Ni por la izquierda ni por la derecha…por los peruanos y el Perú.
Antropólogo y Profesor
Empiezo este articulo comentando la foto que escogí y que yo mismo tomé una de las mañanas en las que me asomo a mi ventana. Es un hombre que tendrá entre treinta y cuarenta años, que duerme en una de las bancas de un pequeño parque en el que está el departamento que alquilo. El ciudadano peruano que viene durmiendo ya varias semanas, parece ser un padre de familia que para poder trabajar en las calles del emporio comercial de Gamarra duerme allí y se ahorra de ir y venir a su casa, también exponerse menos al contagio del covid. Llega en la noche extiende uno cartones para aislarse del frio de la loseta y se cubre con una manta que trae en un bolsa que se la lleva a eso de las seis de la mañana. En otra bolsa de plástico acomoda sus zapatos y algunas cosas más y se las pone de almohada. Para mi este hombre representa a miles de peruanos amenazados por la enfermedad y que han perdido el trabajo formal, que hace todo para que en su casa no falte siquiera la comida del día para su familia. No tiene donde hacer sus necesidades básicas ni tiene agua para siquiera lavarse la boca o la cara, cada madrugada que se levanta.
Las elecciones que acabamos de ver y participar, para mí, son la expresión de “un país gravemente enfermo” como diría Manuel González Prada; por una parte la elección de Pedro Castillo, sobre todo con el voto de las provincias y el magisterio, y que le sigan tres candidatos de la derecha más dura y corrupta, son una muestra de la clase de ciudadanos somos y que tipo de políticos tenemos. Se han preocupado en la campaña, más por mostrarse ellos y su capacidad de descalificar al adversario, que proponer un plan de gobierno y buscar lo que nos une, para responder a un país que agoniza por el covid-19, el desempleo, el hambre y la angustia.
Los análisis que se empiezan y expresan de inmediato -conocidos los resultados oficiales con cierto desconcierto- nos parecen decir que tenemos que escoger entre la izquierda peruana de Castillo que tiene conexiones con el Movadef y el SUTE-CONARE, es rondero y maestro de escuela y que estaría mirando a modelos como Evo Morales, Maduro y Correa. Por el otro lado tendríamos a Keiko Fujimori y los dos candidatos “aerolitos” de derecha que han logrado el voto de zonas tradicionalmente fujimoristas y conservadoras, como Piura, Lima, el Callao, Lambayeque y alguna región más. La señora Keiko representa lo peor de un partido cuyo inspirador está preso por asesinato y corrupción, y está acusado de esterilizar unas 300,000 mujeres y 25,000 varones sobre todo del ande y la amazonía; pero además ella misma con cárcel domiciliaria y enfrentando varias acusaciones por corrupción, asociación delictiva, etc etc.
La opción para algún comentarista, medio cruel, nos ha dicho que la opción es “que si queremos morir de sida o de cáncer”. Bueno, si esa es la opción, yo rechazo esta alternativa, yo en primer lugar no quiero morir y esa opción me parece que cierra la capacidad que tenemos de pensar y hacer política de otra manera, en este nuestro querido país. Si escogemos a Castillo, nos dicen, que estamos optando por un modelo marxista, comunista, estatista y en camino de volvernos como Venezuela, Cuba o Corea del Norte. El otro modelo es que las cosas se mejoren pero sin salir de la tiranía de la economía del mercado, donde las leyes de la oferta y la demanda son las que nos marcarían el paso y que el Estado solo se limitaría a ser un árbitro de esas relaciones libres y dinámicas. Como decía, yo no me siento representado por estas dos opciones ni estoy dispuesto a someterme a la disyuntiva que se nos presenta.
Yo opto por los peruanos y peruanas que desean un Perú más justo, más próspero, más tolerante, mejor organizado, ni de derecha ni de izquierda, ni Cuba ni los EEUU, tenemos que buscar, y lo podemos alcanzar, es un Perú libre y soberano, ni sometido ni humillado por ninguna potencia extranjera ni tampoco aislado y muriendo sometido y pisoteado por un dictador del color que sea. Opto por un futuro mejor para todos los peruanos, por nuestros niños y jóvenes, por esos millones de peruanos que ahora nos fajamos y luchamos por tener un trabajo, mejor educación y salud. Podemos pensar un modelo de desarrollo propio y a la medida de nuestras necesidades y aspiraciones, libres de las cadenas que nos impiden desarrollarnos con autonomía y justicia, con identidad y futuro.
“Peruanicemos el Perú” en este sentido, basta de política fanática y solo interesada en el poder y la ganancia, peruanicemos la política y humanicemos la actividad política. El fin del estado y la economía es la persona humana, no es el poder ni el lucro lo que tienen que hegemonizar nuestra vida pública y privada y sobre todo para minorías privilegiadas. En este sentido me parece que el primer acuerdo al que tenemos que llegar es tener una nueva Constitución que exprese y garantice ese proyecto nacional que soñamos y que estamos dispuestos a construir todos. Un país, como decía Mandela, como el bello arcoiris.
Otro aspecto que tenemos que tener en cuenta es que los dos candidatos que están compitiendo para llegar al sillón presidencial, no tienen el respaldo popular democrático que esperábamos que tuvieran. Los dos, no llegan ni al 25 % del total de los electores y esto es una señal clara de la falta de representatividad de ambos. Lo segundo, es que los peruanos ya hemos aprendido que presidente que no haga la voluntad popular, lo mismo que el Congreso, lo podemos quitar de en medio y procesar sin mucho problema. Esto lo hemos demostrado el año 2020 donde hemos tenido tres presidentes y dos congresos en un año. Si la opción es Castillo o Keiko y tenemos que elegir entre estos dos males menores, no es para que les demos carta blanca y hagan lo que deseen con nuestro país. La vigilancia ciudadana hecha por las fuerzas políticas más sanas y honestas, que felizmente existen, debe estar atenta contra cualquier forma de tiranía o componenda que siga manteniendo el estado calamitoso en el que nos encontramos.
La historiadora Carmen Mc Evoy ha dicho acertadamente que “los cinco años que se nos vienen quizás sean los más difíciles de la historia peruana”, por la crisis sanitaria en la que estamos, con mil muertos cada día y por la crisis económica en la que nos encontramos, siete millones de desempleados. Si tomamos en serio esta situación tenemos que hacer política madura, ya no podemos estar jugando a la derecha o la izquierda, a la revolución o al continuismo, se trata de hacer política a favor de la vida de los peruanos, de pensar y actuar a favor del Perú, de ese país lleno de niños y jóvenes que nos miran esperando que seamos responsables y consecuentes con ellos, no solo con nuestra ideas y valores, sino con sus vidas, su dignidad, su felicidad.
Esto está más allá de los intereses pequeños y mezquinos de caudillos o corruptos hambreados o frustrados de poder. Es urgente racionalizar la acción política, desideologizarla sanamente, volverla más práctica y concreta. Yo voto y votare siempre por el Perú, por los peruanos, por los que sus vidas no valen nada por esos “nadies” y sus hijos, que los son todo y lo merecen todo. Tenemos un 23% de peruanos en extrema pobreza que se mueren de hambre, indignación y desesperanza, podemos hacer con ellos y por ellos un país digno, limpio, organizado y bello. Están los millones de campesinos y nativos pobres herederos de los pueblos originarios, de los Andes y Amazonia peruana, siempre postergados y olvidados y a los cuales esta Republica inconclusa, que estamos celebrando sus doscientos años de iniciada. Necesitamos un nuevo contrato social entre los peruanos haciendo que los intereses del bien común primen y que todas las fuerzas económicas, culturales y espirituales estén al servicio de él, que es precisamente vivir y hacer la democracia. Es urgente ser generosos, oírnos, tolerarnos, aceptarnos y sacar lo mejor de nosotros mismos como personas y colectivos. Ponernos de acuerdo en los temas fundamentales que deseamos mejorar y poner los medios para lograrlos con sentido práctico. Tenemos todos los recursos para hacerlo y modelos de pueblos y naciones que han logrado eso que anhelamos para nosotros.