Naturaleza de la crisis actual
Antropólogo y arqueólogo
Si bien desde hace años había decidido no intervenir en la vida política del país, voy a seguir la línea trazada por José Ignacio López Soria. La crisis que comienza es más seria de lo que pudimos imaginar. Nos revienta en la cara la existencia de una derecha que reclama que no se disuelva el Estado que han construido sus antepasados o sus socios extranjeros cuyos beneficios millonarios les proporciona la riqueza extraída de nuestras tierras y nuestro pueblo, sin percatarnos de cuánto es lo que se llevan a cambio de sus inversiones.
Hace unos meses publiqué ‘Breve historia general del Perú. Desde sus primeros pobladores hasta la debacle de su oligarquía’, un libro que tiene como objetivo destacar la naturaleza estructural de nuestra vida contemporánea. Allí propongo que el Perú, después de la invasión española, fue creando una duplicidad de personas, que nosotros –ya independientes del dominio español– dividimos a raíz de esto a nuestro pueblo en dos estamentos sociales opuestos: unos descendientes de los españoles y otros los nativos. Nuestra emancipación, más que independencia, se propuso en el siglo XVIII bajo la conducción de un movimiento conducido por Túpac Amaru y Micaela Bastidas que proclamaba la necesidad de cambiar lo que había establecido la colonia española por un proyecto de vida que tuviera en cuenta lo que la población nativa había conseguido construir a lo largo de miles de años. Su última versión era lo que los españoles llamaron Imperio de los Incas, que era una unidad política y económica que se expresaba en el reconocimiento de una regionalidad respetable, única forma de lograr el éxito que tuvo este imperio y uno que previamente existió que denominamos Wari.
Los españoles respetaron muchos de los logros nativos, pero cuando se produjo la emancipación, nosotros –sus hijos criollos o mestizos– rompimos con lo que proponía Túpac Amaru, y en la Constitución política de la nueva nación expulsamos de ella a los nativos y construimos un Estado solo para criollos y mestizos, con Poder Ejecutivo, Poder Legislativo y Poder Judicial para los hispanohablantes, excluyendo a los otros de la educación, el acceso a la salud y el trabajo, dejando para los nativos solo los trabajos agotadores e indeseables.
Lo que ocurre ahora es que "los otros" han derrocado a los que siempre tuvimos el poder y podemos ser médicos, abogados, técnicos, congresistas, ministros o presidentes. Por eso se están levantando "los otros", porque por primera vez en la historia del Perú alcanzaron mayoría en las elecciones que desesperadamente trataron de impedir las derechas acusándolos de fraude e impidiendo la gobernabilidad del elegido, señalado como corrupto, acusación generalizada sobre todo desde los que manejan el país: violadores de las leyes y de la Constitución. No hay otra salida que cambiar la estructura de la Constitución y recuperar la nacionalidad de los "otros" para que todos seamos iguales.