Nelsy Lizarazo: “Para pensar la educación que queremos, tenemos que pensar qué mundo queremos”
Escritor y periodista
Del 13 de octubre al 26 de noviembre, se realizó de forma virtual la XI Asamblea Regional de la Campaña Latinoamericana por el Derecho a la Educación (CLADE), con el lema “Derecho Humano a la Educación: horizontes y sentidos en la post pandemia”. Sobre esta asamblea, la realidad educativa en el continente y el actual contexto político y sanitario, Noticias SER conversó con su Coordinadora General, Nelsy Lizarazo.
El título de esta XI Asamblea de CLADE hace alusión a los desafíos de la educación en la post pandemia. ¿Cuáles son esos desafíos?
Ya había una serie de brechas muy profundas en nuestro continente. Con la pandemia esas brechas han salido con toda su crudeza. Millones de niños, niñas y adolescentes se han quedado fuera del sistema educativo, pues los estados no tenían ninguna respuesta para garantizar que continuaran desde sus casas. El desafío ahora es volver a los niveles anteriores de acceso. Hay que tomar este momento como una oportunidad para avanzar en la agenda del derecho humano por la educación.
¿Qué perspectivas ve con estos desafíos, a partir de los problemas económicos que ya tenemos?
El financiamiento para la educación pública siempre ha sido una de los más grandes problemas en nuestra región. En muy pocos países, los porcentajes alcanzan. Lo cierto es que se viene una crisis económica muy fuerte. Lo que debemos hacer es reforzar presupuestos de educación, sacar a docentes del desempleo y su precarización.
¿Cómo podemos financiar todo eso?
Para que nuestros estados no se endeuden, nuestra repuesta es justicia fiscal. No se puede seguir tolerando evasión de impuestos de corporaciones, de las grandes riquezas. La gente que más tiene debe pagar impuestos. Los estados deben invertirlos bien y los ciudadanos debemos hacer vigilancia de eso. Con ese dinero se puede cubrir salud y educación.
Vayamos a la Asamblea. Se ha hablado de educación de personas jóvenes y adultas; así como de las desigualdades. ¿Qué perspectivas encuentran en estos temas?
Si nuestros estados no invierten en personas adultas que necesitan tener su trayectoria, opciones vocacionales, no podremos superar otras desigualdades. Los hogares donde papá y mamá tienen formación para acompañar a hijos en sus deberes, han vivido mejor que donde no la tienen. También se tiene que lograr que la Internet sea un bien público y que todos tengan acceso.
En cuanto a la privatización de la educación que se ha dado en las últimas décadas, ¿qué avances encuentra en cuanto a un mayor papel del Estado?
Con la educación y la salud hemos tenido esta grave dificultad. Estas no pueden ser negocio, sino derechos garantizados por el Estado. La mayoría de la población no puede pagar su educación y su salud. Los estados deben ser garantes de derechos humanos, capaces de establecer límites para que ninguna iniciativa se aproveche ni de esta ni de ninguna situación futura.
Ya que hablamos de este asunto, ¿cómo entiende CLADE este término de “calidad educativa”?
No es un concepto al que apelamos, porque es un término asociado al mercado. Eso trae dificultades en diseños curriculares y evaluaciones docentes; impacta en pruebas para niños sobre si son los conocimientos que se necesitan. Preferimos hablar de educación crítica, para que cada uno construya un criterio propio, elija sus propios caminos y aporte a la sociedad. Para pensar la educación que queremos, primero tenemos que pensar qué mundo queremos. Y el mundo que tenemos es muy desigual, injusto, discriminador.
Otro asunto tratado en la asamblea es el de los derechos humanos. ¿Cuánto falta por avanzar y qué papel ha jugado la educación?
El derecho humano a la educación te habilita para ejercer otros derechos. Si los niños pequeños ya no van a centros de cuidado, no solo se afecta a su derecho a la educación, sino a la alimentación, porque allí se les da su desayuno y almuerzo a los más desfavorecidos. Otro factor es el derecho humano al agua; si las escuelas no tienen agua, es algo vergonzoso. También tratamos la educación en derechos humanos, en la que se de enseñar a respetar los derechos de los otros.
En los últimos meses hay un cambiante contexto político: victoria del cambio de constitución en Chile, retorno del MAS en Bolivia, derrota de Trump en Estados Unidos. ¿Qué perspectivas encuentra para la educación en este contexto?
Cada vez más cobra sentido contar con posibilidades de educación crítica, pero aún no tenemos elementos suficientes para comprender que está pasando. Perú también nos sorprende en los últimos meses. Trump perdió, pero tuvo 70 millones de votantes, lo que no es poco. No es que lo que venga con Joe Biden sea maravilloso. Una obligación de los educadores es acompañar en la lectura crítica del contexto.
Acaba de mencionar a Perú. ¿Cómo observa a nuestro país en el tema educativo? Se han ensayado algunas reformas en los últimos años.
En el tema de derechos de niños, niñas y adolescentes, Perú tiene espacios donde el Estado y la sociedad civil dialogan y trabajan políticas que garanticen derechos. Eso les ha permitido lograr avances importantes en educación de jóvenes adultos y derechos de la primera infancia. Las políticas públicas que no se construyen en diálogo están condenadas a no sostenerse, porque no se piensa desde la necesidad de la gente. Perú tiene allí mucho que contar.