Opinión

Ya nadie es inocente

Por Carlos Reyna

Sociólogo

Ya nadie es inocenteFoto: Congreso de la República

Yenifer Paredes, la hija informal del presidente Pedro Castillo, estará dos años y medio en cárcel por la solicitud de un fiscal, la aprobación dada por un juez, y porque su mismo padre la expuso a esta circunstancia. Pero esto también ha ocurrido porque en el Perú la contienda política ha desaparecido. Las facciones se enfrentan a través de batallas judiciales y revelaciones periodísticas, alimentadas por casos de corrupción en los que los presidentes y sus entornos, o son culpables o lo parecen demasiado. Yenifer, a sus 26 años, ya es una más de tantos caídos en esta historia.

La joven irá 30 meses a prisión porque el fiscal y el juez argumentan que, estando ella en libertad, obstaculizará la investigación del caso en el que está involucrada y pondrá en peligro el proceso judicial en camino. En realidad ha sido el propio Pedro Castillo el que ha alimentado esos argumentos.

De hecho, desde antes que el juez dispusiera una primera prisión preliminar por unos días para Yenifer, y hasta después de que el fiscal pidiera la detención preventiva más severa por 36 meses, Castillo realizó actos muy notorios en el intento de debilitar al equipo de policías que trabajan para los fiscales en los casos de corrupción que lo involucran. Y cuando un fiscal asistente y un grupo de policías llegaron a Palacio de Gobierno para aquella primera detención de Yenifer, Castillo les impidió el acceso por más de una hora. Así, regaló argumentos para que el fiscal y el juez fundamenten el peligro procesal implícito en la libertad de su hija.

Antes de eso, es obvio que Castillo alentó, o toleró o no fue capaz de impedir que Yenifer se vinculara a personajes y actividades asociadas a la obtención ilegal de contratos de obras públicas en algunas municipalidades, tales como el alcalde de Anguía, Neil Medina, y el empresario Hugo Espino. Así, en lo que vive ahora la hija, también está la mano del padre de crianza.

¿Los actos de Yenifer y el alcalde Neil Medina tienen la misma importancia y gravedad delictiva?

El fiscal y el juez han equiparado a Yenifer Paredes con Neil Medina. El primero pidió la misma cantidad de meses de prisión para ambos, 36 meses. El segundo dictaminó algo menos, pero también igual para ambos: 30 meses. Pero no son equiparables y la misma información referida por el fiscal muestra que la actuación y el rol desempeñados por Medina en la aludida organización criminal ha sido mucho más importante y grave que el de Yenifer.

Medina es el personaje de la red delictiva que ha tenido interacción cercana con prácticamente todos los que serían participantes de ella en los casos presentados por el fiscal. Conocía y tenía llegada directa a Pedro Castillo. Fue aportante a su campaña electoral. Recomendó a Geiner Alvarado como ministro de Vivienda y a Salatiel Marrufo –su ex asesor en Anguía, como el Jefe de Gabinete de Asesores de Alvarado. De ese ministerio salía la plata para las obras contratadas en los municipios investigados.

Neil Medina era además amigo de Alejandro Sánchez, el dueño de la casa de Sarratea, y fue posiblemente quien lo contactó con Castillo. Estuvo con Marrufo y Sánchez en una reunión a la que llevaron a funcionarias del Ministerio de Vivienda para que informaran del listado de obras que tenían proyectadas. Hugo Espino, empresario adjudicatario de las obras que se llegaron a conceder es amigo íntimo de Medina desde el año 2010; recibió una obra de la alcaldía de Medina ya en el 2019; ahora ultimo recibió una de las obras a ejecutarse en la misma municipalidad; a cambio de estas obras le pagó a Medina coimas por 200 mil soles y una camioneta. En el camino Medina consiguió en Lima un departamento para Espino y la fiscalía investiga si este era su testaferro. Todo esto está acreditado. Con todo esto, mas su experiencia como alcalde, de todos los del grupo, Medina debe haber sido quien más sabía de la red sobre cómo conseguir y adjudicar obras de manera ilegal.

Comparados con la ubicuidad y la centralidad que tenía Medina en el grupo y su capacidad de gestionar contratos de manera ilegal, lo que la fiscalía muestra de Yenifer es una actuación bastante secundaria y menor. Hasta ahora no se le ha acreditado ningún acto delictivo, aunque deberá responder de dónde sacó el dinero que depositó a distintas cuentas del Banco de la Nación y qué era lo que recibía a cambio de ayudar a conseguir obras a Espino. Aún así, su papel sigue apareciendo como secundario.

La fiscalía la ubica como alguien que como hija del Presidente ayudaba a conseguir el financiamiento para las obras. Por eso, en el organigrama criminal del fiscal, aparece en un lugar alto y como la lobista de la red. Sin embargo, su propia información muestra que Neil Medina tenía llegada directa a Pedro Castillo, al ministro de Vivienda y a su Jefe de Gabinete de Asesores en el sector que gestionó el presupuesto ante el MEF, priorizó y asignó dinero para obras como la de Anguía. Medina no necesitaba a Yenifer para eso.

¿Ha sustentado debidamente el fiscal su pedido de detención preventiva para Yenifer Paredes?

Para sustentar que ella no tiene arraigo o compromisos familiares de calidad y por eso podría fugar sin mayores aprehensiones, el fiscal argumentó que no tiene hijos, como si ese tipo de arraigo pudiera existir solo cuando se tienen hijos. Contradictoriamente cuando señala que ella podría obtener apoyo de la organización criminal se refiere a su gran cercanía con Pedro Castillo y Lilia Paredes.

Para argumentar que Yenifer buscará obstaculizar las investigaciones, el fiscal ha sostenido que es una ficción que ella se haya entregado a la fiscalía, cuando eso está filmado. Si lo hizo para evitar mayor perjuicio para ella, esa no es razón para negar que la entrega fue un hecho constatado.

El fiscal prácticamente da por probado el papel clave de Yenifer en la organización criminal. Frasea sus hallazgos como si fueran incuestionables. Si así fuera, no se entiende por qué pedir una detención preventiva tan prolongada y no proyectar una cercana formulación de acusación a los investigados y el consiguiente pase a juicio.

¿La hipótesis del fiscal respecto a la supuesta organización criminal es la única posible?

La hipótesis fiscal es que la organización criminal se formó al inicio de este gobierno y tiene en su cúpula, como conductores, a Pedro Castillo y su esposa Lilia Paredes, y muy cercanamente a ellos, a Yenifer Paredes. Sin embargo, de la información entregada por el propio fiscal y los medios, y de la confesión de Hugo Espino, puede salir una otra hipótesis que calza mejor con esa información.

Esa organización criminal puede haber existido desde antes de julio de 2021, por los vínculos muy cercanos que ya existían entre el alcalde Neil Medina, el empresario Johny Espino, el asesor de Medina, Salatiel Marrufo, el también empresario Alejandro Sanchez Sanchez, dueño de la casa de Sarratea y el que llegó a ser ministro de Vivienda, Geiner Alvarado, que trabajó para el alcalde de Chachapoyas.

El real coordinador y conductor activo de este grupo, red u organización criminal sería, por lo ya dicho, Neil Medina. Lilia Paredes y Yenifer Paredes y otros familiares suyos habrían sido cooptados, ofreciéndoles participar en algunas obras, sin llegar a desempeñar el tipo de rol preponderante como el de Medina. Muy probablemente Pedro Castillo también fue cooptado y tiene que ser investigado cueste lo que cueste. Incluso, por supuesto, debería ser retirado de su cargo por vía constitucional si trata de impedirlo.

¿Por qué razón el fiscal no toma en cuenta las diferencias obvias entre los actos y roles de Jenifer Paredes y Neil Medina?

Porque se aferra muy singularmente a su “organigrama de la organización criminal”, con Castillo como conductor y Yenifer como pieza clave, pese a que no engarza bien con su propia investigación ni con lo dicho en la confesión de Espino. En eso es respaldado por su jefa, la fiscal Marita Barreto, y, al parecer, por la propia Fiscal de la Nación.

Esta fe del ministerio público en su organigrama, puede ser también el reflejo pasivo de la unanimidad que hay sobre eso en el universo de los medios peruanos, y no solo en los medios convencionales. Mantener inconmovible esa creencia en la verosimilitud de un organigrama criminal que mantiene los reflectores de la televisión y las caratulas de los diarios sólo sobre Castillo y su familia, también le sirve al Ministerio Público para mantener esa atención apartada lejos de sus problemas internos, que no son pocos ni de mínima gravedad.

¿Exceso de malicia? No, solo la percepción que, ahora, cuando el interés nacional ha sido desplazado por una batalla polarizada entre pandillas y corporaciones que pugnan solo por sus intereses facciosos, ya nadie es inocente. Ni acusados, ni acusadores, ni los indiferentes. Ni siquiera los ciudadanos comunes y corrientes, porque seguimos permitiendo que el país se hunda otro poco más cada día.