Sandra Solano: "La pintura me permitió encontrarme"

A escasos días de inaugurar su primera exposición pictórica individual, Sandra Solano (Cajamarca, 1986), artista plástica cuyo trabajo se desprende de una profunda conexión con la naturaleza, la ruralidad y el sentir del mundo andino, dialoga brevemente con nosotros en un café del barrio La Soledad, mientras afuera arrecia la lluvia.

¿Qué representa para ti "Misimanta musquykuna", la retrospectiva que se inaugura este sábado 18 de octubre en Huaraz?

Como el título de la exposición lo señala, es parte de un sueño que se va haciendo realidad con el paso del tiempo. Hace casi veinte años llegué al Taller de Artes Plásticas Palamenco, en la Universidad Nacional del Santa, para aprender los fundamentos, técnicas, la composición de colores. El maestro Amarillo estuvo ahí desde el principio, en ese lugar encontré una manera de expresarme. La pintura me ha cambiado la vida, la manera de ver las cosas y de entenderme, me entregó pertenencia a un mundo, me permitió encontrarme.

La exposición está compuesta por una docena de pinturas realizadas con técnicas diversas, además de algunas fotografías; ¿a qué atribuyes la temática andina, social, lo simbólico y surrealista de tus trabajos?

Quizá a mis orígenes, a la forma en que siento y a la profesión que ejerzo, al lugar donde me desenvuelvo: en el campo, interactuando con mujeres rurales e indígenas de las comunidades de Áncash. He seleccionado doce pinturas, entre óleos, acrílicos, trabajos en técnica mixta y rotuladores; también algunas fotografías, espero sea del agrado de todos.

"Misimanta musquykuna" cartografía la memoria, el proceso de construcción y deconstrucción de una artista. ¿Qué es lo que viene o está en camino respecto a tu producción artística?

Esta, mi primera individual, se trasladará a la ciudad de Casma, en diciembre. Participaré también de una muestra colectiva en la ciudad de Chimbote, por el aniversario de su creación política como distrito. Voy a seguir pintando, es mi forma de vivir; hay un proceso subjetivo y cotidiano que se traslada al arte, que nos hace reflexionar y aflorar lo que pensamos y sentimos.