Opinión

Más allá de los discursos, el desprecio hacia las lenguas y culturas

Por Vicente Alanoca Arocutipa

Antropólogo aymara

Más allá de los discursos, el desprecio hacia las lenguas y culturasFoto: Blogitravel

Somos testigos en el Perú de acontecimientos que opacan la gobernabilidad y el respeto a la pluralidad y la dignidad de los 55 pueblos originarios y 48 lenguas de nuestro país. Esto se hizo visible una vez más, con el uso de la lengua quechua y aymara por parte del Premier Guido Bellido en su presentación en el Congreso de la República. Esta situación ha generado discursos desde diversas ópticas y calibres, como el caso de la Presidenta del Congreso, que increpaba al señor Bellido para que usara el castellano, porque “no le entendían”. Esto me hizo recordar, una actitud similar cuando en agosto del 2021 ,se dialogaba sobre la Plaza de Ganado Ilave, y con la venia del Prefecto, representante de la Defensoría del Pueblo, Policía Nacional, representante del Ministerio del Interior no le permitieron el uso de la palabra a un Teniente Gobernador, inclusive se burlaron cuando le obligaron a que pueda intervenir en castellano. Y aunque informamos de este hecho al Ministerio de Cultura no paso nada.

En suma, lo que se vivió en el Congreso ocurre cotidianamente ahí donde la población aún conserva y utiliza su lengua nativa. Esta situación no es asumida por el Estado, por el contrario se ha buscado cualquier pretexto para poder convalidar ese vacío. En primer lugar transitamos hacia un proceso de homogenización cultural, vía la escuela o la academia, sobre la base de la fundación de estados uninacionales. En segundo lugar, a través de la escuela se asumió una actitud de vergüenza y odio frente a las culturas y lenguas, presentándolas como obstáculos del desarrollo. En tercer lugar, quienes proceden de estos pueblos fueron y siguen siendo rechazados sistemáticamente bajo diversos pretextos y argumentos. En cuarto lugar, el Ministerio de Cultura desde el Estado hizo el esfuerzo de subsanar vía intérpretes y traductores, tarea que se ha asumido con mucha pasión y expectativa por quienes somos parte y procedemos de estos pueblos, pero en el fondo estamos en una fase de transición con importantes avances.

Urge recrear el respeto y el reconocimiento hacia los pueblos y culturas más allá de los discursos vanos y vagos, que caen en una retórica de doble rasero, porque al final es tendenciosa, cuando no se encaran los problemas de racismo y discriminación que viene saltando al más alto nivel. Ello no es cuestión de traductores e intérpretes a quienes nos dicen que debemos ser neutrales, lo cual es obvio por la función y el rol que nos toca, pero de ninguna manera justifica las brechas de la desigualdad e inequidad. Por tanto, se hace necesario la refundación del Perú, la cal solo será posible cuando sintamos, pensemos y actuemos de manera plural y transparente desde la cotidianidad.