Opinión

Vargas Llosa, genio literario y opacidad política.

Por Carlos Reyna

Sociólogo

Vargas Llosa, genio literario y opacidad política.Foto: Perfil

Mario Vargas Llosa es un escritor genial. Fiel a su vocación desde muy joven, en cada novela ha sido también leal y empático con sus personajes, buscando y mostrando sus claroscuros sin hacer de juez ni verdugo. Ha escudriñado siempre los contextos y los hechos históricos concernidos, devorando bibliografía y recorriendo los lugares pertinentes para cargar su pluma. En varias de sus mejores novelas ha logrado una hermosa arquitectura narrativa, pues ha sumado, a todo lo anterior, su creatividad e imaginación.

El brillo del novelista

Apenas leyó Os Sertoes de Euclides Da Cunha, se abocó a escribir La Guerra del Fin del Mundo. Pasó dos años leyendo sobre la guerra de Canudos y escribiendo una primera versión de la novela. Luego fue a recorrer con un antropólogo los parajes y pueblos de El Salvador y Bahía. Conversó con los descendientes de los rebeldes que se alzaron con "El Consejero". Revisó en las bibliotecas los viejos diarios de la época.

Así escribió también El Sueño del Celta, esa historia de Roger Casement y sus denuncias sobre los crímenes del Rey Leopoldo en El Congo y los de los caucheros en nuestra Amazonía. Recorrió lo necesario de Irlanda, El Congo y lo que hiciera falta de nuestra selva, tal como hizo antes para escribir La Casa Verde o Pantaleón y las Visitadoras.

Su obra no iba a ser historiográfica, pero necesitaba de los sucesos históricos para encender su imaginación y urdir las ficciones que acentuaran el drama, lo mítico, lo trágico o lo épico y dejar, entre sus líneas, la lección ética o poética que el lector quisiera hallar. Alguna verdad moral dejaba, surgida de esa combinación de hechos y creaciones.

El móvil de La Guerra del Fin del Mundo

Al contar el móvil que lo impulsó a escribir La Guerra del Fin del Mundo, MVLl ha contado, en su libro La Realidad de un Escritor, que esa historia antigua encarnaba un problema actual en los intelectuales latinoamericanos: “.. todavía tienen grandes sesgos ideológicos en su enfoque de los problemas políticos, sociales y culturales. Hay excepciones, por supuesto; pero en general yo diría que, si el enfoque pragmático es, como creo, más civilizado y mejor para entender lo que es la realidad, entonces la gente común en América Latina tiene, probablemente, una comprensión más clara que los intelectuales y artistas de lo que es bueno para Latinoamérica”.

La opacidad del político neoliberal

Ojalá el mismo carácter, dedicación, estudio previo, empatía, rigor y combinación de ética y estética que ha solido poner MVLl para construir sus personajes, escenarios y sucesos, los pusiera para cuando escribe sobre la política latinoamericana y sobre la peruana en particular. Pues no lo hace, y de cuando en cuando hace pronunciamientos donde ninguno de esos ingredientes están presentes y termina firmando textos prejuiciosos y dogmáticos, en el contenido, y de poca calidad en la forma.

Uno de esos textos es el que acaba de publicar sobre la segunda vuelta de las elecciones peruanas con el título poco imaginativo de "Al Borde del Abismo". El abismo sería el candidato de izquierda, Pedro Castillo. Con un estilo apagado y frío, MVLl llama a los peruanos a votar por Keiko Fujimori, la actual lideresa del grupo político contra el que ha hecho campaña desde hace 30 años, por su naturaleza corrupta y autoritaria.

Para justificar eso, el escritor ha incurrido en los mismos prejuicios dogmáticos que reprocha a parte de los intelectuales latinoamericanos. Sus líneas ofrecen un cuadro en el que Pedro Castillo es un amenazante Leviatán autoritario que está a punto de convertir al Perú en una sociedad estatista y comunista. De ese infierno no habrá regreso, asegura. Keiko Fujimori sería apenas un mal menor, inocuo frente al dragón rojo de sombrero cajamarquino. Y por ella hay que votar para salvar al Perú de su arrasamiento. Podrá tener sus fallitas, pero si hace propósitos de enmienda, debe ser Presidenta por los próximos cinco años.

La fragilidad del triunfo de Castillo en primera vuelta

La primera distorsión seria que hace MVLL es sobre la supuesta victoria “contundente” de Castillo en primera vuelta. Todos sabemos en Perú que no ha sido así. El primer lugar que ha obtenido, con un 19 % de votos válidos, ha sido, desde 1980, el menor porcentaje de los que obtuvieron los primeros lugares en primera vuelta. De hecho, ha tenido 10 puntos porcentuales menos de lo que obtuvo Humala en primera vuelta de 2006, y 20 puntos porcentuales menos que lo que obtuvo Keiko Fujimori en 2016. Y Humala y Keiko perdieron en segunda vuelta frente a su competidor.

MVLl también alude a los 37 congresistas que ha obtenido Perú Libre, de Castillo. Pero si se juntan las bancadas de la extrema derecha y la derecha a secas, van a sumar 85. Además estará la izquierda de Juntos por el Perú que son 5 y el centrista Partido Morado, con 3, que no van a apoyar ninguna transgresión antidemocrática desde el Ejecutivo.

De modo que si Castillo gana la presidencia, su gobierno va ser débil y vulnerable por la oposición dura que tendrá en el Congreso. Así que su victoria no ha sido contundente y podría ser perfectamente pírrica. Y si gana Keiko, con la mayoría congresal que tiene la derecha, lo más probable es que las transgresiones a la democracia vengan desde su bando, tal como ha sido la práctica fujimorista cada vez que tenían el control de algún poder del Estado

El mito del comunismo arrasador de Castillo

Lo de la sociedad comunista sin retorno que Pedro Castillo instalaría no solo no cuadra con esta fragilidad que tendría su gobierno. Tampoco encaja con sus antecedentes. MVLL afirma eso solo con el sustento del Plan de Gobierno que se supone aplicaría Castillo y que fue elaborado por el dueño del partido Peru Libre, Vladimir Cerrón. Es decir, solo con el soporte de un documento que nadie sabe aún cuánto pesa en las decisiones del candidato mismo.

Con un poco más de lealtad con su propia tradición de escritor abierto a los matices y claroscuros de sus personajes, MVLl pudo haber indagado más sobre los antecedentes de Castillo. Quizás encontraba rasgos que no cuadran con los de un estalinista inflexible sino con los de un dirigente sindical habituado a negociar y no cerrarse a un todo o nada.

También pudo haber encargado que le averigüen algo sobre Castillo en la provincia de Chota o el distrito de Pulla, la tierra del profesor, a ver si es el Dragón Rojo que él cree que es. De paso se enteraba de la pobreza y el aislamiento que campea sobre sus paisanos, cuyos hijos perdieron el año escolar porque nunca pudieron conectarse a las clases remotas de sus profesores.

No ha creído necesario indagar más el novelista, a diferencia de cuando indagó y reflexionó mucho sobre Roger Casement o sobre "El Consejero". Claro, porque ni Castillo, ni Chota ni Pulla tienen la espectacularidad épica del Santón de Canudos, ni el glamour del héroe irlandés. Y aquí apenas está en juego el destino de un país, de su país.

Una encuesta reivindica al novelista

Así que, con el genio y el carácter del novelista embotados por los prejuicios y el maniqueísmo dogmático de los neoliberales más duros, el político MVLL creyó necesario apresurarse a pedir que hagamos presidenta por cinco años a Keiko Fujimori, la jefa del clan político más turbio que ha conocido el Perú. Irreconocible, le pidió que ella sea la pulcra demócrata que haga “las reformas que conviertan al Perú en un país justo, libre y moderno y le devuelvan el liderazgo que alguna vez tuvo en el pasado de América Latina”.

Pero anoche IPSOS publicó la primera encuesta post primera vuelta. Castillo aparece con una ventaja significativa sobre Keiko, sobre todo en los dos estratos sociales más bajos y numerosos, y en las regiones que no son Lima. Eso le da la razón al MVLl novelista respecto a los prejuicios de ciertos intelectuales y al pragmatismo de la “gente común”. Como muchos peruanos, pienso que Castillo viene aureolado de mucha incertidumbre y que debería escuchar a las corrientes democráticas y suscribir un conjunto de compromisos. Pero muchísimos peruanos más ven el asunto de manera más sencilla y pragmática: ahora él es el único puente, así sea de esos precarios que cuelgan sobre los ríos, y Keiko es el abismo. Hay que pasarlo nomás.