Paula Távara: "El Congreso ha estado más dedicado al control político y a la confrontación con el Ejecutivo"
Corresponsal en Ayacucho
El Congreso de la República, según la encuesta del IEP, ha registrado una reducción de aprobación ciudadana que llega sólo a 21%. Esta situación, al parecer, es consecuencia de la poca productividad legislativa relacionada con los temas de urgencia de un país que vive una crisis sanitaria, educativa y económica y, la constante confrontación del Congreso con el Ejecutivo. Para analizar este contexto, Noticias SER entrevistó a Paula Távara, politóloga de la Pontifica Universidad Católica del Perú y docente de la Universidad Mayor de San Marcos.
¿Cómo podrías calificar el desempeño del Congreso de la República en estos primeros meses de gestión?
Creo que en estos primeros meses han sido débiles, en términos de tarea legislativa sustantiva, que corresponde a proyectos de ley que sean de interés de la población. El Congreso ha estado más dedicado al control político y a la confrontación con el Ejecutivo. Y, en el caso de las normas aprobadas, han sido principalmente vinculadas a disputas de poder entre el Ejecutivo y el Legislativo.
¿Se podría decir que estos hechos son los elementos centrales de la baja aprobación del Congreso, que llega sólo a 21% en octubre o hay otras razones?
Hay que entender, en primer lugar, que el poder legislativo siempre es el primero en perder respaldo, porque, externamente, la actuación misma de los parlamentarios, es el poder que está más deslegitimado, porque existe una crisis de representación. Ahora bien, este Congreso ha tenido actitudes de confrontación, no ha producido mucho, tiene una Mesa Directiva que se muestra confrontacional, hasta despectiva, por momentos, con el Ejecutivo. Esta desconexión incrementa la crisis de representación y llevó a que las cifras de aprobación sean menos favorables que en otras ocasiones.
¿Cuál crees que es la agenda de la Mesa Directiva?
La presidenta del Congreso ha planteado públicamente una agenda de Congreso con prioridades, pero lo que vemos es una agenda de control político donde las políticas públicas o normas vinculadas con los intereses de la ciudadanía tienen un segundo lugar.
¿Se puede algún hecho positivo del Congreso actual?
Creo que hay dos cosas que destacaría, una en materia legislativa, que tiene que ver con esta norma que se llama el pago a la Pymes, que se tenga que pagar las facturas a las microempresas en 30 días, que tiene una relevancia general para las microempresas y su sostenimiento. Lo otro que creo que hay que destacar es el esfuerzo por retomar la mesa de mujeres parlamentarias.
En términos de desempeño por bancada ¿cómo evalúa el desempeño de Perú Libre?
En términos de producción legislativa ninguna de las bancadas tendría nota aprobatoria, en todo caso podría hablar de aquellas bancadas que han tenido un rol más mediático. Por ejemplo, la bancada de Perú Libre ha tenido un rol mediático de presión hacia el interior del parlamento por momentos y además hacia su propio gobierno, pero en términos de la acción legislativa no he visto grandes avances de ninguna de las bancadas.
¿Se puede decir que en general, las bancadas tienen una agenda difusa?
Si, por supuesto, salvo Renovación Popular y Fuerza Popular que tienen como agenda la de bloquear los intentos del gobierno de hacer mayores cambios, y priorizar el control político, buscando quizás algún espacio donde puedan entrar censuras o propuestas de vacancia presidencial incluso; en las otras bancadas no hay mucha claridad sobre cuáles son sus prioridades. Hubo un momento en el que pensamos que quizás Renovación Popular iba dedicar más esfuerzo en eliminar el enfoque de género en la educación o contrarrestar determinadas políticas, pero tampoco ha puesto mayor esfuerzo en ello en estos meses.
¿En qué medida es peligroso que las bancadas no tengan claridad en sus agendas?
Es un riesgo porque implica que constantemente vamos a estar como en posible crisis, en situación de amenaza y confrontación y, eso desestabiliza y genera siempre el peligro de que el régimen, el gobierno, y la democracia puedan afrontar alguna amenaza. Además, esto puede tener como efecto que el Ejecutivo trate de hallar salidas para sus propuestas sin pasar por el Congreso, y eso implica que solamente vas a llevar a cabo acciones de baja intensidad y lo otro es cuando haya temas que requieran tener una participación del parlamento, no parece claro que le vayan a dar prioridad y eso va demorar no solo los cambios, sino también normas que tienen que ver con el cumplimiento de metas y objetivos desde el Estado, y creo que eso si debe preocuparnos en múltiples sentidos.
¿Cómo se relaciona esta agenda difusa de las bancadas con los intereses personales de cada parlamentario y de los grupos de interés a los que representa?
Lo que preocupa de este Congreso son los intereses particulares que se puedan estar jugando al entorno, como son los intereses de las universidades no licenciadas, los intereses de los transportistas informales, que creo que son sectores económicos que desde fuera están influyendo en limitar las acciones y que son transversales. Lo otro es que los partidos políticos, al interior del Congreso, también están buscando formas de fortalecerse, ello antes que la institucionalidad democrática, y esto está vinculado, por ejemplo, con la eliminación de las primarias y los intentos de cambiar las normas electorales con miras al próximo año.
¿Cómo interpretas la posición de Acción Popular y Alianza para el Progreso de haber votado a favor de otorgarle la confianza al gabinete Vásquez?
Creo que hay que tener en cuenta varias cosas. Una, está directamente vinculada con la idea de no desperdiciar una “bala de plata”, diría, para garantizar todavía algún respiro al tema de las cuestiones de confianza y la posibilidad de disolución del parlamento. Otra tiene que ver con que la figura de Mirtha Vásquez permitía o hacia más fácil que las fuerzas de centro derecha estuviesen dispuestas a escucharla, cosa que no va a pasar con la derecha más cerrada. Lo otro es el cálculo político, que tiene que ver con abrir la puerta a negociaciones a futuro con el ejecutivo, y aunque puede haber vocación democrática, también hay una vocación de cálculo. Yo he planteado antes, que tanto Acción Popular como Alianza para el Progreso, si los ubicamos en el centro, al menos en nuestro espectro político desordenado, pareciesen ser un centro de demócratas precarios, que más bien se ubican ahí no por posición ideológica, sino porque desde ahí es más fácil negociar desde un lado o hacia el otro, las ventajas o intereses de su partido y de los sectores también que ellos puedan respaldar por momentos.