Verónica Villarán: “Las niñas y niños de sexto grado no están listos para llegar al primer grado de secundaria el próximo año”
Corresponsal en Ayacucho
El retorno a las clases presenciales de los estudiantes, después de dos años de una educación a distancia de manera virtual, ha generado en ellos retrasos en el logro de aprendizajes y en el desarrollo de competencias. Si bien el Ministerio de Educación ha publicado la Estrategia Nacional de Refuerzo Escolar aún habría algunos vacíos en la norma, especialmente relacionados con su implementación. Para analizar este tema, Noticias SER entrevistó a Verónica Villarán, coordinadora del Proyecto Creciendo con las Escuelas Rurales Multigrado del Perú – CREER, que ejecuta el Grupo de Análisis para el Desarrollo – GRADE.
¿Cuáles son las principales constataciones sobre el retorno de los estudiantes a la presencialidad escolar en las zonas rurales de Cajamarca?
Estamos recorriendo escuelas rurales en el distrito de Cachachi en la provincia de Cajabamba y en el distrito de Bellavista en la provincia de Jaén. Son escuelas rurales multigrado donde la asistencia de los docentes y estudiantes es casi total. Es una presencialidad de lunes a viernes, en el horario completo. Aquí en Cajamarca, desde el último semestre del año pasado, es decir a partir de octubre empezó la semipresencialidad, eso también ha dado un poquito de base para que los docentes puedan continuar trabajando ya que empezaron el año pasado asistiendo una o dos veces por semana, casi en todos los casos, por lo menos en Jaén, pero en el distrito de Cachachi no tanto por la dispersión e inaccesibilidad a las escuelas rurales que es mucho más compleja.
¿Cómo están los niños y niñas con respecto al logro de aprendizajes y cuánto es la afectación que ha generado la pandemia y la no presencialidad escolar?
Son dos años de no presencialidad y lo que observamos es que en su mayoría los niños tienen un nivel de retraso en el avance del logro de aprendizajes. Los niños de tercer grado, de los que se esperaría que estén leyendo y escribiendo, en muchos casos no lo están haciendo o pueden llegar a leer una palabra, pero no hay todavía la comprensión de un texto un poco más largo, de una oración o de un cuento. Uno puede leerles un cuento y los niños te siguen totalmente, pero cuando lo tienen que escribir o marcar respuestas en una prueba, no pueden, porque no leen el cuento, no pueden decodificar lo que está ahí. Eso es algo que está preocupando a los docentes. En un aula multigrado los docentes trabajan con todos los niños, eventualmente si es unidocente es de primero a sexto, pero igual tienen una lógica de que si un niño está matriculado en tercero le toca cierto trabajo, y si está en quinto otro trabajo, y lo que están sintiendo los docentes es que todos los niños están por detrás de dónde deberían estar y eso les preocupa. Hay casos más extremos todavía y, por supuesto, hay casos de niños que han recibido mucho más estímulo, probablemente por parte de sus familias y están bien. Pero en su mayoría no.
¿Cuál es la situación socioemocional de las niñas y niños debido a estos dos años de no presencialidad escolar?
También nos importa mucho el bienestar socioemocional, en su mayoría los niños están contentos de volver a la escuela, se divierten, los vemos tranquilos, aunque hay algunos casos de hiperactividad que los docentes lo consideran como indisciplina; especialmente sucede con los estudiantes de quinto y sexto grado. Los niños no se quedan quietos, no prestan atención, y esto tiene que ver con que en el transcurso de dos años no se ha formado dicho hábito, . Yo diría, que hay un relajo de los hábitos cotidianos porque durante dos años al no tener la rutina de la escuela los niños se podían levantar más tarde, desayunaban o comían cualquier cosita a cualquier hora. Hay una situación que está pasando ahora, y es que los niños salen de sus casas hacia las escuelas sin desayunar, pero no porque la familia no les pueda proveer un alimento, sino porque no tienen hambre a las 7 de la mañana y eso hace que a las 9 ó 10 de la mañana, por el desgaste físico y sin alimento en sus estómagos, los niños quieren comer algo. Hay ciertos hábitos que no imaginábamos que se iban a cambiar por la pandemia.
¿Consideras que las estrategias o planes que está proponiendo el Ministerio de Educación son los más adecuados para nivelar los aprendizajes y competencias de los estudiantes?
En lo normativo, hace unos días, el Ministerio de Educación ha publicado la Estrategia Nacional de Refuerzo Escolar que ahora las regiones deben adaptar a sus contextos. Lo que se propone es identificar a los niños que necesiten refuerzo y que haya cuatro horas adicionales a la semana para trabajar específicamente con ellos, ahí, en la norma la cosa es más o menos clara; pero lo que va a suceder es que los docentes siempre te van a decir: “¿qué estrategias uso?”, porque ya se identificó a los niños que tienen problemas y están matriculados en cuarto grado, pero su nivel de desarrollo es de segundo. Es una preocupación legítima.
¿Qué está sucediendo con los niños de sexto grado que pasarán el próximo año a la secundaria? ¿Crees que se podrán revertir las deficiencias en el logro de aprendizajes y de competencias?
Ahí está la preocupación que tiene que ver con la cobertura. El caso más extremo es el de un niño que está en sexto grado por lo que quedan cinco meses del año escolar antes de que pase a la secundaria y en esos meses, probablemente, no se le podrá nivelar para llegar preparado a la secundaria. Partamos, también, de un contexto donde en las áreas rurales siempre hubo una brecha en los avances y progresos de aprendizajes, los niños siempre estuvieron por detrás de lo esperado; entonces, con todo ello y con dos años de no presencialidad escolar esto se ha agudizado más. Uno siente que las niñas y niños de sexto grado no están listos para llegar al primer grado de secundaria el próximo año. A los maestros les preocupan los estudiantes de sexto grado así como los de segundo, porque de segundo para tercer grado se debería dominar la lectura y claramente no existe ese dominio. Entonces, se requiere una estrategia clara a nivel de la norma y la operación logística. La pretensión de una hora más o cuatro horas más a la semana es solamente el cuánto pero no el cómo.
Desde tu experiencia, ¿qué se debería realizar para aterrizar mejor la Estrategia Nacional de Refuerzo Escolar y así utilizar mejor esas cuatro horas adicionales por semana?
Primero, hay que partir de un diagnóstico muy claro para saber qué niño o niña, con nombre y apellido, requiere el refuerzo y la recuperación de aprendizajes, y en qué área curricular. A veces uno se salta el diagnóstico, es más, recordemos que se ha aplicado un kit de evaluación la primera semana de inicio de clases, eso fue una normativa del Ministerio de Educación, pero esos kits no necesariamente se han procesado e interpretado adecuadamente para saber con qué niños hay que trabajar. Nosotros hemos venido (a Cachachi y Bellavista) esta semana a aplicar otra evaluación y la vamos a procesar en las próximas semanas y con esa data identificaremos a los niños, con nombre y apellido, y volveremos para luego hablar con los maestros. Por ponerte un caso, por ejemplo, la maestra Juana tiene problemas con dos niños con la lectura, entonces cada vez que la maestra trabaje lectura, nosotros vamos a apoyar a esos dos niños y sucederá lo mismo con matemática. Entonces se requiere un diagnóstico y además que se diga, desde una perspectiva más pedagógica, en dónde exactamente los niños están necesitando refuerzo y qué es lo que hay que hacer, con lo cual el pedagogo pueda decir que a este niño o niña le está faltando algunos aprendizajes o capacidades y, entonces trabajar en ello. En el mundo ideal, lo que habría que hacer es una atención personalizada a cada niño, como podría hacerse en las escuelas unidocentes donde hemos encontrado hasta 12 niños, en estas escuelas puedes darte el lujo de sentarte con cada uno de los estudiantes brindándole lo que necesita en su justa medida, pero en un aula donde hay 27 niños todo se hace más complejo.
Entonces, ¿se trata de logística y mayor cantidad de docentes acompañantes o hay elementos adicionales que complejizan el asunto?
El Ministerio de Educación emite una directiva y en realidad se tiene que hacer una bajada regional, una bajada provincial y una bajada hacia la escuela porque la operación final es en la escuela. Al final es un maestro con siete niños o 27 niños, que habiendo identificado cuáles tienen problemas, podría empezar a organizarse y decir, por ejemplo: “de las cuatro horas a la semana adicionales, los lunes y miércoles me voy a quedar una hora adicional con las niñas y niños que necesitan más apoyo en lectura, y los martes y jueves me quedaré con los que necesitan más apoyo en matemática”. Uno puede organizar, darles ese tiempo extra, que de seguro muchos docentes lo dan en el recreo o se quedan un ratito más; pero, en el área rural vamos a imprimir un poquito más de complejidad porque los maestros van y vienen en carros contratados y estos muchas veces hacen ruta a cierta hora y si los maestros no están al pie de la carretera, pasan sus carros, los pierden y no tienen cómo volver. Entonces la operación para quedarte una hora más va a suponer que se haga todo una negociación con la respectiva movilidad para que los recojan una hora más tarde. No es tan sencillo pedirle a un docente que se quede, salvo que viva en la comunidad. No es sencillo pedirle que se quede una hora más, lo que no quiere decir que no hay posibilidad de sentarse a negociar con los docentes que usan una combi. Ahora, la norma del Ministerio de Educación dice que se debe trabajar de tercero a sexto grado, y no primero ni segundo. Imagínate en un multigrado donde una docente atiende de primero a segundo grado, que sí se puede ir a la hora regular, pero su compañero docente se va a quedar una hora más pues atiende los grados superiores, entonces esa docente no se quiere quedar una hora más y va hacer fuerza para que la combi no pase una hora después a recogerlos, sino a la hora de siempre. Y lo otro, es que si no se planifica bien qué se va hacer en la hora adicional de refuerzo, será una hora más de lo mismo. Claro, se tendría que utilizar estrategias distintas.
Considerando las complejidades, ¿consideras que es posible lograr cerrar esta brecha en el logro de aprendizajes de los estudiantes, que se ha generado por la pandemia?
Yo creo que depende de cada caso. En lo individual, cada niño tiene su ritmo. En lo colectivo, he estado en escuelas unidocentes donde la mayor parte de los niños estaban en el nivel requerido ya sea porque el profesor se esforzó más en pandemia, o porque es la comunidad donde las familias han apoyado más a sus niños y niñas; pero, también he estado en otra escuela con características unidocente con unos 12 niños donde la mayoría estaba por debajo de su nivel. Entonces entre el primer y el segundo docente, los tiempos son distintos, porque uno los tiene casi casi alineados con mucho soporte de la familia, y el otro lo tiene complicado con familias que no están tan comprometidas. Entonces, ahí también hay críticas porque la familia ya ha estado dos años con sus hijos, en casa, y los están mandando para que la escuela y el docente se hagan cargo ahora. Las familias le dicen al docente: “ahora ocúpate tú, después de dos años ocúpate tú”. Estás familias ya no quieren que les carguen más la responsabilidad que sienten que han asumido durante dos años, responsabilidad que le tocaba a la escuela.