Valor para añadir valor
Es practica común hacer diagnósticos e identificar problemas. Se hace en medicina y en ciencias sociales, así como en gestión y políticas publicas. Lo difícil es innovar, implementar soluciones efectivas, sin terminar en juicios o litigios por algún error en la experimentación. Todo ello hace que, inspirados en la Nueva Gestión Publica, sea común argumentar que, sin indicadores de desempeño, medibles y verificables, y sistemas de información que permitan tomar decisiones como zanahorias y garrotes, no se puede avanzar. Ello exige recursos, financieros y humanos. La receta implementadora es, en síntesis, apostarle a aquello que añade mayor valor, que se alinea a los objetivos misionales.
Sin embargo, el enfoque expuesto no resuelve preguntas básicas. ¿Los objetivos los definen quienes, por qué y para lograr qué? ¿Que prioridades se atienden primero, y cuales pueden esperar? ¿Que nivel de gobierno se debe alinear a qué planes o políticas? Adicionalmente, la literatura sobre gaming y comportamiento estratégico disfuncional (Bevan and Hood 2006(1), por ejemplo) que se observa no solo en New Amsterdam(2) sino en la gerencia de instituciones publicas desde el Perú hasta el Reino Unido, indica que no todo es tan sencillo como prometer mejores resultados, con austeridad fiscal o con disciplina y prudencia en el gasto(3). Crear valor exige creatividad para encontrar soluciones viables dentro de un marco normativo existente y vigente, ingenio para lo público, expertise técnica y decisión política. No es suficiente señalar una ruta, hace falta valor para recorrer la ruta trazada, así como prudencia y humildad para corregir cuando haya la necesidad de hacerlo, poniendo la ciudadanía y la democracia del pueblo en el centro, con transparencia y rendición de cuentas.
Es clave combinar un enfoque por resultados con uno que aterrice en los territorios, que responda efectiva, respetuosa y asertivamente a la diversidad cultural y territorial, de modo que las metas y gerentes sean sensibles y capaces de reconocer el entorno en el cual se miden y entregan servicios con resultados. En medio de la crisis sanitaria, hay que implementar nuevas formas de conectar con las demandas ciudadanas, cuando el distanciamiento y aislamiento son normas sociales. La conectividad (no solo al internet) debe ser prioridad(4), de forma segura y saludable, para una nueva normalidad, para convivir en sociedad.
Considero que para que no sea lugar común decir que la orientación debe ser al ciudadano y que hay orientar la gestión para que añada valor, es necesario hacer política, en el sentido de pelear cada sol, monitorear su ejecución y exigir transparencia y rendición de cuentas. Ello exige una ciudadanía empoderada y unos gestores y gerentes que tengan valor de dar la talla en cada batalla, que se compren los pleitos que los ciudadanos demandan.
Es positivo que haya profesores en esta legislatura. No solo son la planilla más grande del Estado, sino también agentes transformadores en un servicio publico esencial. Tienen este tiempo para educar. Pero no es fácil. Su aula es el hemiciclo y su audiencia el Perú. Tienen en frente la posibilidad de encarnar calidad y practicar humildad para asegurar calidad. Calidad en la representación, calidad en salud con prevención, y calidad en la educación. Y todo en ello procurar y garantizar una democracia con mayor calidad y equidad.
Democracia es competir. Si Castillo y Fujimori van a las urnas es porque aceptan competir y ello es positivo. Pero el compromiso democrático es, además, saber tomar distancia de posturas autoritarias, cuestionarlas, rechazarlas, y desmarcarse de la corrupción. Allí será importante que legisladores electos puedan desmarcarse de líderes con vínculos con la corrupción que integran las organizaciones que los llevaron al poder.
También es positivo socializar lo bueno que se ha hecho. Vale recordar que el fujimorismo ha tenido en numerosas ocasiones la presidencia o vicepresidencia (o integrantes) de la Comisión de Presupuesto (por poner un ejemplo de su presencia en la legislatura). Compartan lo que se ha logrado y lo que se podría mejorar. Por otro lado, una economía de mercado exige competencia(5) y competitividad. Que los Gobiernos Regionales puedan mostrarnos sus éxitos en la gestión publica. Compitamos todos. Lima puede, debe y espera aprender de muchos territorios que vienen implementando con éxito reformas y transformaciones. Estamos en la era de revolucionar las industrias, con inteligencia artificial(6)pero también con ciudadanía plena y proactiva(7), y en un esquema de gobernanza digital.
Finalmente, esperamos ver menos debate improductivo y ataque inerte. No florear. Tampoco prometer o dar dadivas a cambio de votos. Ser ejemplo, hacer carne el discurso, ejercitar los valores democráticos poniéndolos en marcha en nuestra cotidianeidad. Esperamos todo de ustedes. Denle lo mejor a su patria. El Perú lo demanda (no solo votando, sino también protestando o al manifestarse). Es momento de demostrar valía, de ejercer soberanía, y darlo todo con amor a la patria, con dedicación y compromiso; con fe, esperanza, y alegría.
(Estas líneas no representan la postura de ninguna institución ni organización)
(1) Bevan, G., & Hood, C. (2006). What’s measured is what matters: targets and gaming in the English public health care system. Public administration, 84(3), 517-538.
(2) Serie disponible en Netflix que recomiendo.
(3) La promesa de un gobierno que trabaja mejor y cuesta menos es analizada en 3 décadas de reformas por Hood and Nixon 2015. En Perú, cabe recordar que entre el 85 y los 90 tuvimos una de las peores hiperinflaciones a nivel global. (4) Fowler, J. H., & Christakis, N. A. (2008). Dynamic spread of happiness in a large social network: longitudinal analysis over 20 years in the Framingham Heart Study. Bmj, 337.
(5) Como indica Kahhat en una reciente columna: https://www.americaeconomia.com/node/246867
(7) Ver el Proyecto Educativo Nacional al 2036.