia que vivimos todos los días, por la descomposición de lo político. Además, eso podría llevar a muchos grupos a negociar todo lo posible para ganar una cuota de poder y se negocian los derechos de las mujeres sin problema. A estos grupos les incomoda la igualdad, tienen fobias a que las mujeres estén presentes en el espacio público. Y, hay una confluencia perfecta en quienes piensan que las mujeres solo deben estar en el mundo familiar. Hay un afán por encerrarlas, por sacarlas de lo público, por evitar su voz, su palabra y que sus derechos sean parte de la esfera pública y de las instituciones. A la mujer solamente se les tolera cuando habla con voz de esposa, madre o hija, pero cuando las mujeres tienen una voz propia, ciudadana y autónoma, los hombres con poder se sienten afectados y amenazados.
¿Cuáles son las implicancias de pretender que el enfoque de familia reemplace al enfoque de género en las políticas públicas?
Las repercusiones y consecuencias, serían a mediano y largo plazo, algunas muy concretas y otras simbólicas que tienen mucha fuerza. Para empezar, es una larga lista, pero me gustaría mencionar algunas. Si se consolida esta propuesta de erradicar el enfoque de género a través de la cancelación de la educación sexual integral y el enfoque de género en el currículo, se pondría en cuestión la transversalización del enfoque de género donde el Ministerio de la Mujer ha tenido un protagonismo importante, a pesar de sus siempre escasos recursos presupuestales. El enfoque de género es crucial para disminuir la violencia y empoderar a las mujeres. Abandonar estos avances, que han significado que las mujeres tengan acceso a un conjunto de derechos y oportunidades, sería un retroceso en la lucha contra la violencia contra las mujeres, que en nuestro país, es aterradora y brutal. En todo ello, se pretende poner en cuestión a los Centros de Emergencia Mujer, que tanto han costado y que cuentan con pocos recursos. Me parece que sería un crimen, un atentado contra la vida de las mujeres, no solo es un ministerio lo que está en juego, sino la vida de nosotras.
¿Cuál es su parecer sobre opiniones que indican que al interior de las familias todos sufren y por ello no sólo hay que preocuparse por los derechos de la mujer?
Para empezar, creo que hay un mito al decir que la familia es la célula básica de la sociedad, porque la familia sola no es un surtidor de buenos valores naturales. La familia tiene que interactuar con una buena escuela, con un sistema de salud que funcione bien. Cuando los miembros de la familia sufren, es porque esas otras instancias no están funcionando bien, porque tienen una actuación pobre, mediocre y descuidada. Por otro lado, una familia sin mujeres con sus derechos garantizados, es una familia donde todos están en riesgo, porque cuando las mujeres no tienen un derecho garantizado, no se promueve la igualdad dentro de la familia y la familia se convierte en la cuna de la desigualdad y los abusos. Entonces, no empoderar a las mujeres y a los niños y niñas, que son los más desprotegidos, es avalar una jerarquía que atenta contra la pacificación, no solo de la familia sino del país entero.
Ante este giro peligroso que está dando el Congreso de la República ¿Qué salidas nos quedan?
En verdad, no es tan fácil encontrar las maneras más efectivas de enfrentarse a estas posturas retrógradas, pero lo más importante es que las personas formen colectivos y se manifiestan públicamente, salgan a las calles, protejan los espacios de intercambio y de discusión. Ahora que vienen las elecciones municipales y regionales, sería importante que estos grupos exijan a los candidatos que presentan medidas que refuercen la presencia de las mujeres, o preguntarles cuál es la postura de estos grupos frente al acoso político, qué están haciendo para garantizar que las mujeres se presenten a las candidaturas y, cómo está la paridad de género en las listas. Seamos una ciudadanía vigilante y consciente, porque no podemos vivir en un país donde los derechos de las mujeres y las niñas se atropellan.