¿Por qué protestan los internos de ciencias de la salud?
Desde antes de la pandemia, la formación de los internos e internas de ciencias de la salud (Medicina, Enfermería, Obstetricia, etc.) ha sido precaria y deficiente. Aunque son estudiantes de último año en prácticas preprofesionales, sus actividades formativas son una forma de trabajo: suturan heridas, asisten en cirugías, atienden partos, colocan vías endovenosas y reciben a pacientes en emergencia. Sus labores suplen la fuerza de trabajo que el sistema de salud no tiene por la escasez de recursos humanos en salud. Su condición de estudiantes universitarios que trabajan en hospitales públicos los coloca en una zona gris donde ni las universidades ni el Minsa quieren asumir responsabilidades. Para las universidades, los internos son trabajadores del Minsa y sus derechos laborales son asunto de esta institución; mientras que para el Minsa, los internos son estudiantes y no personal de salud; por lo tanto, no hay presupuesto ni derechos para ellos, pero les reconocen un «estipendio» (no usan la palabra remuneración) de 400 soles. Esta falta de reconocimiento a los derechos de los internos incide en otros aspectos igual de graves: las internas e internos de ciencias de la salud son víctimas de humillaciones y de acoso sexual, además de castigos físicos, como las guardias nocturnas no programadas. La mayoría de estas actitudes están edulcoradas con frases como «forjar el carácter del interno», «mejorar la formación» o «hacerse hombre», sin tener en cuenta que estos maltratos afectan la salud mental, el aprendizaje y el desenvolvimiento de los internos. Los más afectados son los pacientes que reciben una atención deficiente y el sistema de salud que recibirá futuros profesionales de la salud socializados con conductas autoritarias y que normalizaron la precariedad laboral.
Esta situación cambió poco durante la pandemia.
Si bien es cierto que durante la «primera ola» el Minsa estableció medidas de protección para los internos como su retiro de los hospitales en marzo y en el momento de su retorno aseguró la remuneración de 930 soles mensuales y equipos de protección personal (EPP), también hubo casos de internos que recibieron 2 soles como pago, otros que tuvieron que comprar sus EPP (en la región Junín, los internos no los recibieron en meses); además que tres internos entraron a UCI y una falleció. Abel Cárdenas, periodista de La República reportó los principales problemas de los internos de ciencias de la salud antes y durante la pandemia.
En el 2021, con el ingreso del nuevo grupo de internos, los derechos obtenidos están siendo vulnerados. El Minsa planteó la posibilidad de que la remuneración regrese a 400 soles, pues deben redistribuir el presupuesto a todos los internos de ciencias de la salud; no brindaron información clara sobre las fechas y cobertura de la vacunación a nivel nacional y plantearon que los internos estén asegurados en el SIS y no en EsSalud, ya que la afiliación en el seguro social es para quienes reciben una remuneración mínima vital. Sin embargo, resulta más lamentable y alarmante las actitudes de las autoridades del Minsa y de gremios como el Colegio Médico del Perú (CMP). En una entrevista a los representantes de la Federación Peruana de Estudiantes de Medicina Humana (FEPEMH), una serie de actitudes autoritarias y de cuestionable probidad fue lo que mostraron los representantes del Minsa y el CMP.
El miércoles 28 de abril, la FEPEMH convocó a un plantón nacional para exigir las vacunaciones a los internos en todas las regiones. Al día siguiente, el Minsa y el CMP realizaron una convocatoria no pública, con invitaciones para un número reducido de internos (aproximadamente diez) de tres universidades (UNMSM, UNFV y UPCH) de manera desorganizada (en el caso de una universidad, los diez primeros estudiantes que registraban su nombre recibían vacuna). «Vacunación simbólica» fue el nombre puesto por un representante del CMP. El mismo día -cerca de medianoche- Hiolds Quispe, secretario nacional de FEPEMH, recibió la llamada un miembro de la junta directiva del CMP, quien solicitó al dirigente estudiantil que invite al consejo directivo de la FEPEMH a que participe de la «vacunación simbólica» y respalden la actividad del CMP. Los representantes de la federación, por unanimidad, decidieron no aceptar esta propuesta y exigieron que se programe la vacunación nacional a todos los internos de ciencias de la salud. El 29 de abril el Minsa publicó el cronograma de vacunación, pero no hubo avances en cuanto a los derechos laborales de los internos. El 30 de abril fue el plantón nacional y Aldo Flores, delegado de la región Lima de la FEPEMH, se reunió con las autoridades del Minsa. La posición de las autoridades fue que el ministerio funciona como el «dueño de un hotel» y que «les hace un favor» a los internos al abrirles las puertas y ofrecerles un campo de formación. Frente a la falta de acuerdos, la FEPEMH convocó a una marcha nacional para el 4 de mayo.
Los internos de ciencias de la salud están organizados para detener la explotación y falta de reconocimiento de derechos del Minsa, que no quiere asumir la responsabilidad del trabajo no remunerado de los futuros profesionales de la salud. Por otro lado, el CMP, con el vergonzoso antecedente de Ciro Maguiña con las «vacunas de cortesía» e implicado en uno de los casos descubiertos de corrupción del sector salud más importantes de la actualidad (caso «Vacunagate»), continúa con prácticas clientelistas, ofreciendo una «vacunación simbólica», donde incita a participar en prácticas corruptas a estudiantes de ciencias de la salud. Esto muestra que el caso «Vacunagate», más que un hecho aislado, es un modus operandi en un sector de tomadores de decisiones en el sistema de salud. Lo más peligroso, probablemente, es que se induce a la corrupción a estudiantes, que posteriormente podrían normalizar estas acciones y ser los nuevos Málagas y Maguiñas del sistema de salud.
Actualmente, las coordinaciones para la inmunización de los internos de ciencias de la salud están en marcha, ya se iniciaron las convocatorias en Lima y regiones. Sin embargo, los internos aún no cuentan con una remuneración mínima vital; tampoco está clara su situación respecto al aseguramiento en EsSalud y aún están expuestos al contagio por coronavirus. Por lo tanto, las protestas continúan en los internos de ciencias de la salud, quienes, en estos momentos saben que no hay nada que perder, salvo las cadenas.