Ricardo Letts o la alegría de luchar
Sociólogo
A las 11.30 de ayer lunes 17 de mayo falleció Ricardo Letts Colmenares. Aunque ya se esperaba este fatal desenlace por la dolorosa y prolongada enfermedad que padecía de años no deja de conmovernos, sobre todo a quienes lo conocimos y compartimos una etapa de nuestras vidas.
Ricardo, personaje indispensable en todo el proceso de construcción de la Nueva Izquierda, fundador de Vanguardia Revolucionaria, organizador de la reconstrucción de la Confederación Campesina del Perú, activo militante del socialismo, infatigable luchador por las causas sociales en defensa de los pobres, de los excluidos, de los marginados; intenso polemista para forjar un nuevo Perú Justo, Democrático; primero de los primeros en cuanta marcha popular o lucha contra la injusticia, la desigualdad y la represión. Preso y deportado una vez; preso y deportado otra vez; perseguido y vigilado; vilipendiado y satanizado por sus ideas. Nada de eso lo amilanó, lo detuvo o lo intimidó. Luchador a brazo partido, tenaz en sus ideas y en sus acciones; fuerte como un roble; protector de los humildes. Y todo eso, tal como lo recuerdo lo hacía con la inmensa alegría y convicción de que solo la lucha nos hará libre, solo la lucha nos convertía en ciudadanos, solo con y en la lucha se podía construir una nueva sociedad más justa y democrática.
La primera vez que lo vi fue en la Asamblea Campesina de Mazo – Huaura, en 1973, en donde se reconcentraron las bases campesinas de diversas regiones del Perú para constituir la Comisión Organizadora del IV Congreso Nacional de la Confederación Campesina del Perú; evento que se realizó un año más tarde en la localidad de Torre Blanca – Huaral. Sin duda su labor, junto a la de Oscar Ugarte, ambos asesores de la CCP, fue fundamental para la reorganización del gremio campesino y para promover la última gran ola de lucha comunera campesina en el Perú.
Probablemente uno de los eventos que más le impresionó para siempre, fueron las movilizaciones campesinas en Andahuaylas, en donde pudo ver la fuerza revolucionaria de los campesinos pobres de los Andes; estuvo en las negociaciones con funcionarios del gobierno militar, de esas negociaciones se firmaron dos actas: Toxama y Huancahuacho, que Ricardo los consideró como una de las bases de su táctica: alianza y lucha para conquistar el derecho a la tierra para las comunidades campesinas. Si algo probó que esa era una orientación adecuada para la época fue el triunfo que obtuvieron las comunidades campesinas en su lucha por la tierra en los años siguientes
Vivió con apasionamiento la difícil tarea por conseguir la unidad de las izquierdas; sufrió como muchos las frustraciones, los sinsabores de la derrota política de la izquierda en los años siguientes, pero jamás claudicó de su convicción de izquierda y de que solo la lucha era la que establecía mejores condiciones para la unidad del pueblo.
Honremos la memoria de tan querido camarada.
¡Hasta la victoria, siempre querido Ricardo!