Ser mujer en Cajamarca: algunas cifras para entender (y atender) las brechas de género en la región
Gestora Cultural
En Cajamarca, el 51% de la población son mujeres, pero sus problemas no son reconocidos ni priorizados.
El departamento de Cajamarca cuenta con una población de 1 millón 341 mil 012 personas (INEI 2017). De este total, la mitad son mujeres. Y también de este total, el 33% son mujeres rurales. Pese a estas cifras, en el 2022, durante las elecciones regionales y municipales, el 40% de los candidatos a la alcaldía provincial de Cajamarca no incluyeron, ni siquiera, la palabra mujer en sus planes de gobierno(1).
La problemática de la mujer en Cajamarca no es nueva. Desde hace muchos años diversos colectivos, organizaciones y lideresas locales vienen mostrando su preocupación por el machismo y las brechas históricas que existen entre hombres y mujeres, convirtiendo a esta histórica tierra en una región con altos índices de desigualdad de género. Pero esta no es una condición social aislada. La pobreza monetaria en Cajamarca ahonda y profundiza la precaria situación de miles de mujeres, sobre todo de aquellas que se encuentran en situación de vulnerabilidad. El último reporte del INEI (2021) ubica a Cajamarca dentro de los departamentos con más alta incidencia de pobreza (entre 36.7% y 40.9%), junto a Ayacucho, Huancavelica, Huánuco, Loreto, Pasco y Puno.
Abordar las brechas de género y la problemática de las mujeres cajamarquinas pasa por mirar su situación desde un enfoque multidimensional, intercultural e interseccional. Sólo al 2021, la tasa de analfabetismo de 15 años a más en el departamento de Cajamarca es casi tres veces más en mujeres (15.5%) que en hombres (5.3%). Una mujer analfabeta está en completa desventaja a nivel individual y social, pues ve limitadas sus libertades y oportunidades para acceder a un empleo digno, participar en la vida política, acceder a servicios básicos de calidad o para ser y hacer lo que desee, quedando expuesta a situaciones de exclusión, maltrato y violencias. Sobre esto último, según el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, en el 2021 se registraron en Cajamarca 104 denuncias por violencia sexual contra mujeres de 18 y más años de edad. Esta cifra es superior a la registrada en el 2020, donde los casos sumaron un total de 92. Pero eso no es todo; de las 302 denuncias por violencia sexual contra personas menores de 18 años, es decir contra menores de edad, el 96% de las víctimas fueron mujeres.
Otro punto central es la brecha en autonomía económica. En Cajamarca, al 2021, el porcentaje de mujeres sin ingresos propios es de 37.9%, superando en 25 puntos porcentuales al de los hombres (13.3%). Pero hay otro dato importante: el 33.8% de mujeres se dedican al trabajo familiar no remunerado, mientras que el porcentaje de hombres que realiza esta misma actividad sólo es de 11.6%. Esto significa que una de las mayores ocupaciones de las mujeres cajamarquinas es el de cuidadoras y trabajadoras domésticas. Esta ocupación en sí misma no representa un problema, sino las condiciones en las cuales la ejercen: sin reconocimiento, sin remuneración, sin un reparto equitativo en las tareas del hogar, factores que impactan directamente en el bienestar físico, emocional e integral de las mujeres y en su derecho a acceder a otras oportunidades de trabajo remunerado o de desarrollo personal. Esta situación se agudiza en entornos rurales, donde además se suman otros factores como la pobreza y pobreza extrema, la precariedad en los servicios básicos o las distancias geográficas. También es importante tener en cuenta que el elemento económico está relacionado a las dinámicas de poder, y al interior de las familias constituye un factor que desencadena conflictos o situaciones de violencia contra la mujer. De acuerdo a los datos del Ministerio de Interior, en el 2021 se registraron 331 denuncias de violencia familiar por problemas económicos y de trabajo en el departamento de Cajamarca.
Portadoras de cultura
En Cajamarca, las mujeres también son portadoras de cultura. Muchas de las expresiones culturales y artísticas que forman parte del patrimonio cultural inmaterial de la región han sido y son sostenidas, reproducidas y salvaguardadas por las mujeres en sus distintos espacios cotidianos y comunitarios. En ese sentido, son también transmisoras y guardianas de cultura viva. De acuerdo al Ministerio de Cultura, Cajamarca cuenta con dieciséis expresiones de patrimonio cultural inmaterial declaradas como Patrimonio Cultural de la Nación, entre las que figuran prácticas artesanales que son ejercidas, casi en su totalidad, por mujeres como la elaboración del pañón tacabambino en la provincia de Chota o los conocimientos y técnicas asociadas a la producción del tejido en qallwa en la provincia de San Miguel.
Sin embargo, las condiciones de las mujeres portadoras de cultura también se ven afectadas por situaciones de desigualdad anteriormente expuestas: pobreza, analfabetismo, falta de ingresos, violencias, sobrecarga en las labores de cuidado y tareas domésticas, entre otras. Es necesario que las autoridades locales y los sectores involucrados garanticen entornos justos, saludables e igualitarios para que ejerzan sus derechos culturales con plena libertad y en igualdad de condiciones. Reconocer esto, a nivel social e institucional, es salvaguardar también la diversidad cultural de la región, promover el desarrollo económico de las mujeres y contribuir a la prevención de las violencias basadas en género.
Un claro ejemplo es la señora Narcisa Fernández, tejedora a callua y de telar a pedal de la provincia de Cajabamba, quien manifiesta que el tejido no sólo ha sido una práctica heredada que ha sabido conservar y trasmitir, sino también una herramienta para su propia sanación y desarrollo personal. Cajabamba es una tierra de cultura milenaria, y entre sus expresiones más notables destaca la actividad artesanal hecha por mujeres. Sin embargo, es también un territorio con preocupantes cifras de violencia contra la mujer y los integrantes del grupo familiar. Según el Ministerio del Interior, entre enero y octubre de 2020 se registraron en dicha provincia 97 denuncias por violencia física, 83 denuncias por violencia psicológica y 8 denuncias por violencia económica.
Faltan muchos datos y cifras por analizar, teniendo en cuenta la transversalidad y la multidimensionalidad del tema. Sin embargo, debe existir un consenso mínimo que permita reconocer e incluir a las mujeres en su diversidad y al enfoque de género en la planificación territorial, en las políticas locales y en los instrumentos de gestión pública.
(1) Dato obtenido en base a un análisis de planes de gobierno elaborado por la Red de lideresas Justa de la provincia de Cajamarca.