Para leer a Toni Zapata
Sociólogo
Siempre he tenido una gran consideración por el trabajo de Antonio Zapata, quien a su numerosa producción académica ha añadido dos obras muy importantes: Oligarquía en guerra. Élites en pugna durante la II Guerra Mundial, escrita al alimón con Cristóbal Aljovín, y Lucha política y crisis social en el Perú republicano 1821-2021(1). Ambas, escritas con una prosa fácil, brindan información cuidadosamente sistematizada que permite conocer diversos hechos históricos del país con una particularidad: deja en libertad al lector de llegar a sus propias conclusiones.
Élites en pugna
Aunque Zapata refiere las dificultades que le impuso el encierro por el coronavirus, lo que le impidió realizar las consultas en bibliotecas y librerías, aunque pudo tener en sus manos documentos muy importantes que manejó con solvencia. Me refiero al repositorio de las actas del Consejo de Ministros desde el primer gobierno de Manuel Prado (1939-1945) hasta nuestros días, los discursos presidenciales, el archivo en línea del Departamento de Estado de Estados Unidos (Foreing Relations of the United States, FRUS) y el Archivo Internacional Comunista (RGASPI). Con estos documentos, más su sólida formación intelectual, Zapata pudo construir un relato fluido de la historia peruana, sobre todo de momentos críticos y muy polémicos. Para hacerlo seguir la máxima de Maquiavelo: “Si algo agrada o enseña la historia es lo que se describe con pormenores”.(2)
Respecto al método para construir la historia del Perú a lo largo de doscientos años y la de la oligarquía peruana entre 1939 y 1962, Zapata propone una interesante periodificación de ambos procesos. Con ese fin, no aplicó la clásica división de la historia política por periodos de gobierno ni la historia cronológica por décadas; empleó en cambio el concepto de crisis sociales y luchas políticas. De este modo, tendió un hilo conductor de la historia peruana que permita entender la actual crisis política.
En Oligarquía en guerra, el análisis no se refiere específicamente a la Segunda Guerra Mundial, sino a la manera como las familias oligárquicas se fortalecieron durante los dos gobiernos de Manuel Prado y el "Ochenio" de Odría. La particularidad de este lapso que va de 1939 a 1962 es la concertación entre Ejecutivo y Legislativo, salvo durante el breve gobierno de Bustamante (1945-1948), cuando el enfrentamiento entre ambos poderes terminó con el golpe militar de Odría. No obstante, la crisis política, el leit motiv del estudio, surge por fuera del sistema oligárquico con la acción insurreccional de militantes apristas (1948) y el resurgimiento de las movilizaciones campesinas que estremecieron el Ande peruano poniendo en agenda dos reformas fundamentales: la reforma agraria y la nacionalización de los recursos naturales. Es durante ese proceso que aparecen nuevas fuerzas políticas y emergen líderes populares que tuvieron vigencia más allá del periodo oligárquico.
Cabe resaltar dos hechos del período estudiado por Zapata: el primero es la forma en que acabó el régimen de dominación oligárquica en 1962 (su agonía se extendió hasta 1968, con el golpe militar de Velasco Alvarado), cuya debilidad es atribuida a que no surgió de procesos democráticos; aunque quedan vacíos en la explicación de la crisis política y social que se produjo. Asimismo, no resulta convincente señalar que la confrontación política entre grupos de familias oligárquicas explique su ocaso, pues no hay mayores elementos que permitan llegar a dicha conclusión.
En verdad se conoce muy poco acerca del funcionamiento de la dominación oligárquica. Es muy poco lo que se sabe de Manuel Prado Ugarteche, siendo un personaje fundamental, así como no hay muchos estudios sobre su familia a pesar de su importante presencia política desde el mediados del siglo XIX y a lo largo de buena parte del siglo XX. Lamentablemente, son escasas las biografías de este personaje y su clan. Sería por eso quizá necesario contar con un perfil psicológico y retrato de su figura y vida familiar que permita conocer las interioridades de un personaje que fue dos veces presidente, y cuya familia dominó el Perú por cerca de un siglo en el que ocurrieron grandes y graves acontecimientos: guerras, golpes militares, insurrecciones, luchas sociales, movilizaciones campesinas, entre otros.
En tal sentido, el trabajo de Zapata es una invitación a conocer mejor esa interesante etapa, y la base documentaria con la que trabajó puede ser motivo para que nuevos investigadores retomen el análisis de esta era.
Foto: Crisol
Lucha política y crisis social
El libro Lucha política y crisis social en el Perú Republicano 1821-2021, aborda de manera interesante los doscientos años de la República. Establece para ello cinco periodos, a lo largo de los que transcurren la lucha de caudillos militares, las guerras con Chile, Ecuador y Colombia, las crisis que devinieron en golpes militares, las insurrecciones campesinas y militares, las guerrillas entre 1962 y 1965, y la implantación del modelo neoliberal a partir de 1990. Resaltan especialmente tres periodos que han marcado profundamente nuestra historia: la República Oligárquica (77 años), el nacimiento de la república independiente (64 años) y aquel que aborda el neoliberalismo y la reforma y reorganización social (30 años), aunque este último se proyecta hasta el presente, con el agravante de que puede extenderse un lustro más. ¿Cuál es el hilo conductor de estas historias? ¿Qué hay de continuidad y qué de ruptura en cada periodo?
Después de leerlo me quedó en la mente la frase de Jorge Basadre que Zapata cita: “El Perú es un problema porque no reconoce su propia pluralidad y por lo tanto no integra a sus componentes, sino que discrimina y enfrenta sus partes sin cesar”. Ciertamente ese es el drama de la historia peruana, desde sus orígenes como república independiente, signados por la campaña racista contra Santa Cruz en respuesta a su intento de construir la Confederación Perú-Boliviana, hasta la reciente campaña, racista también, contra Pedro Castillo, cuando era candidato y ahora que ya es presidente.
Resalta, como conclusión, que el Estado (su construcción y funcionamiento) es el principal déficit de la Nación; que en su funcionamiento ha persistido la corrupción como el mal principal; que en estos cinco periodos el tránsito de la democracia a la dictadura se produjo sin alterar la estructura de dominación oligárquica; y que las relaciones conflictivas entre el Ejecutivo y el Legislativo fueron determinantes para la caída de los gobiernos, sin que necesariamente cambie el régimen político y económico.
Considero que un tema no abordado en detalle son las razones por las que las fuerzas políticas y sociales no han podido construir un proyecto nacional sustentado en un movimiento social. Siguiendo la lógica de argumentación de Zapata, este es otro de los déficits de la Nación. Si bien hubo un primer proceso de construcción de proyecto nacional promovido por los intelectuales del centenario de la República, este fue derrotado por la oligarquía y las dictaduras militares. El otro intento de construcción de un proyecto nacional fue el proceso de reformas promovidas por la dictadura militar de Velasco Alvarado, quien fue igualmente vencido. No hubo más, y eso, en verdad, creo que es una de las principales falencias del país frente al bicentenario.
Foto: Fondo editorial PUCP
El valor de las fuentes
Los libros reseñados son un gran esfuerzo por entender la historia peruana republicana mediante el planteamiento de hipótesis bastante sugerentes y una periodificación útil para conducirnos por sus momentos críticos. Son pocos los estudios de esta naturaleza, dos de las más recientes son de historia económica: el de Bruno Seminario(3) y el de Carlos Contreras(4), que deben ser leídos y difundidos porque nos ayudarán a tener una visión integral de la historia republicana.
Respecto de la interesante base documentaria que usó Zapata, constituye una motivación no solo para retomar estas fuentes, sino para ampliar las investigaciones usando otras que puedan abundar en detalles sobre los momentos críticos del país. Julio Cotler decía que una de las fuentes fundamentales para conocer cómo se diseñaron las políticas de Estado son las consultorías e informes que se encargaron a conocidos estudios de abogados que tuvieron como clientes a los grupos de poder económico. Se conoce, por ejemplo, que la Constitución de 1993 fue elaborada por varios de aquellos estudios. Asimismo, otra fuente indispensable son los archivos de las notarías; acceder a ellos permitiría conocer los detalles de los acuerdos y compromisos entre grupos privados y el Estado para el usufructo de los recursos públicos. Sin duda, esos archivos permitirán ampliar nuestra visión de la historia de la República.
(1) Antonio Zapata y Cristóbal Aljovín de Losada, Oligarquía en guerra. Élites en pugna durante la II Guerra Mundial. Lima: Taurus, 2021; y Antonio Zapata, Lucha política y crisis social en el Perú Republicano 1821-2021. Lima: Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú, 2021.
(2) Cita tomada de Benedetto Croce, en La historia como hazaña de la libertad (2.ª ed.). Ciudad de México: FCE, 1960.
(3) Bruno Seminario: “El desarrollo de la economía peruana en la era moderna. Precios, población, demanda y producción desde 1700”. Universidad del Pacífico, julio 2015.
(4) Carlos Contreras Carranza: “Historia económica del Perú, desde la conquista española hasta el presente.” IEP. Serie Estudios históricos 88. Lima, noviembre 1988.