Una Constitución feminista para Chile

Hace 32 años, el pueblo chileno, mediante un plebiscito, decidió ponerle fin a la dictadura militar de Augusto Pinochet. El “NO” a la continuidad de la dictadura, fue una de las decisiones más importantes de su historia, ya que marcó el retorno de la democracia, tras 17 años de graves violaciones de derechos humanos y de una crisis económica, política y social.

En los años 80 y durante la campaña por el “NO” miles de mujeres ocupaban las calles de Chile exigiendo: “Democracia en el país y en la casa”, como consigna de lucha contra la dictadura y el patriarcado.

Sin embargo, a pesar de ese gran avance democrático, la constitución de Pinochet sigue vigente, perpetuando durante 40 años el problema estructural de las desigualdades socioeconómicas, producto de un sistema neoliberal.

Hace un año, surgió un estallido social en Chile, iniciado por manifestaciones estudiantiles que protestaban contra el alza del pasaje en el transporte público. Miles de chilenas y chilenos salieron a las calles de todo el país para exigir mejoras en salud, educación, pensiones y salarios entre otras demandas, con la consigna “Chile despertó”, que tuvo como respuesta una gravísima represión y violencia que dejó decenas de muertes y miles de personas heridas.

En estas protestas las mujeres chilenas también estuvieron en primera fila, con un cántico que se volvió viral a nivel mundial: “El violador eres tu”, refiriéndose a las violencias estructurales y a la cultura de violación, que ataca directamente el cuerpo y la vida de las mujeres.

Gracias a esas masivas protestas populares, se inició el proceso constituyente con la posibilidad de que Chile tenga una nueva constitución. A pesar de la pandemia mundial del covid-19, este domingo 25 de octubre se llevará a cabo un nuevo plebiscito, donde el pueblo chileno tendrá la posibilidad de decidir aprobar la redacción de una nueva constitución; al mismo tiempo decidirá si ésta se realizará mediante Convención Constitucional (integrada en un 100% de ciudadanía cuya composición sería paritaria entre hombres y mujeres y se destinarían cupos especiales para pueblos originarios) o una Convención Mixta (integrada por la mitad de ciudadanía y la otra mitad parlamentarios/as, sin garantizar la paridad).

Una vez más, las mujeres chilenas se manifiestan con la esperanza de que también puedan ser ellas quienes escriban una nueva constitución. “Unidas Aprobamos”, es la consigna actual, que tiene la posibilidad de crear una constitución feminista, que ponga fin a los siglos de exclusión y discriminación de las mujeres en la sociedad, buscando que la igualdad de género sea un eje central en la construcción de este nuevo pacto social, que coloque el cuidado de las personas, comunidades y medio ambiente en el centro de la vida política, que garantice la democracia paritaria, que reconozca el trabajo doméstico como el sostén de la economía, que erradique la violencia contra las mujeres y garantice los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres.

El pueblo chileno despertó y nos da una esperanza y demuestra que la unidad popular y las manifestaciones pueden hacer posible el cambio en la política, para una sociedad más justa, democrática y feminista.