¿Y la última rueda del coche?
Teólogo y docente
Los mas sesudos estudiosos de la educación – que muchas veces no son educadores – se devanan el seso estos días, no siquiera especulando, sin haber pisado aulas, proponiendo soluciones magistrales de lo que debe ser la “vuelta a clases”.
Lo primero, las aulas. Que deben ser optimas, y si no lo están, los mencionados expertos espetan mayestáticamente: “hace tiempo debieron hacerlo”. ¡Claro! “Durante la pandemia se debió hacer”. “¡Tuvieron dos años!”. ¿No sé cómo entender eso?
Lo segundo que pontifican, asegurar las desinfecciones debidas del colegio para que los niños vuelvan con la confianza debida. Alcohol. Lavamanos. Sillas distanciadas. Mascarillas. ¿Se me olvidó algo?
¡Ah sí! Hay que asegurar las vacunas. Aunque las estadísticas van diciendo que las vacunas no han llegado a quienes debían. Pero los expertos dicen que sí o sí, se vuelve a clases. A paso forzado se tiene que volver.
¿Saben cuántos alumnos han migrado de los colegios particulares a los estatales? Muchos padres de familia, sobre todo en las capitales, tuvieron que hacer de tripas corazón de cuando podían antes pagar un colegio particular para, con dolor, pasar a sus hijos a uno estatal donde no pagan. ¿Esos estudiantes lo están asimilando fácil? ¿Es fácil para un chico después de haber estado en primaria y parte de secundaria en un colegio privado, estar ahora en uno estatal? Donde había, baños limpios, un data en el techo, cámaras en cada aula, profesores con terno, uniforme, etc. Ahora el alumno, de uniforme de costura y distintivo, al gris tristeza. De mi experiencia, No es fácil.
Pero, se olvidaron del actor principal: el Maestro. Hasta ahora no escucho de ningún plan socio emocional para que ellos vuelvan en las mejores condiciones emocionales y pedagógicas.
Dan por entendido que a los maestros no los tocó la pandemia. Se entiende que ningún pariente del maestro murió por el covid. Menos que hayan maestros que hayan muerto por covid. O sea, los maestros fueron asintomáticos al covid. Ellos no sufrieron con la enfermedad, ni el ómicron los afectó. No son humanos. Son súper humanos.
A todos los profesionales que trabajan, sobre todo en el estado, se les ha premunido de los equipos necesarios para su trabajo. Los llamados equipos de protección personal. Se ha previsto los tiempos de trabajo para evitar un posible contagio e Incluso para evitar su agotamiento se contrató a más profesionales. No he escuchado que vayan a contratar más maestros.
Muchos en plena pandemia tuvieron que comprar una o dos lap tops para cumplir con las clases. Quizá tenían una computadora en casa, pero muchos de ellos también tienen hijos estudiando. Y si, había que aumentar las megas.
Hasta hora no escucho nada destinado para los maestros como personas, como humanos de carne y hueso. Muchos, en muchas regiones y provincias del Perú, tendrán que viajar a sus sedes de trabajo.
¿Se ha previsto cómo será el abordaje del maestro con los alumnos en esta situación de post pandemia? ¿Volverán a clases como antes? ¿La pandemia sólo será una historia anecdótica? ¿Habrá algún momento para hablar de la experiencia de estos dos años? ¿Alguna sugerencia de los psicólogos para desarrollar el encuentro la primera semana?
Pero, todo está listo para el retorno. Los padres, quizá los más aliviados por la partida de sus hijos, ya se han apresurado a comprar los uniformes, los útiles. Y nada. Como siempre para el Estado, la educación y sobre todo el maestro es la última rueda del coche.